Séptimo día: Me quedé sin ideas.

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Una hermosa noche junto a la compañía de la luna y las estrellas. Una hermosa noche en la cual Morfeo hizo de las suyas.

Una hermosa noche a su lado como los viejos tiempos.

Al levantarse sintió una humedad cálida sobre sus labios, cosa que no dudó en corresponder.

—Buenos días, princesa.

Esa voz no era a la cual estaba acostumbrada a escuchar todas las mañanas, ella se había acomodado tanto al estilo de vida que llevaba junto a Yuna. Ver a Sinb a su lado solo la hizo ver su realidad; jamás sintió algo por Yuna.

—Buenos días, cubito de hielo.

Siete días. Siete malditos días de los treinta que Eunbi había prometido para reconquistarla. ¿Cómo admitiría que no dejo de sentir algo por ella? ¿Cómo hará para cargar con la culpa de su infidelidad hacia Yuna?

Bueno, si de infidelidad hablamos, ella no tenía nada que decir. Engaño a Sinb con Yuju, y ahora estaba engañando a Yuju con Sinb.

Sus actos la delataban, sabía que esto no iba a terminar para nada bien.

—Huele muy bien. No te hubieras tomado la molestia de hacerlo. —Con una sonrisa adormilada, Yerin, trato de salir de la cama siendo detenida y acorralada por Eunbi.

— ¿Tienes hambre? —Preguntó Eunbi sosteniendo las muñecas de Yerin contra la cama. Esta solo asintió. —Yo tengo hambre de ti.

—No puedo hacerlo.

— ¿Por qué?

—Estoy viviendo muchas emociones en tan poco tiempo, apenas puedo sobrellevar algunas y otras salen sin querer.

—Estás diciendo que el beso de ayer, ¿fue un impulso?

—No, no, no, no. Me estás malentendiendo.

— ¿Entonces?

—Solo estas apresurando las cosas.

—Está bien. —Sinb se levantó, liberando las muñecas de Yerin. —Preparé jugo de fresa con huevos revueltos.

— ¡Yummy! Mi favorito. —Responde Yerin con una sonrisa levantándose de la cama en dirección al comedor.

Ambas chicas tomaron un saludable desayuno. Entre risas y recuerdos el tiempo iba corriendo, quizás Bolt estaría envidioso de esto.

Sinb había salido unas horas por una llamada de emergencia de su padre. Yerin por su lado se había quedado en el departamento de la contraria, se sentía rara al estar ahí tan solo vestida con un poleron y ropa interior.

Bastaron treinta minutos para que se tomara una ducha fría y se vistiera adecuadamente.

Unos toques en la puerta la hicieron poner en alerta.

— ¿Quién es? —Preguntó Yerin tomando una sartén de la cocina como arma por si era una persona con malas intenciones, cosa que aprendió en una película.

—Servicio al cuarto.

Aquellas palabras tranquilizaron a la jovencita.

—Pase. —Respondió.

Se quedó en la cocina inspeccionando el frigorífico por si había algunos dulces o postres.

—Ya está arreglado el agua a vapor de la ducha. —Dijo entrando a la cocina el encargado. —Solo evite usar el agua fría y el agua caliente al mismo tiempo. El vapor es algo nuevo que está implementando el hotel y-

— ¿Sehun?

Ambos chicos se quedaron anonadados por la repentina sorpresa, otra vez el destino había unido sus caminos.

Treinta días para recuperarte | SinrinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora