— Metete ya de una vez.
— Date la vuelta. Como se te ocurra girarte te mato.Me quité la ropa para que no se mojara.
— Esa ropa interior negra te queda de maravilla.
No respondí, me metí y me acerqué a él.
— ¿Y ahora qué?
— Agarrate, tenemos que bajar hasta abajo.Me rodeó con su poderoso brazo.
— ¿Preparada?