Acto 1.

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Mira con una pequeña sonrisa su alrededor, sus compañeros van y vienen, todos ignorando a los demás.

— Yo sé que la vida puede ser hermosa.

Dice decidido arreglando sus ropas, hoy era el primer día de su último año en preparatoria, ve como todos van y vienen, sin prestarle atención o así fue hasta que tropezó e interrumpió a una pareja.

— ¡Lo siento!

— Agh.

Dijo la chica alejándose de ellos.

— Mira lo que has hecho maldito nerd.

Dicho fastidiado mientras caminaba lejos de él.

— Sí, yo se que puede ser hermosa.

Volvió a repetirse.

— ¿Qué puede ser hermosa?

— ¡Ah! Kubo no hagas eso.

Dijo alejándose unos pasos de su amigo.

— Lo siento, llegué temprano y te vi deambular por toda la escuela y me diste curiosidad.

— Te voy a poner una campana en el cuello, eres muy silencioso.

— No es mi culpa, la escuela no es muy grande tampoco.

— ¡Ya llegaron!

Una chica grito alterando a las demás, Miguel miró con ilusión a los tres chicos que entraban a la escuela, siendo observados y admirados por todos.

— Que fastidió, sobrevivieron otro año.

— Sabes que ellos son muy listos.

— ¡Agh! No entiendo porque son tan malos.

Miguel se encogió de hombros y apretó sus puños.

— Me gustaría ser su novia.

— Un sueño.

— Si me juntara con ellos, los chicos se precatarian de mi.

— Tan hermoso.

— Me gustaría que fuesen mejores personas.

Habló Kubo uniéndose a la multitud, multitud dónde había perdido a su amigo.

— Eso sería hermoso.

Dijeron las chicas.

[...]

— Simón, saltarse las clases es tan anticuado y más el primer día.

Dijo Marco mientras comía una paleta de cereza.

— Pero no te negaste mucho.

Marco le mostró el dedo de enmedio logrando la risa de sus dos compañeros.

— Miren lo que tenemos aquí, trío de ratas escurridizas.

— Agh, director Kyle.

— Bienvenidos a su nuevo ciclo escolar, Marco, Simón y Leo. Parece que tendrán una larga suspensión.

— Director, no es lo que piensa.

— ¿Entonces qué es?

— Que estamos tomando un descanso, todos nosotros tenemos permiso, miré, el profesor del taller de fotografía nos mandó a prepararnos para una nueva sesión.

— ¿Seguros?

El pelinegro miró la nota, no podía negar que era la misma letra.

— Lo tiene ahí director, ¿Qué más desea que le digamos?

— Lo estoy vigilando joven.

Marco le guiño un ojo, lamio la paleta de manera sugerente y el director se marchó.

— Muy bien, ¿Quién eres tu don nadie?

— Soy Miguel, Miguel Rivera y necesitó un favor de ustedes.

— ¿Un favor?

Preguntó Leo.

— Que me dejen estar todo un día con ustedes, no es necesario que me hablen, pero si estoy con ustedes y los chicos ven que me toleran no se meterían conmigo después, solo quiero un último año en tranquilidad.

Marco bufo.

— Eres muy gracioso Don nadie, pero, ¿Qué ganamos nosotros?

— Soy bueno falsificando boletas de calificaciones, permisos y notas de ausencia.

— ¿Recetas médicas? Mi entrenador no me quiere dar un descansó y yo lo necesito...

— Simón, callate.

— Igual puedo hacer eso, pero, por favor piensenlo.

— Marco no lo molestes.

— Callate Leo. — Marco tomó el rostro de Miguel, le miró fijamente. — Viéndote bien don nadie, eres muy apuesto y atractivo, tienes buen cuerpo.

— Puede bajar un poco de peso, tiene unos grandes cachetes.

— Se les dice mejillas Simón y yo creó que te ves bien Miguel.

— Sabes, esto podría ser fantástico, un cambio de ropa, un poco de colonia, arreglamos tu cabello. Chicos hagamos que él sea irresistible.

— Hagamos de él todo un galán.

— Será divertido.

— ¡Hagan que sea irresistible! ¿Okay?

Marco dijo lo último con una sonrisa socarrona a Miguel, quien aclaró su garganta para contestar.

— ¡Okay!

Simón y Leo lo tomaron cada uno de un brazo y lo arrastraron a los baños.

[...]

— Deja de dar tantas vueltas, harás un agujero en el suelo.

— No llega Teodora y cuando lo vi estaba actuando raro.

— No eres su mamá, él llegará.

— ¡Ahí vienen!

— ¿Los profesores?

— ¡No! ¡Ellos!

— ¿Quién es aquél que los acompaña?

— Por dios Kubo mira quien viene entrando.

— ¿Miguel?

— Simón, Marco, Leo y Miguel, ¿No crees que sus nombres son tan geniales?

— Parecen Ángeles.

— Estas locas, parecen demonios y yo quiero que me castiguen.

— Bien chicos, todos sentados, hoy tenemos un nuevo compañero.

Amor en el 20.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora