Capítulo 27.

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—¿Piensas quedarte toda tu vida en pijama y comiendo helado? —preguntó Dylan parándose frente a mí con los brazos cruzados, y su presencia interrumpía la visión de la película que estaba mirando en ese momento.

Y como lo dijo mi hermano, tenía puesta mi pijama y éste ya era el tercer tarro de helado que me comía yo sola.

¿Pero a quién le importaba si todo ese azúcar iba directo a mi trasero?

Me habían roto el corazón, así que esto era algo como una ley, simplemente engordar y deprimirme en mi sofá.

Después de salir llorando del baño de Alexa, me había encontrado cara a cara con Brooklyn, y ella me había traído a mi casa entre sollozos y miradas de preocupación. Brook había llamado a Oliver y después, estaba llorando como una magdalena en los brazos de mi mejor amigo, con Alexa y Lía acariciando mi espalda.

Ya había pasado una semana desde eso, y Zack no me había llamado.

Ni un mensaje.

Absolutamente nada.

Y mi corazón se rompió un poco más, porque lo extrañaba, porque quería retractarme de haberle dicho que lo amaba, quería que las cosas volvieran a ser como antes.

Quería que volviéramos a ser Elizabeth y Zack. Sin exnovias, sin cicatrices, sin tanto miedo de por medio. Pero nada de eso era posible, lo había dicho, había sido valiente al decir lo que sentía por él de verdad, y aunque no tuviera ni idea de cómo se amaba a alguien, sabía que lo amaba, lo sentía en mi corazón.

Zack no era mi felicidad absoluta, él era con quién yo quería compartir mi felicidad.

Y al menos yo tenía claro eso. ¿Zack? No sabía lo que él quería de mí, pero al parecer no era lo mismo que lo qué yo quería de él.

Dylan por fin se apartó dando un resoplido fuerte al techo, y seguí viendo “10 cosas que odio de ti”, porque era una masoquista, y las películas románticas eran como la excusa perfecta para seguir llorando y sintiéndome mal porque amaba a alguien que no me correspondía.

—No ha parado de ver películas, Elmo — escuché el murmullo de Dylan — ¡¡No sé nada sobre como consolar a una chica!! ¿Qué significa eso? Claro que soy sensible, todavía lloro con “Un paseo para recordar” ... — se aclaró la garganta —, trae tu bonito culo aquí, ella no me hará caso.

Rodé los ojos mientras me metía la cuchara llena de helado de chocolate a la boca.

Hasta el helado me recuerda a él.

Maldito seas, Zack Jensen.

No quería que nadie viniera a ver mi lamentable estado. Me veía como una mierda, y era consciente de eso, probablemente mi pelo era ahora una maraña de nudos, estaba segura que había manchas de helado en mí camisa y tenía que admitir que no me había bañado hoy.

Y aún sintiéndome y viéndome como algo que pisoteo una vaca, tuve que abrir la puerta del apartamento cuando los golpes incesantes me empezaban a dar jaqueca.

—No tienes que venir cada cinco minutos, Brook... — dije al abrir la puerta, pero me encontré con las caras enojadas de dos particulares señoras — ¿Qué hacen aquí?

— ¡Santo Dios! ¡Date una ducha, Mary! — gritó mi abuela abriéndose paso a mi apartamento —, cariño, hueles igual a tu difunto abuelo cuando se embriagaba hasta quedar viendo luces de colores.

Cogí mi camisa para olerla, y maldición, la abuela tenía razón.

—¡Beth! ¿Qué te ha pasado? No has ido al orfanato en días... — Carol empujó a la abuela para dirigirse a la cocina, dejando lo que parecía ser una cazuela, justo en el mesón —. Tu abuela tiene razón, Beth, date una ducha por el amor a Dios.

Bajo mi piel✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora