❝Separación❞
Y de la nada, ya se encontraban todos los puestos echos añicos, polvo por todas partes y los gritos ya no eran de diversión.
Fargan y Vegetta se estaban peleando, y pareciese que hasta la muerte.
Rápidamente corrió hacía Willy, quién se encontraba igual o mucho más sorprendido y asustado que el de gorro.
—¡Willy, socorre a los aldeanos lejos de estos dos!—trató de sacarlo de su trance, mientras lo tomaba de los hombros.—. ¡Ahora!
El albino tuvo un buen golpe de adrenalina, acatando las órdenes de Rubius con rapidez, alejándose de la escena mientras protegía a alguno que otro niño.
Ya teniendo a los pueblerinos a salvo, el cura tiene que hacer la parte más difícil; separar a dos Alfas que peleaban con fervor en mitad del pueblo.
—¡Fargan! ¡Vegetta!—sus gritos para ambos, tan sólo eran trasfondos de los gritos de la gente—. ¡Parad, parad ya!
Sus súplicas parecían no funcionar en lo más mínimo.
Bien.
Tomó una buena bocanada de aire, inflando sus pulmones y estirando su estómago de oxígeno, para luego salir corriendo en su dirección, mientras esperaba haberse lanzado en el momento justo. Rodó por el suelo después de haber chocado con alguno de los dos Alfas, rezando a que estuviesen algo aturdidos por el ataque repentino mientras se erguia con un rápido salto.
—¡Calmense ustedes dos! Joder, ¡¿en que están pensando al atacarse así aquí, en el pueblo?!—los reprochaba con la voz más dura que sus cuerdas vocales finas pudieran crear.
Un canturreo por parte de Fargan lo hizo mirarlo con temor; «que no la cague, que no la cague, que no la cague»
—Pero si Alfa éste empezó este baile, chaval.—apuntó con su brazo al azabache, jadeando.—. Por cortesía, se lo estaba siguiendo...
Y allí estaba la gran lengua de Fargan, quién sin previo aviso recibió un buen puñetazo, haciendo que el de olor a menta cayera aún más rendido al suelo. Regalo por parte de Vegetta.
—Uis... Parece que no sabes cómo bailar...—respondió con rabia mientras endurecia su mirada hacía Rubius. Sin embargo, no le dijo ni reclamó nada. Sólo... Se fue.
Trató de ignorar las feromonas en exceso de menta y nueses, peleando ellas también de quién reinaba en el lugar. Además de aquella mirada que le otorgó antes de irse; no decía que se fuera perdiendo en la mierda, sino que parecía suplicante de algo...
—¡Fargan!—el grito de Willy era en un tono preocupado.
Rubius bufó con molestia, acercándose a los dos.
—Me deben una buena explicación.
Mientras Willy ayudaba a Fargan a levantarse del suelo, miraba a Rubius con pizcas de molestia y miedo por lo que pide ahora.
El Alfa presente levantó su cebeza entre jadeos, dejando ver su moreteado rostro con su ceja partida, adornado también por un hilo de sangre recorriendo su ojo hasta sus labios.—No te debemos nada, Rubius.
El nombrado gruñó con irritación.
—Miren, tendré 2 de IQ para muchas cosas. Pero yo los vi muy cariñositos antes de que "Vegetta salvaje" apareciera. ¿Entienden lo que les digo?
Fargan iba a volver a hablar, pero se le adelantó el albino con un suspiro entre cortado. Relamió y jugueteaba con sus labios entre sus dientes por el nerviosismo notorio, dudando un poco en hablar.
—Yo...—comenzó tímido, hasta que volvió a suspirar con pesadez y miró a otra parte, evitando los ojos avellanas del teñido.—. Corté el vínculo con Vegetta.
Con esto, Rubius iba a reclamar, pero analizó otra vez lo que había dicho el albino, quedando petrificado de la sorpresa. Boquiabierto y con el ceño fruncido, completamente confundido, rugió.
