𝚂𝚑𝚘𝚌𝚔

50 15 2
                                    

Entonces caí al césped.
Si, como lo acabo de decir, unos de los cachorros, me tumbó al verdoso suelo, la caída fue algo lenta, pero no hubieron golpes fuertes, en cambio, el cachorro se subió sobre mi y se dispuso a besar mi cara.

Logre escuchar la fuerte carcajada de Jordan, si, el chico era un maldito, se burlaba de mí hermosa caída al suelo, yo solo lo observaba desde mi posición, el fresco suelo.

Cuando controló su risa, vino para ayudarme a levantar.

-Ven, te ayudo. - extendió su mano, para levantarme, pero que creen? Tengo dignidad.

-No necesito tu ayuda, no cuando primero te burlas y luego intentas ayudar.

-Lo siento, si, pero fue muy divertido ver tu cara sorprendida, no seas engreída y deja ayudarte.

Su mano aun seguía extendida, agarré su mano y con todas mis fuerzas lo traje hacia mí, cayendo a mi lado, los cachorros al darse cuenta de otro soldado caído, vinieron a atacarnos juguetones.

El patio trasero era grande, el césped estaba recién cortado, habían unos cuantos árboles de limón que hacían sombra, pero aún así podíamos ver perfectamente lo hermoso que estaba el día, las nubes blancas eran escasas, el cielo estaba tremendamente azul, tanto que se parecía al océano.

-Esta es una hermosa vista. - dije con un suspiro.

Estar tirada en el césped del patio trasero de una casa, me hacía recordar de mi infancia.

-Si, estas muy hermosa.

-Que dijiste?.

Jordan observó y luego trató de disimular su nerviosismo.

-Que la vista está muy hermosa. - mencionó muy rápido. - el cielo, de que estabas hablando?.

-Del cielo.

-Pues yo también.

Los cachorros, se acostaron cerca de nosotros, cansados de corretear por todo el lugar.

Era tan lindo que alguien albergara a estos perritos sin ningún interés monetario, era maravilloso que este tipo de personas existieran, que cuidaran de estos pequeños y hermosos animales, que no tenían culpa de tener una mala y solitaria vida en la calle, de pequeña odiaba estar sola en casa, no imaginaba lo duro que eran para ellos estar solos hasta que alguien los cuidara.

-En que piensas?

-Solo pienso en lo lo afortunado que eres al tener estos cachorros.

-Si, creí que ellos eran los afortunados por tenerme.

Lo golpee en el hombro y seguido a eso, me senté.

-Eres un engreído.

Jordan siguió mis acciones y se sentó.

-Solo bromeo.

-Más te vale. - lo advertí.

-Uy! Que miedo, señorita!.

Estabamos tan cerca, que sin permiso alguno, lo besé.

Si! Acabo de besarlo, el no me respondió, así que me alejé rápido y llena de vergüenza.

-Esto es incómodo. - hablé, pero al instante fui silenciada por Jordan, ahora era el quien invadía mi espacio personal, y debía admitir que me gustaba.

Nunca pensé volver a tocar sus labios, no desde la última vez, que lo hicimos sumergidos en la desesperación de ser descubiertos o al menos esa fue nuestra tonta e impulsiva excusa.

Huir y vivir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora