º·CAP 1: FIESTA DE GALA·º

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Lunes por la mañana en Kamel, mi ciudad, mi linda y monótona ciudad, es en serio ¿Es qué no pueden cambiar un poco las cosas aquí? Bien, de acuerdo, puede que las cosas cambiaran hace cinco años cuando las sirenas y las hadas se nos aparecieron después de milenios, pero aún así nada cambió demasiado, lo único distinto desde que aparecieron es que hay más gente y las hadas hacen que de vez en cuando algún niño salga volando, pero bueno, a veces no está mal poner de portada del periódico del instituto "El hijo de la alcaldesa voló tan alto que ni la escalera de los bomberos pudo atraparlo" Aquello fue épico, pero en fin, desde que algunas hadas expertas en vuelo se encargan de estos tipos de "accidentes" provocados por las hadas jóvenes, no tardan menos de cinco minutos para que las personas vuelvan a tener los pies en el suelo, una vez me mandaron a volar a mi, y la verdad no da tanto miedo como dicen, además que saqué unas fotos increíbles, pero bueno, ahora multan a las hadas si mandan a paseo a la gente con sus poderes así que ahora hay menos noticias para informar, lo bueno es que así tengo más tiiempo para ir al bosque a sacar fotos, amo el periodismo y la fotografía y en el bosque hay unos paisajes hermosos, lo malo es que el bosque se llama "El bosque prohibido", nadie sabe la razón por la cual no podemos ir allí, pero como a mi me da un poco igual esas normas absurdas y sin sentido alguno, voy los lunes y los miércoles a sacar fotos a los animales.

- Cariño ¿Estas lista?- Me preguntó mi madre al otro lado de la puerta.

- Ya voy omma, no me metas prisa- Mi madre odia que le diga omma, pero es una costumbre desde pequeña, así que o se aguanta o se tapa los oídos.

Fui a mi armario y cogí lo primero que vi, normalmente a esta edad deberían importarme cosas como mi aspecto o esas tonterías que dice mi madre sin parar, pero justamente a esta edad es en la que menos me importa mi apariencia, además, amo ser única y genuina.

Fui a mi armario y cogí lo primero que vi, normalmente a esta edad deberían importarme cosas como mi aspecto o esas tonterías que dice mi madre sin parar, pero justamente a esta edad es en la que menos me importa mi apariencia, además, amo ser úni...

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Cuando me terminé de peinar bajé al comedor a desayunar, cogí unas tostadas y empecé a comerlas mientras me sumergía en mis pensamientos, o al menos eso intentaba, ya que mi madre como siempre empezó a hablar de lo mismo.

- Mikaela Royers, sabes muy bien que ese color no te favorece nada, ¿Por qué no te pones ese lindo vestido que te compré?- Se me había olvidado decirlo, aunque en esta ciudad no haya discriminación machista ni racista, mi madre siempre se empeña en que me ponga vestidos y sea una "señorita", además de que en esta ciudad siempre usan ropa de color pastel, ya sea azul, rosa, verde o morado, si quieres conseguir ropa negra u oscura tienes que conseguir a un costurero que esté dispuesto ha hacerte el favor, por suerte aprendí a coser desde pequeña y la mayoría de mi ropa me la he hecho yo, gracias a esto muchas personas me piden que les haga ropa y así he conseguido bastantes ahorros- Mikaela ¿Me estás escuchando?- Dijo mi madre sacándome por enésima vez de mi linda soledad en mi mente.

- Sí omma, y si ayer ya te dije que no ¿Crees que hoy te diré que sí?- Dije tomando mi mochila dispuesta a irme.

- Tienes puesto tu collar?- Preguntó mi madre, mientras lo asomaba por el cuello de la camisa, este collar lo tengo desde que tengo memoria, y creanme, no me lo puedo quitarmelo ni para ducharme ni dormir, ¿la razón? pregúntenle a otra persona, porque ni yo sé el motivo, pero tampoco me preocupa.

º·AMOR DE LUNA LLENA·º (Wyatt y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora