Capítulo 19

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Recorremos la avenida lo mas sigiloso que podemos, traemos armas pero de cualquier manera, somos adolescentes, niños que aún no comprenden el futuro, a donde se dirigen y que hasta donde se, han quedado huérfanos.

_Alto-dice Marco, y me fijo que espera. Un vigilante o lo que sea cuida la calle.

-¿Y ahora que?-dice Irving.

La casa de Marco se encuentra aún a unos 5 o 10 minutos más, y es que no es la distancia el problema, sino que para llegar, debes dar vuelta en cada esquina. Soy honesto, al principio, recién conocia a Marco, me perdía y terminaba buscando la dirección de la escuela.

-Tengo una idea-digo finalmente- correre en una dirección e Irving irá en otra, lo distraeremos en lo que ustedes llegan a la farmacia.

-Me gusta tu ingenio-dice Mario y carga su arma. Tenemos demasiadas municiones que podemos dispararle al vigilante y seguir el rumbo, pero llamaríamos la atención de otros.

-Venga, a la cuenta de 3-digo- uno, dos...

Un disparo. Un disparo suena de la dirección que venimos. Nuestros amigos están en peligro.

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Todos nos agachamos al oír un disparo a poca distancia de nosotros, dudo que sean los chicos, ellos llevan 10 minutos ausentes y no dispararían al azar.

Cuando creo que todo esta bien, otro disparo se hace presente y da justo en medio de todos nosotros.

-¡Francotirador!-grita Fausto y corre para salvarse.

_Espera-grita Jimmy, pero otro disparo suena y esta vez la bala no ha fallado su objetivo. La bala da justo en el pecho de Fausto, el cae al suelo y un charco de sangre se desliza por el pequeño cuerpo de él.

-¡Noooooo!-grita Alma.

-¡Corran!-digo y todos parecen de acuerdo en ir en la misma dirección,pero nadie carga a Victoria, la olvidan por completo, como si fuera sólo un costal de papas.

Me acerco a ella para llevarla en brazos, se que soy una mujer, pero puedo intentarlo, soy fuerte supongo.

Estoy a unos centímetros de ella cuando un disparo pasa rozándome la cabeza, con suerte pude agacharme a tiempo, pero si no me dio a mí, entonces...

Victoria. Victoria ya no responde, incluso a dejado de respirar y lloriquear como hace unos minutos.

Me acerco a ella y le tomo el pulso. Nada. De entre todos los vacíos que pueden sentirse en el planeta, el tocar a alguien para sentir su latido, y no escuchar el mas mínimo sonido ni vibración, es el peor de todos, es saber que la persona que esta frentea ti en ese momento, esta muerta.

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El disparo llama la atencion del vigilante y sin razón alguna empieza a disparar como maniático. La locura debe ser uno de los síntomas que excede la enfermedad, la nueva epidemia, en las personas. Si tan solo supiera bajo que método te contagias...

El vigilante corre y viene hacia nosotros, obvio, para tomar la ruta y llegar a la zona de ataque. Me oculto detrás de una pared pero Marco parece evadir mi táctica y golpea al tipo que viene corriendo con su arma, lo que hace que caiga al suelo y quede inconsciente.

-¡¿Estas loco?!-grita Mario enfadado- ¡ese no era el jodido plan!

-El plan tampoco incluia que un disparo alterara a nuestro objetivo, vamos-dice Marco tranquilamente sin más, y corre hacia su hogar.

El dia del ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora