Por más tentadora que sonara la idea de comer de nuevo esos pastelitos, o los rollos de canela junto con el olor de un libro nuevo — y su compañía —, no podía. Hoy era día de cine en él orfanato y le prometí a Evan que estaría ahí.
Las promesas para Evan eran algo sagrado, como algo que nunca podías romper para el niño. Bianca, la psicóloga del orfanato, le había comentado a Julia que Evan era muy susceptible con las promesas y todo el tema de la confianza. Luego Julia me lo dijo a mí.
La madre de Evan le había hecho algo terrible al niño. Y no fueron solamente los golpes y el terrible accidente que había dejado una marca en su rostro.
Fue la forma en que traicionó la confianza de Evan. Cada vez que prometió cambiar, que le prometió nunca volver a golpearlo y a explotarlo para conseguir algo de cocaína. Evan le creyó, después de todo era su madre y él es solamente un niño.
—No me gustaría nada más que uno de esos pastelitos —. Dije mientras ponía un poco de distancia entre los dos.
—Y mi compañía —. Su hermosa sonrisa se ensanchó.
—Pero no puedo.
La sonrisa en su rostro desapareció.
—¿Por qué no? — su voz sonó un poco decepcionada —. ¿Tienes mejores planes que pasar la tarde conmigo y unos pastelitos?
No creía que hubiera un mejor plan que ese.
—En realidad, sí, los tengo — él se quedó callado mientras abría una caja —. Involucra muchas películas de Disney, un montón de niños apiñados frente a un televisor y dejarme hacer trenzas en el cabello.
A las niñas más pequeñas les encantaba jugar con mi cabello; eso me traía un montón de jalones, pero valía la pena al ver sus caras sonrientes.
—¿Tienes hijos de los qué no me he enterado? —. Se giró para mirarme y me dio una sonrisa socarrona.
—Sí digo que si, ¿saldrías corriendo por la puerta?
—No, les enseñaría que Castiel es mejor que Dean — sus hoyuelos se burlaron de mí mientras soltaba una risita —. Y les daría todos los pastelitos que quisieran, porque su madre acaba de rechazarlos.
—Eres tan molesto — me reí —. No tengo ningún hijo, lo que quiere decir que esos pastelitos son míos. Y Dean sigue ganándole a Cas.
Él sólo rio mientras ayudaba a cargar las cajas ahora vacías.
Se me ocurrió una idea.
—¿Quieres quedarte para la tarde de cine? —. Pregunté rápidamente antes de que pudiera arrepentirme.
Zack se quedó de piedra durante un segundo, luego una nueva sonrisa cruzó por su cara haciéndole ver muy atractivo.
—Cuenta conmigo, Stellina.
Creí escuchar un pequeño grito venir de la esquina de la cocina, probablemente fue Carol.
—¿Tendré mi cabello trenzado también? —. Se pasó una mano por su cabello castaño oscuro.
Su cabello era un poco corto en los lados, pero más largo arriba. Creo que las niñas podrían trabajar con eso.
—Prepárate para unos buenos jalones en tu cabello — le dije mientras le arrebataba la caja de las manos —. Zacky-Zachary.
Me fuí de la cocina mientras reía.
El almuerzo fue agradable, Zack se sentó junto a Paul mientras yo tenía a Evan a mi lado. El hombre siguió molestando a Paul por estar faltando a su entrenamiento y Evan saltó en defensa del adolescente.
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Bajo mi piel✔️
Roman d'amourElizabeth Hill tiene claro lo que desea en su vida: ayudar a los niños del orfanato a conseguir un hogar, desayunar con sus mejores amigos todos los miércoles y conservar la poca familia que le queda. Zack Jensen no necesita más en su vida que el bo...