Quinto día: Iluminas mi vida más que el Sol.

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—Así que Yuna no estará contigo.

—No, tiene que viajar a Japón. —Yerin resopló al contárselo a Eunbi, no quería a Yuna lejos ella dejándola sola a su merced.

—Y eso, ¿Por qué?

—Fue contratada por una nueva editorial.

—Totalmente inesperado.

—Sí.

— ¿Cuándo se va?

—Mañana en la tarde.

— ¿Qué haces ahora?

—Dormir. Trato de dormir.

—Compré un nuevo departamento. ¿Quieres verlo? Te puedo recoger.

—No creo que sea la mejor idea.

—Ya estoy saliendo.

—Supuse que no te negarías, te espero.

Yerin estaba sola en aquella fría noche. Yuna al recibir la noticia a la primera persona que avisó fue a Yerin, ambas tuvieron un festejo tanto sexual como romántico. Habló con sus padres, los cuales le pidieron que los visiten antes de su despedida.

Yuna confirmó contenta, iba a ir con Yerin pero la Universidad y su último parcial la obligaron a quedarse.

Se sentía mal por ir a un lugar donde solo estarían ambas solas. Atrapadas entre cuatro paredes. Quizás no era la mejor idea del mundo, pero ahí estaba.

Subiendo al coche de Sinb, el cual acababa de llegar.

— ¿Cuándo lo compraste?

—Ayer en la noche. Se notaba la tensión sexual que Sojung y Eunha se traían y yo estando ahí solo hacía mala presencia.

— ¿Y tú antiguo departamento?

—Lo vendí. Me traía malos recuerdos.

Yerin se sintió mal por aquel comentario. En ese lugar ambas pasaron muchas cosas, su primera vez, su primera cena romántica, sus noches de veladas y las tantas veces que tonteaban juntas, ese lugar tenía historia. Eunbi pareció notar el rostro entristecido de Yerin.

—No lo digo en ese sentido, linda. Los últimos meses solo era una prisión de cigarros y alcohol. —Trató de arreglarlo.

—No, no te preocupes. A veces es bueno desechar algunos recuerdos.

—Para crear nuevos. —Eunbi completó la oración estacionando en la cochera del edificio.

Ambas subieron por el ascensor hasta llegar al nuevo departamento de Eunbi.

Este tenía un color pastel, algo nuevo en Eunbi ya que era más de colores grisáceos. Las paredes rosa pastel con algunos cuadros puestos adornaban perfectamente el lugar. Una mesita de estar había entre cuatro sillones en forma de cuadrado dentro de lo que parecía la sala de estar.

—Impresionante, ¿Cierto?

— ¿Rosa?

—Rosa pastel para tu información.

—Esta no es la Sinb que conozco. ¿Qué hiciste con ella?

—El rosa pastel es un color relajante que influye en los sentimientos haciéndolos amables, suaves y profundos, provocando de esta forma a sentir cariño, amor y protección. En pocas palabras, el rosa es hermoso.

—Estas cambiando.

—Sí, cambiando para bien.

—Me alegra que sea así. —Yerin abrazo a Sinb, inesperadamente, ya que no pensaba hacerlo; pero era como si su cuerpo haya tomado vida propia y lo hiciera.

Treinta días para recuperarte | SinrinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora