I will replace him

11

❝Plan❞

Luzu no podía dormir. Su mente daba demasiadas vueltas y su lobo le gruñia, molesto con la idea de dejar a su cazador en aquella celda, vulnerable con el frío que se acercaba demasiado rápido a su manada. Cómo mucho, les había dejado unos abrigos para que se refugieran esa noche.

Suspiró pensativo. Todo lo que quería era estar ahí con él, abrazarlo para que estuviera a salvo en sus brazos, sentir su calor, su complicidad.

Se lamió sus labios, levantándose de la cama que compartía con su querida Omega. A pasos sigilosos, se iba acercando al comedor; si Lana lo encontraba vagando ahí, tendría la excusa de que venía por un antojo de madrugada.

Observó la hora, cansado. Eran las cuatro de la mañana, seguramente sus compañeros estaban durmiendo; pero en serio que necesitaba estar tranquilo consigo mismo. Abrió la aplicación de mensajes, entrando a su chat con todos sus amigos en ella.

—Fargan, no quiero dejarlos encerrados allí.

Dejó el mensaje estar, sintiendo que un pedaso de presión se le iba.

«I feel so nervous.» le habló ansioso su lobo, removiendose de aquí para allá en su pecho.

«Sí... Yo también.» le respondió con una sonrisa forzada. Quería estar tranquilo, pero había mucho en qué pensar y dar una respuesta firme.

«I want to stay with him, I need that.» le insistía.

«Lo sé amigo. Ya veremos que pasa.»

Sacaba del refrigerador un bocadillo para mantenerse entretenido en algo que no sea carcomerse el pensamiento, escuchando una vibración de su celular que lo puso en alerta. Inmediatamente se volteó a revisar de qué se trataba.

David-
—Presente.

Suspiró de emoción. Justo estaba quién necesitaba que le respondiera, y con suerte, se relajaria.

David-
—Y dónde quieres dejarlos? Es el único lugar relativamente seguro.

Miguel-
—Cada uno podría llevarse a uno a su hogar... Solo digo.

Al Alfa se le iluminaron los ojos al leer lo que Mangel tenía en mente, aceptando de inmediato la idea. Sintió su corazón latir rápido al imaginarse las escenas que deseaba hechas realidad en la comodidad de su casa, impregnando el aire con su olor a uvas, deseando mezclarlo con el aroma a miel de su destinado.

—De hecho, esa idea no suena para nada mal. Así podría aprovechar de conocer a mi pareja.

Se apresuró a responder, dejando en claro que apoyaba a más no poder la idea del Omega. Sentía su boca hacerse agua de las ansias que le recorrían el cuerpo, dándole otro bocado al pastelillo.

Alejandro-
—Nunca pierdes el tiempo ¿eh, Luzu?

Dejó de lado su celular un poco rojo al leer lo que Alex tenía que comentar sobre el asunto, sin dejar de estar emocionado.

Pero Luzu no es el único que no puede dormir aquella madrugada.

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