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Madrid, 1997
Un dolor inmenso recorría toda la columna de Raquel aquella tarde de octubre. Por qué?
Pues era una de la tantas consecuencias de estudiar lo que ella estudiaba.
Ser policía no era una tarea fácil, y menos para una mujer.
Lamentablemente aún vivimos en un mundo de hombres, donde las mujeres tenemos que hacer el doble de esfuerzos para lograr salir adelante, sobre todo en profesiones riesgosas como lo es ser policía. Pues aún hay personas que piensan que algunos trabajos solo están hechos para hombres. (Menudos idiotas)
Por esa razón, Raquel daba todo de sí. Pues ni muerta se rendiría ante ese mundo machista que la rodeaba.
Qué tenía que entrenar más? Pues se entrena.
Qué tenía que practicar el doble? Pues de práctica.
Para ella no había ningún problema, excepto estos dolores de cabeza y de columna que le daban a cada rato debido a los malditos entrenamientos.
-Joder- murmuró estirándose sobre su silla
Llevaba ya más de tres horas sentada en la biblioteca terminando el maldito trabajo de filosofía que le habían orientado, y sinceramente ya no daba más.
-Creo que deberías tomarte un descanso- comentó Ángel a su lado, quién también estaba hasta el cuello de libros.
-Sí? Y quién termina esto?- señalando los papeles que tenía delante
-Yo-
-Tú?- incrédula -Vamos, Ángel. No hagas reír-
-Qué tiene?- dijo el chico confundido
-Qué no tienes ni puta idea de filosofía- rió Raquel dejándose caer sobre el espaldar
-Ahí tienes razón. Pero tienes que descansar un poco. Qué te parece si vamos a por un café o algo?-
-No, paso. A lo que si voy es un momento al servicio. Qué me meo-
-Joder, que delicadas- se burló Ángel viendo como su compañera se levantaba de la silla y se dirigía a los baños de la biblioteca.
Una apresurada Raquel corrió hacia el servicio, pero cómo siempre algo se interponía en su camino. O más bien alguien.
-Joder- aquella voz ya la conocía de sobra
Es en serio? De todas las personas que hay en esta academia siempre me tengo que tropezar con la misma imbécil?; Pensó Raquel al ver a quién tenía delante, ya con mala cara
Alicia la miraba como siempre, con aquel deje enojado y culposo. Por qué?
-Murillo, mira por dónde vas- protestó la pelirroja
-Lo siento. Es que no aguanto- murmuró Raquel pasando por su lado, e ignorándola por completo.
Realmente necesitaba ir al baño, no estaba para aquellas tontas discusiones con la pelirroja.
A paso apresurado entró en uno de los cubículos, donde finalmente pudo hacer su cometido.
-Estás estresada?- la voz de Alicia se escuchó desde afuera, haciendo que la castaña pegara un pequeño brinco en su lugar debido a la sorpresa.
Por qué había regresado?
No lo sabía, pero el silencio en aquel momento pareció la mejor opción...
Quizás si callaba, Alicia se terminaría yendo.
-Raquel... Te estoy hablando a tí- canturreó la otra chica a la par que se recostaba a la puerta cerrada.
Rodando los ojos Raquel se acomodó la ropa, para luego abrir la puerta de golpe, haciendo casi caer a la otra chica.
-Pero serás...- murmuró Alicia reincorporándose.
Estaba por insultarla cuando de repente algo en el rostro de la castaña la detuvo... Su sonrisa.
Raquel se burlaba de ella con una tonta y burlona sonrisa, la cual para cualquier otra persona hubiera sido molesta, pero para Alicia era como estar viendo una obra del museo del Prado.
-Qué? Qué pasa?- dijo Raquel notando el cambio en los gesto de su contraria
La pelirroja en esos momentos parecía estar visitando otro mundo muy lejano de ahí, donde la sonrisa de Raquel era la única fuente de energía.
-Tengo algo en la cara?- mirándose al espejo preocupada
-No, no tienes nada- murmuró Alicia siguiendo cada uno de sus movimientos con la mirada
-Entonces, por qué me miras así?- confundida y un tanto nerviosa
Aquella mirada no era normal en Alicia, y menos si era dedicada a su persona. Qué le pasaba?
-Me gusta- dijo la pelirroja alzando su mano para señalar un punto específico en la cara de Raquel
-El qué?- confundida tocándose el rostro, como tratando de encontrar algo
-Tú sonrisa- soltó de una la chica sin dejar de mirarla.
Tenía pocos momentos de valentía, así que había que aprovecharlos, no?
-Tienes una sonrisa muy bonita. Deberías sonreír más a menudo-
Otra sonrisa nerviosa salió de los labios de Raquel. Aquello no era normal en su relación, pero por extraño que pareciese le agradaba.
Le gustaba sentirse elogiada por Alicia. Cuál era el motivo?
-Yo siempre sonrió- murmuró Raquel
-Puede ser... Pero no a mí- señaló Alicia dando un paso más cerca
-Por qué será?- arqueando una ceja para aumentar su ironía
-Mmm... - acercándose más, hasta el punto de quedar en a menos de diez centímetros de ella -Algún día-
-Algún día qué?- preguntó la castaña nerviosa por la extraña cercanía
-Algún día conseguiré que me sonrías solo a mí- y sin argumentar nada más, Alicia pasó por su lado para finalmente desparecer tras la puerta del baño.
Tal y como si sus piernas fueran gelatina, Raquel perdió la fuerza de su cuerpo una vez sola, y se dejó caer sobre el lavabo.
-Qué mierda?- murmuró confundida ante aquel inminente calor que había surgido en su cuerpo.
Abrió el grifo y dejó que agua mojara sus manos, para luego pasarlas por su cuello y pecho.
Qué mierda había Sido aquello? Pensó viendo a través del espejo la puerta.
Si Alicia volviese.... Joder, no. No pienses en eso.
Rezando porque la pelirroja ya no estuviera en la biblioteca, Raquel salió decidida en volver a terminar el puto trabajo. Pero al llegar a su mesa algo la hizo detenerse de golpe
Ahí... Sobre sus libros todo amontonados, reinaba un chupachups de cereza y otra notita.
Miró a su alrededor buscando al responsable de aquel regalo, pero nada... Nuevamente su admirador era un fantasma.
Tomó la nota en sus manos y la leyó en voz baja...
"Amo verte sonreír"
Alzó nuevamente su vista, tratando de encontrar alguna pista, pero antes de que pudiera explorar todo el lugar con los ojos, la figura de su barbudo amigo se hizo presente
-Eh, me compraste un chupachups?- dijo Ángel ilusionando tratando de tomar la chuche
-No. Suelta- alejándolo de su mano -Es mío-
-Vale, vale. Joder, que intensa- se quejó el chico
-Angel, alguien se acercó a la mesa en lo que yo no estaba?- preguntó Raquel dudosa
-No, solo yo hasta que me llamó la señora María desde recepción. Por qué?-
-No, por nada- murmuró con sus ojos aún clavados en el ambiente.
No había nada raro. Todos estudiaban o hacían el gilipollas en los otros asientos... Nada parecía fuera de lo normal
Excepto...
Excepto aquellos ojos que la miraban desde la puerta...

...
Tal y como si hiciera un viaje en el tiempo, el rostro de la joven Alicia se fue transformando ante la mirada de una confunfida Raquel.
Y fue entonces, cuando la pregunta dejó de ser pregunta.
-Fuiste tú-
La mirada firme de Alicia se deslizó hacia abajo, tratando de huir de aquella situación.
-Fuiste tú- repitió Raquel esta vez en un tono un poco más agitado -Todos estos años pensando en quién podría ser y resulta ser que tenía la respuesta delante de mí!!-
-Raquel, no sabes lo que dices. Yo no...-
-Ya basta! Deja de mentir- la cortó Raquel -Ya lo sé- sentándose frente a ella nuevamente -Ya lo sé- repitió con un nudo en la garganta
No podía creerlo. Tanto tiempo enamorada de un fantasma, que resultó ser nada más y nada menos que su peor enemiga.
Pero ahora?
Ahora las cosas ya no eran como antes. Ella sin duda se sentía atraída hacia Alicia... Pero, está información cambiaba algo?
Estaba claro que sí...
-Alicia-
-Sí, fui yo. Vale?- ya cansada de fingir -La de los regalos, la de las notas... Toda esa puta mierda fui yo!! Contenta??!!- dijo alterada haciéndole frente -Ahora ya te puedes burlar de mi si quieres o cagarte en todos mis muertos, yo qué sé... Haz lo que quie... Mmm..- la voz de Alicia fue apagada por una simple acción.
Por un hecho, que ninguna de las dos nunca pensó que sucedería.
Los labios de la inspectora chocaron de golpe contra los de Alicia, iniciando así un brusco y torpe beso.
Tan rápido como inicio... Terminó.
Pero eso solo era el inicio.

Némesis // Alicia y Raquel (Ralicia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora