EL DOLOR PERSISTE

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Salí lo más rápido que pude de allí, no quería esto ya no... Se supone que no existes.
Así que... un chico de test blanca, cabello negro y ojos marrones. Te llamas Alexánder. No podía dejar de pensar todo y tratar de procesarlo, mientras corría por los pasillos de aquel hospital que muy pronto sería solo recuerdos.

Todo lo que entraba en mi vida desaparecía, y estaba arta de tener que soportarlo. Ni quería más personas cerca necesitaba estar sola, necesitaba aire y esto estaba mal, no quiero esto.

Sentí como los sentimientos por el deseaban volver y mi corazón frío luchaba para mantenerse así, fuera de cualquier sentir.

Después de unos minutos intentando calmarme, volví a mis deberes al final el no era mi paciente. Paso por recepción:
—Fer, trajeron al hermano de Tomy, está en...
—Lo sé Martha, no me interesa—la corte y me fuí. Tal vez me porte mal con ella pero no estaba de ánimos.

Me sentía mal y no podía ocultarlo, sentirse sola y culpable es horrible. Mi familia, tal vez ellos deseaban saber de mí o algo, sin pensarlo comencé a llamarlos dejando de lado mi orgullo y tratando de ocultar mi necesidad de apoyo.
—Hola, ¿Con quién hablo?—se escuchó una voz gruesa y rasposa sabía que era mi papá.
—Sí papá, soy Fer. ¿Como...—me vi interrumpida por su voz diciéndole a mamá que yo hablaba y como balde de agua fría escuché sus palabras.

—¡Ya se embarazo de seguro! Dile que no vamos a ser responsables de sus consecuencias. Los muertos no viven querida...

Solo tome mi celular y lo lance con tanta rabia, que se abrió en dos.
—¡Ay no! Cálmate Fer—dije para mis adentros. Trate de respirar pero no podía, sentía un nudo en mi garganta y la necesidad de gritar, golpear algo... Pero todo estaba tan mal y como único recurso salí, no pensé nada más y entre al cuarto de Ale, para encontrarme con la escena de una Paty lanzándose a besar a él, el chico de mis sueños y el único que podía ayudarme.

Vi como los dos recobraron la postura Paty se alejó de aquel hombre y el solo trato de levantarse para acercarse a mí.
—Fer, no digas nada, ¡Por favor!—me dijo Paty. Mi corazón volvió a la vida cuando ví que se trataba del camillero.

No dije nada, salí de allí y tome mis cosas. ¡Que está pasando! Esta no es mi vida y cerré mi turno de ese día, solo quería dormir y no pensar en nada.

Desesperada comencé a pensar en todos los momentos que pasamos en mis sueños y su risa, no podía controlar y sentirme miserable tuve la oportunidad en mis manos de encararlo y la  perdí...

Luego mis recuerdos cambiaron, el enfoque era claro y la pérdida de orgullo se hizo presente. ¡Solo crees porquerías de mi mamá! sabes que ¡Pudranse! ya estoy cansada de tanto drama, de ir detrás de personas a quienes no les importo. Empece a darme cuenta como era cierto eso de que cuando estás triste los recuerdos más dolorosos llegan solo para recordarte que tienes un dolor en el fondo y todo lo feliz de la vida no es nada, nunca lo recuerdas en momentos necesarios como este, solo lo triste realmente es útil para hacerte sentir miserable.

Llegaste y cambiaste mi vida con un giro de 180° pero sabes que Alexánder, comencé a gritar en la soledad de mi cuarto y tratando de desahogar todo la lluvia de emociones en mi interior.

—¡No eres real! ¡No eres real!

Sentí como tocaron mi puerta suavemente mientras gritaba.
Pensé, ni los vecinos dejan a uno llorar tranquilo y con la rabia que sentía no me importo el como me verían, ni nada que pudieran decirme solo abrí la puerta para encontrarme con un chico con mirada preocupada, que se lanzó abrazarme y susurrar en mi oído:

—¡Soy real! Fer...

EL CHICO EN MIS SUEÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora