The Courtship Of Harry Potter - Diana Williams (dkwilliams)

Capítulo 13.- Negociaciones

Harry le dio la contraseña a la Dama Gorda y entró en la sala común de Gryffindor, todavía riéndose por la broma que Ron acababa de decirles. Había sido un día maravilloso. La primavera había llegado a principios de este año, y el aire había estado vivo con el aroma de las cosas en crecimiento. Ron había estado de muy buen humor, ya que había gastado más dinero de lo habitual, cortesía de su regalo de cumpleaños de los gemelos cuyo negocio se estaba disparando. Habían visitado todas las tiendas en Hogsmeade y luego se detuvieron en Las Tres Escobas para tomar una cerveza de mantequilla, y Harry se sentía más contento con su vida que en toda la semana.

Había sido una semana particularmente dura. Malfoy ya había recibido sus ofertas de contrato y se regodeaba sobre ellas, en voz alta y en público, especialmente cuando Harry o Ron estaban cerca. Harry aún no había recibido el suyo y no sabía si ser feliz o no. Cada vez que una lechuza entraba al Gran Comedor, la mayoría de los estudiantes de Hogwarts miraban con avidez para ver si era para Harry, y sentía que vivía en una pecera, incluso más de lo habitual. El favoritismo del profesor Max hacia él en la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras fue más descarado que nunca, y Harry quería esconderse debajo de su escritorio avergonzado. El hecho de que sus compañeros Gryffindors se estuvieran cansando de su trato especial y mirándolo cuando Max le otorgó alegremente puntos de la casa lo hizo aún peor.

Por malo que fuera, la clase de Pociones era aún más miserable. Snape ya no lo atacó, pero luego no le habló ni lo miró. Incluso cuando Harry había explotado accidentalmente su caldero y bañado a la mitad de los Gryffindors con una poción que les daba colmenas moradas, Snape no había reaccionado gritando o quitando puntos de la casa. El maestro de Pociones lo ignoró, completa y totalmente, como si estuviera sentado bajo su capa de invisibilidad, sin importar lo que hiciera o dijera. Y como Harry todavía soñaba todas las noches con ese beso en las escaleras, la actitud de Snape lo estaba volviendo loco.

No ayudó que Ron ignorara por completo la situación, ni que Hermione estuviera mirando a Harry como si temiera que en algún momento pudiera romperse en pedazos. Hoy, ambos se habían relajado y se habían comportado como solían hacerlo, burlándose unos de otros y de Harry, y él había estado agradecido por el aplazamiento. Esta excursión en Hogsmeade había sido algo que todos necesitaban.

—Ron, eres tan idiota—Dijo Hermione con afecto divertido.

—Y aun así amas... ¡Profesora McGonagall! —.

Harry y Hermione se volvieron sorprendidos ante la exclamación de sorpresa de Ron al ver a su Jefa de Casa de pie en la sala común, aparentemente esperándolos. Ella levantó una ceja divertida.

—Estoy encantada de saber eso, Sr. Weasley—Dijo secamente y Ron se puso escarlata al darse cuenta de cómo había sonado eso—Sin embargo, no debe preocuparse; mis afectos ya están hechos—Se volvió hacia Harry sosteniendo un pergamino y pudo ver un gran sello de cera asegurado—Sr. Potter, esto es para usted—.

Harry tragó saliva y buscó el pergamino—¿Del Profesor Spindley-Worme? —.

Ella asintió—Tienes tres semanas antes de las vacaciones de Pascua para considerar sus términos. Si desea hablar sobre cualquier parte de este contrato, venga a verme—.

Harry asintió y se quedó mirando el pergamino enrollado en su mano por un largo momento después de que ella se fuera.

—¿Harry? —Levantó la vista para ver a Hermione mirándolo con preocupación—¿Quieres algo de tiempo a solas? —Él asintió, agradecido por su sensibilidad, y Hermione agarró la mano de Ron—Vamos, Ron—Ron parecía que estaba a punto de protestar, y ella lo besó y luego tiró de él hacia las escaleras—Vamos—.