REVISIÓN

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Cuando termine de contar todo, el rostro de Paty reflejaba sorpresa y no sabía cuál sería su reacción.
—¡No lo puedo creer!—dice Paty un poco incredula. Tampoco lo creería y mucho menos contarle todo a ella, jamás he sido de amigos pero necesitaba sacar todo y después de hacerlo, me sentía tan liberada. De pronto Paty me saca de mis pensamientos.
—¡Me gustaría conocerlo!—eso sí me sorprendió jamás pensé que me creería.

Siento como mi celular suena y lo tomo, es un mensaje de él.

Deja de llorar, no opaques tu belleza...
Ale.


No pude reprimir mi sonrisa y al girar veo a una Paty emocionada y un poco picarezca.
—¡Qué te hizo ese chico!—solo pude soltar una risita vergonzosa.
—No puedo creer que estés toda sonrojada—instintivamente coloque mis manos en mis rostro. ¡Caray! Esto es tan penoso.

—Quiero ver qué te escribió—Paty toma mi teléfono y empieza a leer, su rostro tiene diferentes expresiones y no entiendo ninguna.
—¡Qué lindo y romántico!—veo como se levanta y se dirige a la puerta.
—Me tengo que ir Fer, nos vemos en la universidad—y como huyendo de mí, ni siquiera me permite responder.

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Llegó a recepción y Martha me saluda tan amigable como siempre.
—Fer, ya están listos tus papeles.
—Gracias Martha. Te agradezco por todo; quiero decirte qué fue un placer conocerte ¿Es todo?—pregunto para desviar la despedida.
—También fue un placer conocerte. Fer, hay algo más—reviso los papeles para saber que falta.
—Todo está completo y en orden. ¿Qué es?
—El doctor Escorcia quiere hablar contigo.
—El Doc Escorcia... ¿Para qué?—esto si es sorpresa, pienso un poco intrigada.
—No sé solo me pidió que te informará.
— Vale, gracias Martha. Sabes sí ¿Está ocupado ahora?
—No, creo que está en su consultorio.

Tomo los documentos, me despido y me dirijo al consultorio del Doc. Siendo sincera no sé qué quiere decirme, muy poco lo conozco y nada más que eso.

Al llegar tocó suavemente la puerta y se escucha su voz:
—Adelante, está abierto.
Me adentro en la habitación y veo al Doc lavando sus manos.

—Perdoné si lo interrumpo Doc, pero Martha me informo que necesitaba hablar conmigo.

—No te preocupes Fer. Voy a ser directo y si te pedí que vinieras es porque necesito que te realices un examen.
—¡Un examen! No entiendo—digo algo sorprendida y confusa.
—Sí, es política del hospital realizar un chequeo general a sus empleados y practicantes. Desde su ingreso al trabajo hasta su partida.
—Entiendo, pero no fui notificada. ¿Cuándo sería?
—Podría ser ahora, estoy desocupado—todo me pareció extraño, pero bueno... Entre más rápido lo realizará pronto me iría de aquí.

—Puedes sentarte, te haré algunas preguntas—hice caso a su ofrecimiento y el ocupo su silla detrás de aquel escritorio.
—¿Haz sentido algún malestar en este tiempo?
—No... Bueno tengo problemas de anemia y estoy con eso, pero aparte de eso, no.
—¿Alguna patología a diferencia de la anemia que deba saber?
—No, nada más.
—¿Algún pariente que sufra de alguna enfermedad? Diabetes, hipertensión, etc.
—Mi padre, hipertensión—a mi mente vinieron los recuerdos de cuando lo supe. Me sorprendió mucho, mi papá siempre fue una persona sana y saludable, pero no todo es lo que parece cierto.
—Fer, Fer... ¿Estas bien?
—Eh... Sí solo me distraje. Me decía.

Después de muchos más interrogantes sobre mí salud y otros factores, me dice:
—Por favor pasa a la camilla, necesito analizarse y tomar tus signos vitales.

Su mirada era de extrañes, pero lo seguí hasta la camilla. Al subir golpeó involuntariamente las gavetas debajo de la camilla y reprimo mi risa y vergüenza.

El Doc, coloca su fonendoscopio del lado izquierdo de mi pecho y me pide que respiré. Así lo hago, luego toma mi presión arterial y realiza auscultaciones en mi abdomen y espalda. Para finalizar me pesa y mide.

—Todo está normal, incluso tú presión arterial; pero debes comer más y subir algunos kilos, estás baja de peso.

Como si no lo supiera, en fin. Solo asiento.
—Fer, te voy a recetar unas vitaminas—empieza a escribir y cuando creo que ya me podré ir, sigue hablando.
—También te trámite con el sicólogo—¡Qué! ¡Ay no lo que me faltaba! Reprimo mi pensamiento e intento calmarme.
—Pero no es necesario, mi salud mental está bien—digo un poco molesta.
—Es un chequeo general, se necesita saber cómo te encuentras en todos los aspectos.
—¡Está bien! ¿Cuando?
—Mañana a las 8 a.m, consultorio del Doc Flores.
—Gracias, ¿Es todo?
—Sí, cuida tu anemia y trata de comer mejor.

Salgo de la habitación, pensando ¡Genial, un sicólogo!

EL CHICO EN MIS SUEÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora