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Maratón 2/7

En menos de un minuto la temperatura de aquella habitación había cambiado drásticamente, tornándose todo el lugar terriblemente caliente.
Ambas ya podían decirle adiós a sus maquillajes, pues hacía más de cinco minutos que se encontraban devorándose contra una de las paredes de la habitación.
Raquel aún no podía comprender cómo alguien era capaz de excitarla tanto y en tan poco tiempo. Nunca antes había sentido aquello.
Ni Alberto, ni ninguno de sus otros novios le llegaban ni a los talones a las sensaciones que le hacía experimentar Alicia con un simple toque.
Con un poco de esfuerzo, Alicia usó su agarre para levantarla del suelo, haciéndola enredar sus piernas alrededor de su diminuta cintura.
Apretándola fuerte contra la pared, y aprovechando la nueva en la que se encontraban, Alicia arremetió sus caderas contra las de la castaña, buscando crear algo de fricción.
-Vamos a terminar hechas un desastre- rió Alicia al ver como el vestido de Raquel cada vez estaba más arrugado, al igual que el de ella de seguro.
-No importa- gimió Raquel disfrutando de la deliciosa fricción que había surgido entre sus cuerpos.
Estaba totalmente empapada, y parecía que esa humedad no iba a parar de crecer. Sus bragas sí que eran un desastre en aquel momento.
-Vamos a la cama- dijo la castaña como pudo, haciendo otro movimiento sobre la pelvis de su chica.
Alicia asintió perdiéndose en su cuello, para luego separla de la pared y dirigirla hacia la cama de una vez.
Uno, dos pasos y ya estaban en el lugar deseado. La pelirroja la dejó caer de espaldas sobre el suave colchón, y con una velocidad casi increíble se colocó entre sus piernas.
Con la misma velocidad, Alicia subió el vestido de Raquel hasta mucho más allá de su cintura, dejando ver gran parte de su precioso y apetitoso abdomen, al cual no dudó en dedicarle un suave beso.
Sin dejar de mirar sus expresiones faciales, la agente coló su mano en la intimidad de Flor, tocándola por encima de su ropa interior, comprobando lo mojada que estaba.
-Qué deseas?- le preguntó con la voz tan ronca que se le hacía inrreconocible hasta ella.
"A ti entera", pensó Raquel por un segundo, pero al verla ahí. A su merced, entre sus piernas... Joder, no pueden ni siquiera imaginarse lo exitante que era para ella ver a una mujer como Alicia Sierra entre sus piernas.
La había sentirse poderosa, pero a la vez una diminuta mariposa comparada con ella. No sé si son capaz de entender, pues ni ellas mismas lo hacían.
-Tu boca- casi gimió Raquel de solo pensar en lo que se avecinaba.
Alguna vez han visto a Alicia chupando un chupachups?? Les parece excitante?? Pues no sé pueden imaginar lo que es chupando otro tipo de sabor.
No había ni siquiera terminado la frase, cuando ya Sierra la estaba despojando de sus bragas
Las cuales, eran un desastre. Ya no servían para nada más.
Cómo si de una especie de depredador se tratara, Alicia la agarró de las piernas y la llevó hasta el borde de la cama.
Desesperada por sentirla en su boca, se agachó ante ella, y abrió aquellas torneadas piernas, en las que se coló de forma ágil.
Raquel ya temblaba de la excitación, pero cuando Alicia la miró con una sonrisa burlesca y le guiñó un ojo...
-Joder- jadeó sintiendo que moriría de placer en cualquier momento, al sentir aquella experta boca atacando su parte más íntima.
Un grito resonó en la habitación ante aquel primer contacto de la agente con el centro de la otra chica. No era un gemido, ni un jadeo, no, era un sonido más gutural, salvaje, áspero.
Sierra la devoraba sin clemencia, lamiendo de arriba a abajo, pasando con rapidez por si botón más sensible.
Alicia dejó un cariñoso beso sobre el clítoris de la inspectora, antes de morder los costados de su ingle.
En cuanto la sintió alejarse, Raquel de apoyó en sus costos para mirarle en forma de reclamo. Ya estaba cerca, por qué paraba?
Pero la escena que vio fue demasiado para ella...
Alicia se encontraba ahí... Entre sus piernas, con esa sonrisa tan creída y chula que siempre llevaba, y que tanto le ponía a la otra. Pero eso no era lo más excitante... El verdadero motivo de la falta de habla de la inspectora, era la humedad que revestía la cara de su novia
Alicia estaba completamente de su excitación, dejando ver un leve brillo en su boca, pera y nariz... Estaba llena de Raquel.
-Nunca me cansaré de esto- confesó Raquel perdida en aquella excitante imagen.
Tenía razón. Jamás podría cansarse de ver a su amada de esa forma.
Perdida en aquel pensamiento ni siquiera se dió cuenta del próximo movimiento de su chica, hasta el momento en que sintió los ágiles y largos dedos de Alicia entrar en ella de un tirón.
Alicia comenzó a entrar y a salir de ella con rapidez, provocando espasmos por todo su cuerpo.
Raquel nunca se acostumbraría a sentir a Alicia dentro de ella, siempre lo sentiría igual de excitante y nuevo que la primera vez que estuvieron juntas.
-Joder, Alicia- gimió la castaña mientras la mencionada no dejaba de moverse dentro de ella.
Poco a poco el orgasmo iba apoderándose de su cuerpo, sentía que iba a estallar en cualquier momento.
Pero fue en el momento exacto en el que Sierra curvó sus dedos dentro de ella, que Murillo sintió como el cielo se le hacia cada vez más cercano.
Sabiendo lo que ocurría en el cuerpo de su contraria, Alicia decidió subir hacia su boca. Atrapando con sus labios el gutural gemido de la castaña, sintiéndola acabar entre sus dedos.
Raquel apenas podía abrir sus ojos después de aquel momento, sentía como la cama había desaparecido debajo de su cuerpo. Estaba en el limbo... Un limbo en donde lo único que podía sentir era el placer y el aliento de Alicia contra su rostro
La pelirroja apreció el rostro excitado de la inspectora a medida que esta se recuperaba, para luego dejar leves besos en su nariz y mejilla.
Una risa pícara se escapó de sus labios, haciendo que la castaña abriera sus ojos curiosa.
-Y ahora de qué te ríes?- dijo cómo podía, debido a que su voz aún fallaba
-A que me parece que vamos a llegar un poco tarde a esa fiesta-

Némesis // Alicia y Raquel (Ralicia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora