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15/04/2010

Dear diary,

¡Wow! Es extraño volver a escribir lo que siento en uno de estos. La Rae del 98 no se imaginaria la vida sin escribir en un diario, mientras que la Rae del presente se siente un poco incómoda e infantil.
¿Cómo empiezo esto?

Hace doce años que no estoy en Lincolnshire. Me gradué de Bristol y comencé a ejercer año y medio más tarde.
Soy la misma Rachel de Stamford, sólo que ahora me "amo" y, lamento sonar narcisista pero, me va muy bien. Hace algunos meses comencé a salir con alguien, no es la primera persona con la que salgo. Mi rutina de auto ayuda comenzó cuando me miré en el espejo y en lugar de odiarme por estar como estoy, decidí cambiar. No es fácil rebajar tanto teniendo el problema que tengo pero si he logrado bajar algunas libras, siguen quedando marcas en mi cuerpo de lo que fui hace doce años pero aún lidio con eso. Sigo siendo robusta no te voy a mentir, pero mi condición ha mejorado y mi corazón me lo agradeció.

Resulta que cuando eres una adulta exitosa, segura de sí misma, con amor propio y ganas de sentirse saludable, los chicos de Bristol te comienzan a notar. Los primeros años de la universidad no fueron fáciles, cada que sentía que el mundo me caía encima me daban ganas de correr a Lincolnshire y llegar directo al piso de Finn, como el me ofreció. Fue muy duro tener que lidiar con mis ataques yo sola. Tenía amigos, pero no me apetecía hablarles de mi problema, cómo dijo Chloe "no es de su incumbencia".

Así fue hasta que conocí a Ethan. Cuando lo conocí mi corazón aún le pertenecía a Finn, el que me haya ido por mis ganas de sanar no hizo que mágicamente dejara de sentir todo el remolino de sentimientos que Finn me causaba. Ethan se acercó a mi con intención de algo romántico pero yo le dije que no podía. Aún amaba a Finn, y parte de querer ser mejor persona era para algún día estar juntos de nuevo, ya como dos adultos que saben lo que quieren.
Sin embargo Ethan nunca se rindió con respecto a tener algo conmigo, incluso se volvió mi confidente, le conté todo sobre Finn, no sé si me escuchaba para saber la fuerza del amor con el que competía o si de verdad le interesaba.
Dos años después de conocerlo comenzamos a salir, me endulzó el oído y el corazón con promesas casi imposibles. Después de un tiempo cedí. Seguro Finn ya tenía a alguien a su lado, igual para él nunca fue difícil tener la atención femenina.

¿Ya me habrá olvidado?, ¿pensará en mi cuando visita NUESTROS lugares?, ¿aún me ama como yo lo amo? Ese tipo de preguntas vacilaban por mi mente de vez en cuando, me sentía culpable al pensar en el feliz con alguien y sentirme enojada. De igual manera no tengo ningún derecho, yo me fui, yo lo dejé. Yo no le di un último beso. Yo complicaba nuestra relación. Yo era el desperfecto en ella. Y lo estaba descomponiendo a él.

Todas las noches me miro al espejo y digo: "Tú eres perfecta, tú eres perfecta, tú eres perfecta..."

Lo repito hasta casi creérmelo, puedo demostrar seguridad en el trabajo, con mis amigos, hasta con Ethan, pero cuando estoy a solas sigo esquivando los espejos de mi casa, no tardo mucho en la ducha porque odio tocarme y sentir la piel flácida de mis brazos, de mi vientre y de mis piernas. Cada mañana salgo con asco de la ducha, pero me miro en el espejo y me digo: "Tú eres perfecta, tú eres perfecta, tú eres perfecta..."

My last diary.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora