Primero que todo, les aviso que este capítulo tiene cierto contenido +18, así que queda bajo su responsabilidad leerlo. Y en segundo lugar, quiero decirles que es la primera vez que escribo algo así, por lo que si te gustó, genial, y si no, respeto tu opinión.
Disfruten este capítulo ♥️.
Fuimos atrapados por Richard, el guardia de seguridad, en medio de la tempestuosa lluvia. Estábamos empapados cuando subimos a su auto, mojando todo el asiento, y definitivamente mi pelo estaba chorreando en este punto.
Zack nos llevó hasta su casa con la excusa de que estaba más cerca y que podría darme una ducha caliente ahí.Llamé a Dylan en el camino y le hice saber que estaría en casa de Zack, él no dijo nada sobre estar en desacuerdo, solamente me gritó: ¡Usen protección! Y me colgó mientras reía.
Atisbe una sonrisa en el rostro de Zack luego de colgar con Dylan.
Maldito Dylan.
Apenas entramos, Zack se dirigió al baño en busca de unas toallas para secarnos, cuándo volvió yo todavía estaba inmóvil bajo el marco de su puerta, porque no quería mojar todo su piso.
—Ten — agarré la toalla que me ofreció, y trate de secarme lo mejor que pude —, déjame ayudarte con eso.
Me arrebató la toalla de mis manos y mientras se acercaba para ayudarme a secar mi cabello, me tomé el atrevimiento de darle un vistazo.
¿Un Zack empapado? Demasiado para mis ojos.
Mis ojos simplemente no podían parar cuando recorrieron sus fuertes brazos, después por su amplio pecho — que ahora estaba húmedo y podía ver su paquete de seis perfectamente a través de la tela—, y Santo Dios. Mis ojos siguieron bajando hasta encontrarme con la parte delantera de sus jeans oscuros, en dónde había algo presionando ahí, duro, con ganas de salir de esa prisión en la que estaba encerrado.
Un dedo me hizo levantar el mentón hasta que la vista de su erección fue reemplazada por esa tormenta gris que era capaz de ponerme a temblar como una maldita gelatina.
—¿Cosa vuoi da me? ¿Vuoi che ti tocchi? — dijo con voz rota —. Voglio fare tutto quello che ho sempre sognato, amore mio.
Dulce niño Jesús, no tengo ni puta idea de que dijo, pero sonó tan sexy.
—¿Sí sabes que no tengo ni la menor idea de lo que dijiste? — murmuré aún con la vista fija en sus ojos, él sonrió burlón, pero su mirada era puro fuego y seriedad en ese momento — ¿Podrías repetirlo en un idioma que entienda?
—Esto es lo que dije, Stellina.
Agarrando mi nuca me impulsó hacia adelante, estampando mis labios contra los suyos. Su cuerpo y sus labios estaban increíblemente calientes a comparación de la tela húmeda y fría de su camisa. Me volví lava ardiente en sus brazos, pasando mis brazos alrededor de sus hombros lo besé fuerte, con una pasión desenfrenada.
¿Qué había pasado con la Elizabeth que nunca disfrutaba realmente de los besos? Zack la había aplastado, y la había convertido en una adicta a su boca carnosa.
Una mano grande y pesada agarró mi cintura, y sin pensarlo dos veces, bajó hasta mi trasero para darle un apretón. Me separé un poco de sus labios, él me levantó rápidamente y lo besé nuevamente mientras enrollaba mis piernas en su cintura.
Esta vez no hubo risas ni comentarios mientras subíamos a su habitación, demasiado deseo contenido se filtraba entre los dos y parecíamos una bomba a punto de explotar con cada beso, cada lamida a su cuello, cada mordisco en mi hombro y cada roce de mi pelvis contra su erección.
ESTÁS LEYENDO
Bajo mi piel✔️
RomanceElizabeth Hill tiene claro lo que desea en su vida: ayudar a los niños del orfanato a conseguir un hogar, desayunar con sus mejores amigos todos los miércoles y conservar la poca familia que le queda. Zack Jensen no necesita más en su vida que el bo...