I will replace him

09

❝Aclaraciones❞

Después de las escenas incómodas que se habían montado los licántropos y cazadores, Luzu decidió tomar a sus amigos de sus muñecas y alejarlos de los encarcelados, para poder hablar con más tranquilidad.

Bufó un aburrido Manuel, apoyado en una de las paredes de piedra en esa cárcel diminuta.

—Si me hubiesen dicho que me iban a traer acá a sólo encerrarme cómo animal... La idea de una muerte no era tan mala.

Raúl se mantenía callado, analizando a la nada.
—... ¿Porqué no nos mató?

Manuel se volteó a él, admirando su perfil dudoso y asustado. Suspiró haciendo una mueca; él no era de aquellos chicos que tenían el don de la empatía.

—Tal vez sea..., ¿porque nos quieren torturar?—sonrió torpemente, haciendo su voz aguda en aquella pregunta.

Raúl arrugó su nariz.
—¿Y que ganan con eso? Es decir, mejor habernos matado en ese lugar y llevar nuestros cuerpos a la aldea o a las afueras de su territorio, que es más lógico en su especie...

Manuel sonrió algo divertido.
—Si te lo propones puedes ser tan, pero tan psicodélico cómo yo...—hizo una cara tierna, arrugando sus labios y poniendo su mano en su pecho en forma de orgullo.

Raúl arrugó sus facciones con algo de susto y ya sin paciencia.
—Estás de coña.

—¡Ay, mi niña! Aprendiendo tan rápido...

—Qué no. Cállate.

Manuel iba a hablar otra vez, pero Raúl cerró los ojos y regularizó su respiración; cosa que hace cuándo busca el silencio para concentrarse y escuchar con más claridad las cosas a su alrededor.

Sus orbes aceitunadas brillaron en diversión y sus camisuras se estiraron en una sonrisa algo cínica, cómo de costumbre.

—Y me cuentas que es lo que hablan...

Observó otra vez al grupo, mirando cómo Luzu caminaba de aquí para allá, con palpable nerviosismo. Pero no podía escuchar.

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—Escupelo ya, tío. No le pongas más suspenso al asunto.

Se mordió el labio con temor por aquél apresuro que el de orbes plateados le proporcionaba. Posó su mano en su nuca, rascando aquella zona mientras su mirada bailaba por todas partes, sintiendo las miradas expectantes de sus compañeros en espera de la respuesta.

Tomó una gran bocanada de aire y dejó escapar el oxígeno, con ganas de no volver a respirarlo nunca más.

—El...—empezaba su explicación, rogando que sus compañeros no se volvieran locos por la noticia—, el de sudadera, él... Es mi..., my soulmate.

Susurró las últimas palabras, cerrando sus ojos con fuerza.
Algunos se miraron con el ceño fruncido al no saber que es lo que significa la última palabra, debido al poco conocimiento en inglés.

—¿Qué vas a hacer con Lana?—preguntó preocupado Alex, sabiendo de lo que hablaba Luzu.

Alex era cercando a ese Alfa de orbes azules, tanto que hasta compartían los mismos pensamientos. Ambos Alfas eran cómo hermanos, criados juntos, compartiendo la niñez y carcajadas inocentes hace años. Para Alex, Luzu era cómo un gran hermano mayor, un ejemplo a seguir. Por él, empezó a practicar inglés y conservaban conversaciones que el resto de integrantes no podía entender del todo, y eso lo hacía sentirse orgulloso.

—Se lo diré, obvio se lo diré.—sus palabras salían tropezando de entre sus labios—. Pero ahora, el asunto es... Que es un humano y para rematar, cazador.

El resto de integrantes miraba confundidos la escena, hasta que Fargan habló por ellos.
—¿De qué cojones estáis hablando?

Alexby bufó con irritación y antes de que Luzu volviera a querer matarse por tener que aclarar su asunto otra vez, habló:—Luzu encontró a su predestinado entre esos dos cazadores.

Todos se quedaron boquiabiertos, analizando la noticia mientras había allí un Luzu con la cara roja de vergüenza.

—Tío, si sólo uno es tu pareja, ¿para qué dejar el otro?—preguntó Fargan nuevamente, mirando de reojo a quiénes ocupaban su comisaría.

—Eh, sentí que... Si mataba al otro, mi predestinado me odiaria... A-Además de que parecen tan... Tan cercanos...—musitaba y miraba en la misma dirección que Fargan.

Tosió un Willy completamente nervioso de todo lo que iba a decir, sabiendo que Luzu tal vez no aguatanse.

—Esto es demasiada información para mi, chavales. No encuentro que sea buena idea mantenerlos aquí, cómo prisioneros, si uno es tu predestinado. ¿Qué tal si está casado al igual que tú? ¿Tendrá familia? Porque aunque tengan ganas de matarlo, es tu pareja y eso no lo harán a menos que él intente algo primero.—tomó aire, quitándose los nervios.—. Tenemos que pensar también el echo que es un cazador, tendrá un campamento por aquí, tal vez el que nosotros los raptaramos era un plan, no pode–

—¡Ya lo sé! ¡No me lo repitas!—rugió el de orbes azules, con éstos aguados.—. ¿Creen que no lo pensé? ¿Creen que no sé a lo que nos expongo? ¿Creen que no me preocupo lo suficiente? ¡Yo no escojo a quién estoy malditamente entrelazado, chicos! Y estoy tan decepcionado de mí mismo al no saber cómo actuar ahora, que si rechazarlo, que si aceptarlo, que si intentarlo...

Una mano se posó en su hombro, dándole una pequeña sorpresa de descubrir los ojos violetas que brillaban en comprensión, sin embargo su rostro no había expresión alguna.

—Luzu. Tú estás en todo tu derecho de escoger que hacer con ese cazador, además de tomarte tu tiempo de pensarlo. Mientras, nosotros podemos vigilar más de cerca el bosque por si resulta ser una trampa.—miró al albino, acusándolo de cierta forma en aquella oración.—. Yo te apoyaré en lo que decidas, porque no es justo que pienses en solo la manada antes que a ti y tu felicidad.

El más alto soltó un quejido mientras se derrumbaba en un llanto leve, pidiendo disculpas por todo.

Rubius fue a abrazarlo, siendo seguido por Alexby, dándole la razón al Alfa de ojos morados y dándole su apoyo a el de orbes azules.

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Manuel paseaba su mirada desde Raúl hacían el grupo, esperando respuestas.
—¿Qué es lo que pasó allí, Raúl? ¿Lo escuchaste todo?

Raúl ya estaba con los ojos completamente abiertos, con un sonrojo y su respiración, antes regularizada, ahora faltaba poco para que jadeara. Sentía que las palabras de aquél Alfa lo iban a enloquecer, sintiéndose apuntado discretamente.

—Parece que el Alfa ese que nos trajo..., Lucero o cómo se llame, encontró a su pareja predestinada entre nosotros...—se mordia el labio con fuerza, haciendo que se volvieran más rojos de lo que ya son.

Los cazadores conocen el mundo de los hombre lobos, incluso más que el suyo propio.