20° Wen

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"Wen Ruohan"

— Siéntate, niño.— dijo el hombre sentado en una silla.

— ¿Quién eres?— preguntó Jingyi un poco incómodo.

— No te daré detalles de quien soy. En absoluto.—

— Eres un Wen, ¿verdad?—

El hombre de negro se levantó.
Sus músculos se agrandaron por el estrecho traje negro que lo apretaba como una bola de carne recién salida de la sopa [1].

— Tú, niño mimado. Eres Lan Jingyi. Hijo de Wei Wuxian y Lan Wangji, adoptado por ellos a la temprana edad de seis o siete años. ¿Me equivoco?—

Jingyi trago duró. Su manzana de Adán se movió de arriba a abajo. Sintió el peligro emanar desde el hombre.

¿Esta equivocado? Obvio no. Su nombre Lan Jingyi, sus padres Wei Wuxian y Lan Wangji, y por algún motivo desconocido, también es adoptado.

Lo sabía muy bien. Lo entendió a la primera, y aunque dolió saber que no era de sangre Lan se sintió tan afortunado de ser parte de esa hermosa familia.

Asintió, sin decir nada más.

El hombre "Wen" se acercó a él tomando una distancia adecuada para una conversación de negocios, y le indico que se sentará en la cama blanca.

Extraño. Hace un momento soñó con Sizhui y ahora está tan tranquilo como si nada hubiera pasado.

Hace horas vió a una persona morir enfrente de él diciendo que era especial para ella, diciendo que era estúpido y tonto que era mejor olvidar su iluso amor. Y en alguna parte de su relato, tenía razón. Tenía que olvidar a Sizhui.

Tenía que olvidar esa cinta blanca con bordados de nubes. Olvidar esas túnicas blancas. Olvidar...

¿Olvidar? ¿Qué iba a olvidar? ¿Quién era esa persona? ¿Por qué se parece a Sizhui?

— Bien, ya que me haz hecho caso. Prosigo.— se detuvo— No te haré daño mientras obedezca todo lo que se te diga. Si en algún caso, desobedeces los mandatos serás severamente castigado.

— ¿Qué?—

Tal vez fue porqué estaba en su mundo, o por las preguntas que surgieron en su mente. Pero, seguramente escucho mal. No puede ser que sea castigado por eso.

Se supone que es el secuestrado.

¿Por qué no le harían daño?

— ¿Qué trata de decir?—

— Lo que escuchaste, no lo volveré a repetir— dijo frío y sin sentimientos.

— ¿Por qué me secuestra? ¿Valgo una fortuna?— preguntó Jingyi dándose por rendido ante su destino.

— Al menos sabes hacer preguntas adecuadas, niño.—

— Responda—

— No das las órdenes aquí, yo las doy. Y como quieres saber, no te lo diré.—

| Un poco de Confusión | ZhuiYiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora