— ____________, ¿dónde estás? — me preguntó Oliver.
— En casa.
— ¿A sí? Porque yo estoy en casa y no te veo por ningún lado.
— Mierda — se escuchó al otro lado de la línea.
— ¿Has ido al almacén?
— Puede.
— Te dije que no fueras...
— Ya he llegado y el mafioso también, te dejo.
— Ni se te ocurra...Colgó. Oliver cogió su arco.
"Si le pasa algo por ser tan cabezota..."