Episodio 17

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—Devuélveme mis zapatos. No te conozco de nada. ¿Por qué te escondes? — Me pregunta Mariana con rabia en la mirada. Le lanzo los zapatos al calvero. Ella los recoge y los sostiene como si fueran pistolas.

—Me escondo porque he perdido la ropa y me siento un poco avergonzada. Vengo de muy lejos y tengo hambre. No conozco a nadie y encima estoy sangrando.

—¿De dónde vienes? ¿Por qué sabes mi nombre? - La verdad y nada más que la verdad.

—Vengo del futuro. Soy una viajera del tiempo. En el futuro somos amigas.

—La gente solo viaja a través del tiempo en las películas.

—Eso es lo que queremos que crean.

—¿Por qué?

—Si todos viajaran por el tiempo, habría atascos. Como cuando fuiste a ver a la abuela las Navidades pasadas y tuviste que atravesar el aeropuerto O'Hare, que estaba lleno hasta los topes. Los viajeros del tiempo no queremos que se nos compliquen las cosas, así que guardamos silencio. - Mariana asimilaba mis palabras durante un minuto.

—Sal de ahí. - Me dice.

—Préstame tu toalla de playa.

Mariana la levanta y todos los bolígrafos, lápices y papeles salen despedidos. Me la lanza por encima de su cabeza, yo la agarro y me vuelvo de espaldas para ponerme en pie y atármela alrededor del cuerpo. Es de un color rosa luminoso y naranja; tiene un dibujo geométrico muy marcado. Justo la clase de prenda que uno desearía llevar el día que va a conocer a su futura esposa.

Me doy la vuelta y camino hacia el calvero; me siento en la roca haciendo acopio de toda mi dignidad. Mariana se queda en pie, lo más lejos que puede de mí, y sigue en el claro. Todavía se aferra a los zapatos.

—Estás sangrando.

—Pues sí. Me has tirado un zapato.

—Ah. - Silencio. Intento parecer inofensiva y simpática. Simpática es el término que domina la infancia de Mariana, dada la gran cantidad de personas que no lo son.

—Te estás burlando de mí.

—Jamás me burlaría de ti. ¿Por qué crees que me burlo de ti?

—Porque nadie viaja a través del tiempo. —Si algún adjetivo define a Mariana es el de obstinada.

— Estás mintiendo. - Me dice.

—Papá Noel viaja a través del tiempo.

—¿Qué? - Dice ella.

—Claro. ¿Cómo crees que consigue entregar todos esos regalos en una sola noche? Se dedica a retrasar el reloj unas cuantas horas hasta que mete todos y cada uno de los regalos por las chimeneas.

—Papá Noel es mágico. Tú no eres Papá Noel. - Me dice.

—¿Quieres decir que yo no soy mágica? Vaya, María, no se te esCapítuloa ni una.

—No me llamo María.

—Ya lo sé. Te llamas Mariana. Mariana Hinojosa, y naciste el 13 de mayo de 1995. Conozco a tus padres Ana María y Juan Manuel, vives con ellos, con tu abuela y tus hermanas, Babará, y Carolina, en aquella casa enorme que hay ahí detrás.

—Solo porque sepas cosas no significa que vengas del futuro.

—Quédate por aquí un rato y me verás desaparecer. —Creo que puedo fiarme de mis palabras porque en una ocasión Mariana me contó que eso fue lo que le resultó más impresionante de nuestro primer encuentro. Silencio. Mariana se revuelve incómoda y aparta un mosquito.

—¿Conoces a Papá Noel?

—¿Personalmente? Pues..., pues no. —He dejado de sangrar, pero debo de tener un aspecto horrible.

— Oye, Mariana, ¿no tendrás por casualidad una tirita, o bien algo de comida? Viajar por el tiempo me provoca un hambre atroz. - Piensa durante un rato, luego introduce la mano en el bolsillo del pichi, saca una barrita Hershey a la que le falta un mordisco y me la lanza.

—Gracias, estas me encantan. - Me la como con pulcritud, pero muy deprisa. Mi curva de glucemia está muy baja. Dejo el envoltorio dentro de la bolsa. Mariana está encantada.

—Comes como un perro.

—¡Eso no es verdad! — protesto, profundamente ofendida.— Tengo pulgares opuestos, muchísimas gracias.

—¿Qué son pulgares puestos?

—Haz esto. —Le hago el signo de OK, y Mariana me imita.— Pulgares opuestos significa que puedes hacer esto. Significa que puedes abrir tarros, atarte los cordones de los zapatos y hacer otras cosas que los animales no pueden hacer. -Mariana no acaba de estar convencida.

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