Despedida

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Después de que se pasarán los dos días las cosas de Degel se encontraban metidas en sus maletas gracias a la ayuda de su hermano, Camus lo acompaño al aeropuerto seguido de Afrodita, Milo, Aioria y Angelo.

-Espero que te vaya bien Degel– dijo Camus abrazando a su hermano con lágrimas en los ojos.

-No llores Camie– correspondió acariciando su cabello– estaré en contacto cuando llegué.

-Esta bien.

-Camus recuerda esto– se separó y tomo las manos del peliacua– nunca te rindas a tu sueño, tienes un gran camino por delante, jamás dejes de cantar, recordare tu dulce voz para recordarte, si sigues así brillarás y serás un gran cantante, sigue adelante y no te rindas.

Camus al escuchar esas dulces palabras de su hermano mayor, lo abrazo más fuerte siendo correspondido.

-Quiero darte esto– Degel le mostró un collar de plata con un dije de gota de agua con un zafiro en el centro.

-Esto es– dijo Camus sorprendido por el obsequio de Degel.

-Si este es el regalo que mamá me dio en mi cumpleaños– se sacó el collar y se lo puso a Camus– quiero que lo tengas hermano.

-Si lo cuidare Degel– miro el collar.

-Ya me tengo que ir, no puedo perder el vuelo.

Antes de que Degel se fuera miró a su hermano con una sonrisa y lágrimas recorriendo en su mejillas y lo abrazo una última vez.

-Te veré en televisión– se separó y se fue directo al avión.

Camus miro la gran ventana del aeropuerto y vio el avión yéndose y sonrió.

-Te extrañaré– dijo en susurró.

Milo miro al peliacua triste junto a Afro se acerco a él a abrazarlo, siendo correspondido, se acerco a él y se sentó a su lado.

Le recordó la despedida de él y su hermano mayor Kardia.

-No llores Camus, tu hermano está muy feliz de que sigas tu sueño– dijo Milo tomando su mano.

-Es verdad Camie, Milo está contigo, asió como Aio, Ángel y yo– lo miro Afrodita con una pequeña sonrisa– recuerda lo que dijo Degel.

Camus al escuchar eso sonrió mirando a Afrodita, limpio sus lágrimas y habló.

-Gracias por acompañarme a despedirme muchachos.

-No agradezcas Camus– dijo Aioria–

Se despidieron de Camus excepto Afrodita que quiso acompañarlo a su casa para conversar un rato, los dos se fueron a la casa del peliacua quien lucia triste aún.

Llegaron y Dita se sentó en uno de los sofás de la sala para esperar a su amigo.

Minutos después llegó Camus con dos tazas de café, se sentó frente a Dita dándole de café y puso el suyo en una mesita que estaba al lado del sillón.

-Muchas gracias por venir conmigo Afrodita– agradeció Camus tomando un sorbo a su café.

-No te preocupes Camie, para eso están los amigos– dijo Afro con una sonrisa– entiendo que hayas dejado a Degel irse a Grecia.

-Si.... Lo sé pero– bajo la cabeza– me siento vacío, solo me alegro de que cumpla su sueño, así como debo cumplir el mío.

-No te sientas así, yo tuve que dejar a mi hermano Albafica para ser un gran diseñador de moda, ahora como me ves estoy en París y me alegra haberte conocido.

-Yo también estoy feliz de conocerte también y por la ropa que me hiciste, estoy agradecido.

-Era un regalo por tu espectáculo Camie, como te dije de Albafica, el acepto dejarme ir, poco después recibí un mensaje de el que tuvo matrimonio con el hermano de mi novio, quien lo conocí hace poco en la escuela.

-Yo pensé que lo conociste cuando llegó aquí.

-No, lo conocí en Suecia.

-Cuéntame como se conocieron.

Continuará

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