Decimoséptimo día: Verdades.

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Ah, hijos de puta, se la creyeron, D I A    D E    L O S    I N O C E N T E S.







































Ah se crean, si hay capítulo, no soy tan imbécil como aparento.



─Me iré a Corea.

Fue lo único que salió de los labios de Umji. 

─ ¿Qué? ¿Porqué? 

Yuna estaba confundida, no esperaba tales palabras y menos en aquel momento. 

Aunque al principio fue difícil de intentar algo con Umji, fue la que estuvo cuando casi decide suicidarse.

─Tengo unas cosas que arreglar, iré en unos días.

─Iré contigo.

─No, Yuna. Yo iré sola y regresaré pronto.

─No, la verdad es que estaba pensando en regresar, no aguanto este empleo y quiero visitar a mis padres.

─A tus padres o a... 

─A mis padres. Yerin ya no pertenece a mi vida y sé que yo tampoco ya no pertenezco a la suya. ─Conocidos de Yuna ya le habían contado que Yerin se había mudado junto a su nueva pareja, lo que la destruyó tanto que casi toma la decisión de suicidarse. ─Tú estuviste para mí cuando casi destruyo mi vida por una estupidez, no ella.

Umji solo atinó a abrazarla. ¿Cómo decirle a la que quería tanto que solo estaba jugando con sus sentimientos? Porque eso estaba haciendo con ella. Pasear juntas, tomarse de las manos, terminar sus deberes lo más rápido posible para pasar tiempo con Yuna, contarle sus dichas e inseguridades eran parte de la deuda, ¿eran parte de la deuda, no?


Un par de chicas estaban juntas en un centro comercial. Yerin sonreía de oreja a oreja al ver el rostro amargado de Sinb, ya que esta no quería venir a comprar, pero la trajo a rastras con la pequeña amenaza de que si se negaba iba a quedar en abstinencia. 

Treinta días para recuperarte | SinrinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora