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Verla llorar y culpándose me dolía, no sabía que hacer o como calmarla no tenía las palabras correctas que decir, simplemente la abrase para que pudiera desahogarse. Estando solos en la habitación comenze a acariciar sus cabellos para que se tranquilizara, mientras los minutos pasaban me hizo recordar a esa situacion que la vi llorando en la azotea.
Flashback
Las primeras clases fueron aburridas y ya estaba cansado de tener que escuchar a Yamada así que decidí ignorarlo e ir a dormir un rato por lo menos así no me dormiría dura te las clases. Durante todo el día había visto a Hayashi algo decaída, si bien era mucho más callada que yo ese día su mirada no era la misma, trate de acercarme pero mi nerviosismo me lo impedían, si quería ser un héroe pero me acobardaba acercarme a ella y hablarle.
Sin más camine a la azotea tal vez y podría conseguir un poco de paz lejos de Yamada. Cuando llegue alcance a escuchar un sollozó, no quería entrar era malo consolando además ¿si era alguien de otra clase?, estaba por irme pero algo me detuvo, algo dentro de mi me decía que entrara.
—Estaré loco.
Dije sin mas y abrí la puerta grata fue mi sorpresa verla a ella, sus ojos llorosos y mejillas empapadas. Ella me veia y sus mejillas se sonrojaron, se levanto lo mas rápido dispuesta a irse pero la detuve tomándola de su muñeca para abrazarla, tenía la necesidad de abrazarla y de brindarle apoyo a lo que sea que le estaba sucediendo y demostrarle que no estaba sola.
—Todo esta bien, puedes llorar todo lo que quieras. —No entendía por que había dicho eso y por que acariciaba su cabello todo había sido inconscientemente—, no diré nada si es lo que te preocupa.
Sin decir nada más ella se soltó a llorar nuevamente, sentía como sus lágrimas mojaban mi uniforme pero no me importo solo la abrase.
Los minutos pasaron y la campana sonó, el descanso había terminado y T/n ya estaba un poco mas tranquila.—Gracias... —Dice suavemente y separándose y viendo mi uniforme mojado—, lo siento.
—No importa —Restándole importancia al uniforme—, Sera mejor apresurarnos antes de que llegue el maestro.
—si.
Ambos bajamos las escaleras en un silencio un tanto incómodo pero yo no sabía como iniciar una conversación o que decir ahora respecto. ¿Preguntarle por que lloraba?, Si podría ser pero no quería recordarle ese motivo de su llanto además no eramos muy cercanos para preguntar de su vida personal.
—Este yo... Podrias decirle... al maestro que ire a la... enfermería.
Entendía que no quería entrar al salon con sus ojos rojos.
—Esta bien.
—Nuevamente lamento haberte molestado... Aizawa kun.
—Tranquila, yo le diré al maestro.
—Mucha gracias.