—Qué tú... ¡¿Qué?!—la rabia que tenía Vegetta parece habersela pasado a Rubius, quién con frenesí removia su gorro y cabello en el acto—. Es una jodida broma. Muy jodidisíma.
—Rubius...
El albino fue callado con un gruñido, parecido a un grito de furia por parte del de gorro.
—Ustedes dos eran una hermosa pareja, Willy. ¿Porqué? No, ¿por lo menos lo hiciste de forma gentil? ¿Pensaste el como se sentiría Vegetta después de eso? ¡Era tu jodido predestinado, joder! ¡Eso no se hace!
Un silencio se hizo presente. Willy sólo se limitaba a mirar el suelo mientras algunas lágrimas corrían por sus mejillas. Era cierto; eran predestinados, compañeros puestos para estar juntos. Pero desde que apareció Rubius, Vegetta le prestaba menos atención y eso no le gustaba. Si no era él quién cortaba el vínculo, seguramente lo iba a hacer Vegetta, y realmente el ojiverde no lo hubiera soportado.
¿Precipitado? Claro que sí.—Tú lo hiciste con Mangel.—soltó en un resoplido Fargan en lo que limpiaba el polvo, sudor y sangre de su cara.
El teñido cura arrugaba la nariz. Otra cosa que era cierta; él con el pelinegro de ojos plateados oscuros eran predestinados. Se amaban, eran tal para cuál. Pero de tanta confianza, el cortejo... Bueno, ese era el problema con Rubius, no se sentía cómodo el cortejo que el de lentes le otorgaba, muy brusco. No alcanzó a marcarlo en lo rápido que iban. Pidió un tiempo, un espacio limitado por semanas... Aquello se convirtió en un rechazo claro para Mangel, por lo que lo dejó en paz sin protestar demasiado. ¿Que si lloró? Claro que sí, pero no le dolía tanto, gracias a la inexistente marca de colmillos en su cuello blanquecino con tonalidades rosas.
—Lo mío no se compara por la marca rota que lleva ahora Willy, Fargan.—soltó seco en lo que divisaba el sol saliendo entre los árboles y montañas, chismoso de lo que hablaban.
Fargan le gruñó, dispuesto a otra pelea; siendo detenido por Willy, negando con la cabeza en lo que sorbia su saliva y el nudo en su garganta. El Alfa le pedía, le rogaba con la mirada que lo dejara atacar a Rubius y enterrarlo bajo, pero bajísimo tierra por haberlo ofendido. Las miradas del albino siempre fueron de negación.
—Rubius... No tienes derecho a reclamarme. Ya te di respuestas ¿vale?, ahora déjanos tranquilos.—acomodaba a Fargan a un lado de sí y lo ayudaba a caminar, dirigiéndose a su hogar para curarlo; dejando a un Rubén Doblas rabiado, confundido y asustado más que nada.
Gritó nuevamente y maldecia entre dientes mientras hacía rabietas con sus pies; dándole pisotadas al suelo, como queriendo matar algo aplastandolo.
Si lo que dijo Willy era verdad—lo que obviamente sí lo es—, Vegetta tratará de matar a Fargan cada vez que lo vea. Llorará en silencio al ver a su predestinado con alguien más, y se rascará el cuello hasta hacerlo sangrar. Se maldecirá a sí mismo, culpandose de todo lo que hizo supuestamente mal con Willy.
Rubén de solo pensarlo le daban punzadas en su pecho. Ver a Vegetta así... Saber lo que hará a tal grado de sentirlo en tu carne. Él lo había vivido, lo comprendía. Pero el azabache era principiante en corazones rotos.Omegas y su empatía infinita.

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I will replace him
FanfictionUn "compañero" para los humanos es una "pareja". Una persona x de la que te enamoras y tal vez dures un solo mes diciéndole "te amo" para luego cambiarlo con el "tenemos que hablar". Pero para un hombre lobo, un compañero es alguien predestinado a a...