I will replace him

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❝Conflictos❞

Sería un hermoso paisaje para admirar, adecuado para una caminata con aquella persona especial, tomados de las manos y balanceadose de forma torpe para hacerse reír el uno al otro; si no fuera por esa maldita llamada que hizo el pequeño Alfa de casco a Fargan.

Hubiera sido más prudente que le haya avisado que habían encontrado otros cazadores en los alrededores, que le regañara por alguna cosa que se había olvidado hacer, ¡e incluso estando ebrio!, pero, ¿para una aventura tan locamente suicida? ¿En serio?

—Tiene que estar bromeando. —bufó Willy, abrazandose a sí mismo por el frío que estaba empezando a sentir.

Fargan estaba frente a él, apoyado en un tronco y con los brazos cruzados, mirando a la nada con el ceño fruncido y analizando lo último que había estado hablando con Alex por teléfono.

Alex era un cachorro que conocía los límites y los respetaba mucho, pero era normal que quisiera aventurarse a más cosas. Igualmente, lo descoloca el echo que quisiera ir a buscar esa manada tan... peculiar, y con tanto entusiasmo.

—Lo mismo pensé cuándo Alex me llamó, pero se notaba que hablaba en serio. —respondió apresurado y nervioso—. Además, le encuentro algo de sentido... si se trata de Rubius y perder control, es que el asunto es demasiado urgente...

Las feromonas del Omega albino se esparcieron como flecha hasta él, provocando que carraspeara un poco su garganta al sentir el aroma tan agrio que tomó el coco.

—¿Tú también sientes algo por Rubius? —preguntó de la nada, con una voz apagada y triste.

Inmediatamente sintió un pinchazo en su corazón y su animal empezó a hacer ruidos adoloridos a esa expresión tan desepcionada del Omega. Parecía que el día se ponía cada vez más raro y peor.

—¿Qué? Claro que no. —lo miró aturdido, sin entender a qué va esa pregunta.

Se conocían hace ya mucho tiempo, ¿por qué preguntaría algo así? sino, no estaría con él. No le encontraba sentido a su pregunta por más vueltas que le diera, no iba al tema... a no ser...

—Así empezó mi Alfa... —retrocedió un paso, sin dejar de abrazarse, ahora con miedo.

El Alfa con olor a mentas se mordió el labio. No podía soportar ese olor tan amargo que estaba emanando el albino, así que trató de hacerle una revancha con su aroma de forma tranquila, y se fue acercando a él a paso lento. Era cómo si intentara acercarse a un conejito que correría lejos de él en cualquier movimiento brusco, por lo que procuraba ir despacio hasta su encuentro.

—Willy, yo no soy Vegetta. Y sabes lo que odio cuándo me comparan... —llegó hasta él, apoyando una de sus manos en el hombro ajeno para luego atraerlo a él, abrazandolo suavemente.

Sabía lo tan sensible que podía llegar a ser Willy, pero esto claramente era extraño. La escena estaba pasando tan espontáneamente que parecía ser una broma. Una broma muy amorfa y rara.

El albino dió un pequeño brinco una vez estando envuelto en los brazos contrarios, volviendo en sí al momento.

—¿Fargan? Lo siento, es solo... —suspiró con vergüenza, maldiciendo internamente.

Esos cambios de humor solo significan una cosa, y el Alfa ya lo sabía.

—Vas a entrar en celo en unos días, ¿cierto? —el Omega asintió apenado contra su pecho, por lo que símplemente palmó el cabello albino contrario al separarse, mostrándole una sonrisa—. Mejor vayamos dónde Alex y veamos su asunto, ¿vale?