Cuando desperté a la mañana siguiente mis ojos rogaban por un poco más de sueño. Pero hoy era miércoles; lo cual significaba desayunar en Joe’s con las tres personas que me harían reír hasta quedar llorando.
A pesar de que la única familia que me quedaba eran Dylan y la abuela, consideraba a mis amigos como familia también. Había estado muy perdida cuando mi madre murió, pero Alexa, Oliver y Lía habían estado ahí para mi cuando sucedió y me ayudaron a encontrarme de nuevo.
No tenía que llegar a la casa de acogida sino hasta después del almuerzo así que podía tomarme mi tiempo de “chisme de la semana” con mis amigos hoy.
Soltándome el cabello del moño en el que lo tenía me levanté de la cama y caminé hasta el baño.
Cuando abrí la puerta no esperaba encontrarme con un Dylan atendiendo sus necesidades.
— ¿Pero qué rayos te pasa Dylan?,¿Cuántas veces tengo que decirte que le pongas seguro a la puerta? — prácticamente le grité —, no vives solo.
Cerrándome la puerta en la cara me gritó del otro lado que dejara de ser tan dramática.
Vivir con un hombre es una pesadilla, y peor aún, con un hermano que no le importa si le ven el culo.
Dylan y yo no nos parecíamos mucho a pesar de ser hermanos. Yo tenía el cabello liso y oscuro, él en cambio tenía el cabello castaño y rizado. Mis ojos eran mieles parecidos a los de la abuela, pero los de Dylan eran verdes como los de Sarah. Nos parecíamos en cuanto a la personalidad; eso nos hacía amarnos y odiarnos a la vez.
La puerta del baño se abrió y mi hermano pasó por mi lado dándome los buenos días.
—¿Tienes clase hoy?
—No, pero tengo que recoger a Bobby del mecánico y leer un libro para una clase de mañana — dijo dando un gran bostezo —. Si quieres podemos ir juntos por Bobby y te llevaré a Joe’s, igualmente tengo que pasar por la biblioteca.
Asintiendo con la cabeza le dí las gracias. Dylan estudiaba leyes en la universidad de Salt Lake y a pesar de verse como un vago era en realidad uno de los mejores estudiantes.
Entré en el baño para darme una ducha rápida y lavar mis dientes.
Después de un grandioso baño caliente me vestí rápidamente y cogí un abrigo antes de pasarme por la sala y esperar a Dylan.
Cuando por fin salimos del apartamento ya eran casi las nueve y cuarto. Habíamos quedado a las nueve y media en Joe’s. Teníamos que darnos prisa. Afortunadamente el mecánico no quedaba tan lejos y después de nos entregaran a Bobby como nuevo, Dylan me dejó en la cafetería.
Cuando entré al lugar divisé perfectamente 3 cabezas en la mesa del fondo.
—Pensé que nunca llegarías Eli, ya estaba pensando que te habían raptado los alienígenas —. Dijo Oliver cuando estaba frente a ellos.
—Alexa ya estaba pensando que te habías quedado dormida y la verdad no me sorprendería —. Lía señaló con el dedo a Alexa.
—No me mires así Eli, es tu culpa por dormir tanto —. Se encogió de hombros la morena.
Alexa, Oliver y Cecilia, o Lía - como le llamábamos -, eran mis mejores amigos. Alexa y yo nos conocíamos desde el instituto, en cuánto a Oli y Lía nos habíamos conocido en la universidad.
A pesar de ser totalmente diferentes los cuatro congeniábamos bastante bien. Aún puedo recordar como en mi primer año en la universidad había entrado a la facultad equivocada y creí que moriría de la vergüenza cuando tuve que entrar a una clase de Arquitectura.
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Bajo mi piel✔️
RomanceElizabeth Hill tiene claro lo que desea en su vida: ayudar a los niños del orfanato a conseguir un hogar, desayunar con sus mejores amigos todos los miércoles y conservar la poca familia que le queda. Zack Jensen no necesita más en su vida que el bo...