El mundo de la inconsciencia era algo curioso. Adeline no esperaba que la primera vez que entrara a ese mundo fuera para recordar... Quizá era dios para recordarle lo ingrata que estaba siendo. En particular, fueron dos recuerdos bastante significativos. Uno, fue el primer recuerdo que tiene de su hermana. Eran niñas. Mía Laury tendría unos 11 o 12, y ella 5 o 6. Una pequeña Adeline se encontraba hecha bolita en la esquina de un cuarto que no lograba recordar. Sus larga melena marrón se derramaban sobre su espalda y hombros, cubriéndola como un manto. No entendía porqué lloraba, solo recordaba aquel vacío que dejaba la soledad en su pequeño pechito. Sus mofletes sonrojados se encontraban empapados en lágrimas y su naricita respingona goteaba. Se abrazaba a sí misma con fuerza, como si sus bracitos fueran lo único que pudieran sostenerla, como si nadie más que ella le quedara en el mundo. Pero entonces, en el frío escenario gris que protagonizaba, llegaba Mía Laury con sus rubios cabellos como el sol y su sonrisa brillante, calentando su vida.
—No llores, no llores... Yo soy tu hermana, y siempre estaré contigo —le susurraba, acariciándole la cabeza, y sentándose a su lado. Con dulzura la consoló hasta que poco a poco el llanto se convirtió en sollozos suaves, y los sollozos en murmullos—. No dejaré que nada malo te pase, ni estés triste nunca más... De ahora en adelante, si lloras, yo lloraré por ti y si ríes, yo reiré contigo, ¿de acuerdo?
Esa fue la primera y única vez que Mía Laury no lloró con ella. Pero a partir de entonces, sería la mayor quien derramaría primero las lágrimas de tristeza antes de que Adeline la abrazara y las dos se pusieran a llorar.
Luego, cambió la escena, y con ella el recuerdo. Ahora se trataba de aquella vez que siendo pequeña, se manchó el vestido de tinta roja para jugarle una broma a la mujer que en ese entonces trabajaba en la casa Beckham como su institutriz. La Sra. Perkins había creído, horrorizada, que estaba muerta. Comenzó a zarandearla, dando voces para que trajeran al doctor, sin esperarse que la niñita se sentara de un salto, agarrándole el rostro con un sonoro "¡Buh!". La broma espantó tanto a la pobre institutriz que el doctor que había sido llamado para atender a la pequeña mentirosa, terminó reanimando a la sra. Perkins que había sufrido de un preinfarto por el susto. Por supuesto, para el día siguiente ya no tenía institutriz, gracias a dios no porque hubiera muerto. Sin embargo, desde entonces jamás volvió a jugar con un tema como la muerte. Aquella vez fue castigada severamente por su madre y sermoneada por una larga hora por su padre; incluso Mía Laury la reprendió duramente, haciéndola llorar. Todos se habían preocupado. Mía se había ido en llanto cuando al entrar a la habitación la vio como muerta, y que resultara una broma, la enfureció. Adeline, por supuesto, se sintió mal, y esa misma tarde fue a disculparse con la institutriz al hospital. Fue la primera vez que su hermana no se rió de sus travesuras. Duró semanas enteras sin dirigirle la palabra, y cada vez que eso pasaba, Adeline lloraba. Ahora, estaba segura que meterse con el prometido que Mía Laury tanto amaba, iba a traer un castigo mucho más severo...
—...Line...
—¡Adeline!, Despierta, Adeline, ¡despierta!
Con la voz de su hermana escuchándose lejana y el penetrante olor a whisky en sus fosas nasales, Adeline reaccionó, tomando una bocanada de aire de un solo golpe y despertando para encontrarse con los preocupados ojos mieles de Mía.
—Santo dios, estás bien... —Suspiró la rubia con alivio, abrazando a su hermanita.
—Mía... —Jadeó la menor, correspondiendo torpemente el abrazo, y sintiendo un horrendo nudo en la garganta al sentirla temblar bajo sus manos, demostrando cuán preocupada había estado.
Al soltarse, miró a su alrededor y se dio cuenta que aún estaban en el jardín de los Watson. Sin embargo, Steph y Teo no se encontraban por ningún lado, y ella llevaba la parte de arriba del cuerpo casi que desnuda.
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Secretos De Cuñados
AléatoireYo no pedí enamorarme de ti, mi dulce, dulce cuñado. Dime... ¿Me amas a mí también?