ABC del MitsuBoru. |Finalizada.

S de Semana.

Puede que una sola semana haya sido algo pasable y tranquilo, pero...

¡¿Por más de 8 semanas?!

A veces detestaba que Sarada fuera la Hokage y tuviera que seguir sus órdenes a toda costa, sin embargo, ¿le daba el derecho de preocuparse de esa forma?

— ¿Por qué lo enviaste a una misión de clase S?— Le habló con molestia, viéndola desde un lado de su oficina.

— Pensé que no llegarías hasta el mes siguiente— Dijo sin mirar los zafiros de Boruto, ella prestaba atención a las hojas que estaban en su escritorio. Se había retrasado al pasar tiempo con su pareja.— además, Mitsuki era el único Jonin libre. Deja de quejarte, Mitsuki te espera por meses para que tu llegues de tus largos viajes.

— Tch, como quieras.— Dijo sin mucha paciencia por estar allí, abandonó la oficina de la Uchiha y se retiró a la casa que compartía junto a Mitsuki.

Esas semanas sí que serían duras.

...

— Mitsuki, veo que por fin llegaste.— Dijo con alivio, tal vez le mintió a Boruto sobre el tiempo real pero no podía lidiar con é.

— Sí, pero cumplí con la misión.—Dijo con tranquilidad, viendo que Sarada dejaba de estar tan estresada.— ¿sucede algo?

— Tu esposo es lo que sucede.—Dijo con tedio.— Tuve que mandarlo a hacer otras pequeñas misiones, no creí que fuera tan fastidioso.

—¿por qué lo dices? No se suponía que llegaba dentro de dos meses?— Dijo un tanto confuso.

— Sí, pero al parecer, terminó mucho antes de lo que pensé y llegó después de que te habías ido.— Dijo con cansancio, además de estar un poco irritada.— Aunque de verdad te extrañaba, de eso estoy muy segura.

— ¡Sarada!— El grito de Boruto interrumpió su conversación, abrió la puerta con impulsividad dispuesto a quejarse pero...

Sus zafiros vieron a Mitsuki y toda su molestia se esfumó.

— ¡Mitsuki, te extrañé!— Dijo abrazando al peliceleste.

— Ahh, espero que pasen un buen momento juntos— Dijo Sarada con una pequeña sonrisa, para volver a su seriedad de siempre.— pero ahora estoy ocupada y necesito que te retires Boruto.

— No! Quiero preguntarte por qué me dijiste que Mitsuki regresaría en ocho semanas.— Dijo con un tono caprichoso, separándose del ojiámbar y cruzándose de brazos.

— Por qué no te dije la verdad? Bueno, quería hacerte sufrir un poco.— Dijo con simpleza.

— ¡¿eh?!— Se veía realmente molesto.— Fueron cuatro meses, Ensalada. Debiste decirme la verdad!

— Es simple, eres tan despistado que cuando te vas dejas a Mitsuki solo por un gran tiempo— Dijo con molestia.— y eso es muy molesto, cuatro meses es nada comparado a cuánto dejas tú a Mitsuki.

— No debiste hacerlo, Sarada.—Dijo Mitsuki con una pequeña sonrisa.— No me molesta algo como eso...

— Tch, eres muy complaciente Mitsuki.— Dijo con fastidio.— Como sea, espero que hayas aprendido tu lección y que esas ocho semanas te hayan ayudado a darte cuenta cómo se siente tu esposo. Idiota.

¿Semanas? Tal vez Sarada lo hubiera sufrir más, pero tampoco era tan maliciosa. A veces esa pareja era muy extraña o muy normal, pero no podía cambiar su forma de ser. Ellos se querían tal cual como eran.