En tiempos de...

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Marco usaba unos short de tela negros juntó con unas medias negras, serían cerca de las cinco de la tardé pronto. Kyle había salido por compras y él se dispuso a leer, leyó a uno de sus autores favoritos, después de tanta tragedia miró el sol que imponente se mostraba por su ventana, la voz de su pareja se escuchó sobre el cantó de las aves y sonriente se levantó, lo vio en la cocina dejando los víveres, aún traía puesto su cubre bocas, aclaró su garganta y a través del arco que separaba la cocina del comedor recitó.

— Oh, hombre de todos, hombre de nadie, que vives en mi mente, tu que con tu cuerpo provocas pasiones y entre tus caderas llenas de satisfacciones.

— ¿Marco?

Preguntó incrédulo Kyle.

— Aun en estos tiempos de tragedia yo quiero vivir junto a ti intensas pasiones hasta el amanecer.

Kyle empezó a retroceder cuando vio al moreno entrar a la cocina, se veía como un depredador y sus caderas se movían insinuantes.

— Aún en estos tiempos de tragedia, yo me atrevo a hacer una propuesta indecorosa.

— Marco, alejate de mi, vengo de la calle y no me e podido cambiar.

Kyle sintió un escalofrío cuando su espalda chocó contra la pared y apenas reaccionó cuando Marco ya estaba pegando su cabeza contra su pecho.

— A mi y solo a mi, déjame ver que es lo que hay debajo de ese cubre bocas.

Le dijo coqueteo y Kyle mantuvo una expresión sería ante eso, pero después no pudo evitar soltar una carcajada.

— ¿Qué fue eso?

Preguntó curioso.

— Estoy tentado a escribir literatura erótica para estos tiempos de cuarentena.

Marco ya había dejado ese brilló coqueto en sus ojos, ahora solo sonreía satisfecho de tener a su novio de vuelta en casa.

— Bueno, puedo darme un baño y podemos crear suficiente contenido para tu libró.

Marco soltó una ligera risa y antes de poder decir algo sintió una nalgada lo suficiente fuerte como para hacerle dar un brinco.

— Espera Kyle.

— Te veo en el cuarto.

Le guiño un ojo mientras se quitaba el cubre bocas, sus pasos tomaron dirección a su habitación, el juego se le había salido de las manos.

— ¡Kyle, era broma!

Amor en el 20.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora