Un día más en el hospital y todo está ajetreado, según han sucedido muchos accidentes por la tormenta y en estos pasillos solo puedes percibir el aroma de la angustia y la preocupación.
La sangre se ve a tu alrededor y cualquier persona que no esté acostumbrada a este tipo de cosas tendría un ataque de pánico o algo peor. Aquí estoy yo viendo desde la ventanilla de aislamiento de la zona quirúrgica. Están procediendo a operar a un joven de más o menos unos 28 años de edad, su estado es grave; tiene una contusión en la zona frontal de su rostro y sus piernas quedaron atrapadas con el capo del carro donde venía conduciendo y lo más probable es que no pueda caminar sí sobrevive.
Viendo a este chico, pienso en todo lo que cambió su vida y la de las personas que lo conocían y querían, además que posiblemente ese pobre chico podría ser yo. La vida se le escurre en sus propias manos y no hay como remediarlo.
Salgo de la habitación y me secó las lágrimas. Ahora voy de camino a recepción a ver en qué área del hospital me dejaran hoy, y así iniciar mi turno.
Al llegar Martha me saluda y me entrega órdenes medicas.
—Parece que nos veremos toda la noche—me dice, y tenía razón, estaría en urgencias.De repente entra al pasillo una mujer en estado de embarazo y está sola, da unos pasos para llegar a recepción y se desmaya, corro para llegar a ella y prestar la atención requerida.
—¡Trae ayuda rápido!—le gritó a Martha. El problema es que todos estaban ocupados con los 3 accidentes.
Voy a buscar un carro de emergencia y una silla de ruedas.
Trato de hacer volver en sí a la mujer y luego la ayudo a sentarse en la silla.—¿Cómo se llama?—le digo mientras la llevo a una habitación.
—Eee...Eliza—me responde con un hilo de voz, está muy pálida. le tomo los signos vitales y trato de calmarla.
—Mi bebé, ¡Cuídelo, por favor! —me repetía una y otra vez.
—Tranquila, ya viene el doctor, —le digo para intentar tranquilizarla— quiero que respires de está forma y sigas todo lo que te digo.—continuo, mientras le enseño como debe de hacer.Ella solo asentía y yo trataba de pensar que haría, me tocaría traer este bebé al mundo si no encontraban a nadie que lo hiciera.
—Eliza, voy a ser contacto para saber qué tanto estás dilatada.—le informo y ella separa sus piernas, así que levanto su vestido y realizó el procedimiento, por medio de él me doy cuenta que tiene 7cm de dilatación.
En el cuarto se escuchan sus gritos provocados por cada contracción, y mi corazón corre a mil, esta clase de situaciones solo lo vi en un seminario, ni siquiera he terminado la carrera y ya hoy atender un parto sola.
—Fer—escucho que Martha me llama, me acerco a ella y me alejo de Eliza.
—Hablé con el doctor Escorcia, dice que apenas termine la cirugía, viene para acá.
—¡Qué! ¿Y los demás?—le digo muy estoy nerviosa.
—Todos ocupados, vas a tener que ayudar tú.—me dice.—¡Está bien! Quiero que me traigas lo siguiente Martha, tú me tienes que asistir—le digo, intentando mantener la calma y le pido lo necesario mientras llega el doctor.
—Eliza, con todo esto no me presenté, Soy Fernanda Sánchez y te voy ayudar a traer tu bebé al mundo—le menciono, y sonrió para transmitirle la seguridad que no tengo.
Luego de presentarme, preparé todo para el parto y después tome mi celular e intente investigar un poco más solo lo que tendría que hacer, trataba de estar un poco más informada, pero no sirvió de mucho.
Para cuando vuelvo a palparla ya está completamente dilatada y es aquí donde inicia el trabajo de parto.
Le pido que se coloque en posición ginecológica y que comience a pujar según cada contracción. Me coloco en medio de sus piernas y trato de no sorprenderme demasiado con la escena. Marta está cerca de mí, todo va saliendo bien y comienzo a ver al bebé, cada pujo me permite visualizarlo más y trato de decir palabras que motiven a Eliza.Por fin el bebé está lo suficientemente afuera como para tomarlo y cuando lo tengo en mis brazos, siento algo hermoso, comienzo a despejar sus vías y se lo paso a Martha para que Eliza pueda ver a su bebé. Mientras ella lo sostiene yo trato de limpiar lo más posible y desechar algunos tejidos, después corto el cortón umbilical.
Le pido a Martha que limpie al bebé y yo sigo con el procedimiento, el cual es "el alumbramiento de la placenta". Muchas personas creen que el parto solo es la salida del bebé, pero ahora tenemos que sacar la placenta. Después de qué Eliza sintió la contracción correspondiente, expulsó la placenta y tuvo el cierre de los vasos. Me sorprendió todo, siempre fue teoría lo que vi, y dichos temas no fueron lo suficientemente profundizados, pero verlo fue increíble y un poco asqueroso. Cuando voy a pesar la placenta, llega el doctor Escorcia.
Se frena en la puerta al verme y yo le sonrió.
—Doctor, todo suyo, voy atender al bebé.—le digo, un poco más tranquila.
—Desde aquí me encargo—me confirma; después de eso escucho como se presenta y explica la situación a Eliza.Yo tomo al bebé y le hago lo pertinente, mientras Martha observa. Luego de todo ese agotador proceso, escucho las murmuraciones de algunos internos, hablando de mi hazaña y yo aún no lo creo. Ingresé a la zona de descanso y trato de cerrar un poco los ojos, tratando de creer lo que paso y una sonrisa en mi rostro me hace comprender lo loco que estuvo todo.
—Fer, te puedo decir así—me dice el doctor Escorcia.
—Claro—le digo y noto como el doctor Escorcia me mira un poco sorprendido aún.
—Qué arriesgado lo que hiciste y te felicito, no cualquier se le mide a tal suceso, además supiste manejar la situación. Fer, quiero pedirte una disculpa, ella era mi paciente y te puse en una mala posición. —me dice todo un poco rápido y apenado.
—No se preocupe Doc, solo tuve que atender un parto, nada fuera de lo normal—digo con sarcasmo y ambos reímos.—Le conté a Eliza lo sucedido y quiere agradecerte, si quieres ir a verla está en maternidad. —me informa.
—Gracias, los iré a ver—salgo de allí y me dirijo a maternidad.Al llegar me encuentro con una Eliza feliz y con un bebé precioso.
—Hola Eliza, ¿Cómo te sientes?—le pregunto.
—Un poco cansada, pero muy feliz. —dice emocionada.
— ¡Está precioso! ¿Cómo lo llamaras? —le digo intrigada.
—Perdonen, pero ya tengo que llevarme al bebé—dice una de mis compañeras de turno, mientras ingresa al cuarto.
—No te preocupes yo lo llevo en un momento—le respondo, entretanto le sonrió y ella se marcha.—¡Fernando!—vocifera con emoción.
—¿Qué?— digo, sorprendida por lo dicho.
—Sí, para agradecerte lo qué hiciste. —me explica.
—Te agradezco pero no es necesario, además es un nombre muy mayor para el bebé—le digo lo último riéndome.
—Es cierto, pero entonces quiero que lo elijas tú, así pobre contarle de grande el por qué de su nombre—me dice Eliza y me pasa al bebé.Le estaba haciendo algunos cariñitos al bebé, cuando a mi mente se vino Tomy, su sonrisa era tan tierna como la suya.
—¿Qué tal Tomas? y le podrían decir Tomy—le digo y ella sonríe encanta.
—Es hermoso, gracias Fer. —me dice.
—Bueno Tomy y yo nos vamos ya, no quiero atrasar las labores de mis compañeras—le aclaro, salgo con el bebé y lo coloco en su cuna correspondiente y cuando estoy apunto de irme, veo un globo en el puerta de la habitación.—¿Qué hace esto aquí? —me cuestiono; observo el globo y noto que dentro de él hay lo que parece ser un papel. Así que salgo de la habitación para hacerlo estallar, y poder ver que es lo que hay dentro de él. Lo hago y al piso cae un trozo de papel, comienzo a leerlo.
Siempre supe que eras capaz de cualquier cosa... Sonríe más a menudo.
Desde las sombras A...
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EL CHICO EN MIS SUEÑOS
Historia CortaAlguna vez soñaste con alguien sin conocerlo. Está es mi historia; llevo un mes soñando con un chico que no conozco y por más que intento reconocer su rostro no puedo, la realidad se me distorsiona y mi mundo pierde el sentido, quiero dormir a cada...