ℙ𝕒𝕣𝕥𝕖 𝟚𝟞

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Una vez que el padre del pequeño Uchiha se aseguró que su hijo no perdería la pierna, lo llevó hacia su madre y hermana para luego volver hacia el otro pelinegro en el gran salón

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Una vez que el padre del pequeño Uchiha se aseguró que su hijo no perdería la pierna, lo llevó hacia su madre y hermana para luego volver hacia el otro pelinegro en el gran salón.

— ¿Lo harás? —preguntó, Sasuke negó— ¡Conozco el rostro de esas personas! ¿Acaso no te importa eso?

Con su única mano, el Uchiha tomó del cuello al Maki, los años habían pasado, ahora él era el que miraba hacia abajo.

— No te atrevas a decir que no me importa mi hija —soltó con brusquedad.

— Sasuke, él no dijo eso —Taro presionó el hombro de su primo pidiéndole en silencio que suelte a su antiguo amigo. El Uchiha desactivó su Sharingan y aflojó su agarre.

— Ya vuelvo —aviso para retirarse del gimnasio.

Se sentía exhausto, abrumado y furioso, su esposa apenas había regresado a sus brazos para que luego atacaran a sus hijos y coincidentemente se encontraba con un fantasma.

¿Acaso era una pesadilla?

Imagino, apenas vio a Nakumi abrir los ojos frente él, que volverían a casa en no mucho tiempo, sus hijos serían nombrados chūnin por sus sobresalientes habilidades que heredaron de ambos, se retiraría de la misión que aceptó años atrás para dedicarse a cuidar personalmente a su familia, pasaría todo el día con Nakumi, tratando de recuperar los siete años que estuvo lejos, y luego recibirían a sus hijos de sus misiones, todo estaría bien, serían felices por fin unidos, y por que no, tal vez pensar en el quinto miembro de su familia.

Eso fue lo que imaginaba pero la realidad era todo lo contrario.

Paro frente a la cabaña que recordaba haber destruído meses atrás, estaba como nueva y tenía la misma seguridad de antes o eso era lo que pensaba. Al momento de querer interrumpir el sello que mantenía cautivo a Toshio Uzumaki, se dio cuenta que alguien más lo había hecho, ¿cómo? si solo determinadas personas sabían la clave para entrar, se adentró a la cabaña con cautela.

Llego a la sala principal donde lo primero que vio fueron un par de ojos rojos como el suyo, el hombre que los portaba se parecía a él, a él de joven más bien. Los mechones de su cabello negro caían a cada lado de su rostro, utilizaba una capa de cuello ancho como era tradicional en su Clan y en su rostro adornaba una sonrisa arrogante.

Un momento estaba sentado al lado del Uzumaki y al otro se encontraba detrás de él, con un kunai apuntando su cuello.

— ¿Un simple kunai? —murmuró Sasuke.

𝗢́𝗡𝗜𝗫 | 𝘌𝘴𝘤𝘢𝘳𝘭𝘢𝘵𝘢 #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora