Forastero

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¨Los llevaré al país que prometí a Abraham, a Isaac y a Jacob, y que de ahora en adelante será de ustedes¨.

Éxodo 6:8 TLA

Hablemos de las promesas de Dios y de cómo nosotros reaccionamos a ellas:

El desanimo se define como la falta de ánimo al momento de emprender o resolver algo

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El desanimo se define como la falta de ánimo al momento de emprender o resolver algo. Uno de los mayores enemigos de las promesas de Dios es el desanimo, el no sentirnos suficientes, o estar tan saturados de cosas vanas que al momento de realizar un trabajo para la obra del Señor, nos arropa el decaimiento y nos sentimos desalentados.

¿Cuántas veces nos envolvemos en nuestros propios asuntos y terminamos tan agotados como para trabajar en las cosas para las cuales Dios nos ha llamado?

¿Cuántas veces le servimos a Dios desde el desanimo y no desde el amor?

Los israelitas estaban desanimados porque Moisés era la persona que los iba a liberar del yugo egipcio, pero ellos notaron que Moisés solo vino a complicar las cosas y hacerlos pasar más trabajo.

Los afanes del día a día envolvieron tanto a los israelitas, que los cegó y se les hizo imposible creer en el Dios de pactos, en el Dios que vino a reclamar a su pueblo. Arroparnos en situaciones que nos desenfocan de las promesas de Dios para nuestra vida es lo mismo que dudar de su poder salvador para con nosotros.

En el pasado, los patriarcas habían vivido en la tierra prometida como forasteros, pero el Señor puso en marcha el pacto hecho con Abraham, Isaac y Jacob, para entregarles esa tierra y que no sean más forasteros, sino que esa fuese SU tierra. A veces nos encharcamos en lo que ya tenemos y no vemos que el Señor quiere darnos cosas más grandes de ahí. Decimos confiar en las promesas de Dios, pero cuando nos viene un proceso que nos va a llevar a nuestra tierra prometida lo que hacemos es desanimarnos o quejarnos porque ¨Dios me puso a pasar trabajo¨.

En nuestro desanimo el Señor viene a darnos esperanza, pero no la aceptamos porque nos dejamos consumir tanto por la oscuridad de las circunstancias, que no logramos ver la luz de la verdad respecto a nuestro futuro.

Para la hora del café: Analizar esas cosas en las que estoy siendo procesado/a y ver cuál está siendo mi actitud en cuanto a esa circunstancia. ¿Estoy desanimado/a por mi proceso o me siento gozoso/a por mi promesa?

Oración: Señor y Padre bueno, ayúdame cada día a anclarme en tu promesa, quiero confiar plenamente en ti y en los planes que tienes para mí. Pon en mí Espíritu Santo, el deseo de servirte de todo corazón, en el nombre de Jesús. Amén.

 Amén

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Dulce caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora