Pequeño recordatorio antes de empezar: a partir de ahora las conversaciones estarán escritas en español. Pese a eso, cuando habla con sus nuevos amigos de París, habla en francés, ya que ella tiene un francés más fluido que el español de ellos.
PV Olivia
- Oh, eres tú - que bien, nótese la ironia.
- Vaya, sí que soy yo, o eso creo. Tú eres la arrolladora de personas. - Vaya, pensé que no me reconocerían, genial.
- Eso parece también. Pasa ¿Paul? Pero para que conste, ya me disculpé por eso y una de las veces fue culpa tuya.
- Pero claro que no! - Parecía que la situación le divertía, así que también me reí.Y así pasó la noche, de hecho se fueron tarde de casa, como a las 3 de la mañana. Fue una buena bienvenida a París. Me alegraba de que Sophie me hubiese hablado aquel día en la cafeteria, eso hizo que en ningún momento, desde el principio, no me sintiese sola. El poder hacer planes con alguien, acabando de llegar a otra ciudad, se agradece.
Miré el móvil y, evidentemente, Ona, mi mejor amiga, seguía despierta. Ni me sorprendía, era así desde que nos conocimos, ella se iba a dormir como a las 4 de la mañana aunque al día siguiente tuviese que ir a la universidad temprano, yo era la que se despedía porque no aguantaba más despierta. Así que decidí llamarla por videollamada, veremos si me contesta.
- OLIVIA MALDITA SEA ¿TANTO TE COSTABA LLAMARME DURANTE EL DÍA Y QUE ME ASEGURASE QUE ESTAS VIVA? LLEVO ESPERANDO UN "HOLA AMIGA, NO HE MUERTO ATRAGANTADA NI NADA POR EL ESTILO" DESDE ESTA MAÑANA.
- Hola Ona, agradecería que no te escuchase insultarme en español todo el edificio. Yo estoy bien, gracias por preguntar, ¿tú que tal, bien?
- Amiga, te echo de menos, te odio y estoy orgullosa, todo ello a la vez. ¿Cómo va todo? Dime que has encontrado a tu francés que te prepare la cena de picoteo. - Me reí con ella, llevaba haciéndome esa broma desde la universidad.
- No lo he hecho, prometo que serás la primera en saberlo si lo hago. ¿Pero sabes qué sí he encontrado? - Le dije elevado la voz por la emoción.
- Adivino, un mueble maravilloso de segunda mano, algún cuadro, una cafetería donde tomarte un café como aquí o un vestido para tu nueva vida en la cité de l'amour.- Anda, mira tú que no iba mal.
- Fíjate, resulta que todo. ¿Cómo lo sabes? - De verdad me lo preguntaba.
- Pues resulta que A MI NO ME HABLAS PERO SI QUE SUBES FOTOS A INSTAGRAM, ME SIENTO RICKY VIENDO QUE MÍRIAM LE HABÍA SUBIDO A SU HISTORIA PERO NO LE CONTESTABA. - Vale, a estas alturas ya estaba en un ataque de risa que no podía controlar.
- Perdona, perdona, perdona. Te prometo que no volverá a pasar. Pero sí, es eso. He conocido a Sophie, su hermano y un amigo de su hermano, mañana estreno vestido y mira como va quedando el piso. - Y le fui enfocando todo lo que me había ido comprando estos dos días y como iba el piso. Ella, como siempre, miró lo que le enseñaba, contenta por mi, casi más ilusionada que yo.Así pasamos las siguientes dos horas, lo que significaba que al día siguiente me desperté como si un camión me hubiese pasado por encima. Me tomé un café, ya en la mesa que había colocado en el balcón, y aproveché para llamar tanto a mi madre como mi padre. Hablé con ellos, les enseñé como iba quedando el piso y me dijeron que me cuidase. Les hablé de Sophie, Alaric y Paul, de como me hicieron sentir cómoda. Ellos ya planearon una comida todos juntos, eran increíbles. Hablé también un poco con los chicos de la universidad por whatsapp, por la tarde aprovecharía para llamarles. Hoy en realidad no tenía mucho pensado que hacer. Iría a comprar y así rellenar la despensa y la nevera, limpiaría en casa y acabaría de organizar las cajas y los muebles nuevos, así sabría lo que me faltaba. No haría mucho más hoy, quería pasarlo así.
Eso hice, me di una ducha rápida y me maquillé un poco. Me puse mis vaqueros favoritos, una camisa blanca y unos pendientes de colores. El anillo de mi abuela, junto otros cuantos más y un collar de mi madre que siempre llevaba. Me peiné el pelo corto, cogí el bolso bandolera lavanda y ahí metí varias bolsas de tela. Así salí de casa con las gafas de sol, a saber cuánto duraría ese buen tiempo en París. Aproveché y antes de ir a la frutería que encontré por internet pasé por una tiendecita y me compré un carro de la compra de color beige que me sería de mucha ayuda.
Con ese carro ya a mi disposición fui a comprar. Me pasé por la frutería para comprar fruta y verdura para toda la semana, a un supermercado a por leche de avena y todo lo demás que necesitaba para sobrevivir en mi casa.Pasó la mañana volando, pero por fin tenia todo lo que necesitaba en casa, desde productos de limpieza a comida, pasando por unas buenas botellas de vino y más café. Una vez en casa pude prepararme unas verduras al horno que también me servirían para cenar, se sentía bien comer en casa. Aproveché para dormir un rato la siesta y después de ello estuve deshaciendo cajas y limpiando el piso. Por fin, a las 20.30 de la tarde pudo decir de forma oficial que se había acabado la mudanza, ya lo tenía todo fuera de cajas y los muebles que tenía, pese no ser todos, eran los suficientes de momento, ya iría acabando de decorar poco a poco.
Estaba tumbada en mi sofá leyendo un libro cuando recibí una llamada y no pude estar más contenta, eran mis amigos de la universidad.
- CHICOS, sois vosotros! Y os habéis conectado todos, increíble. ¿Cómo estáis?
- Pero mírala, si es nuestra francesita. ¿Cómo estás Olivia? Eres cara de ver desde que te has mudado. - Me reí, mi amigo Marc y yo estábamos acostumbrados a hablar cada día.- Chiqui no me seas dramático, hace dos días que me fui y tres que no me veis, literalmente - me reí con el echo de que nos echásemos de menos tan rápido. - Es broma, espero teneros pronto por aquí.
Y así estuvimos un buen rato hablando, se sentía bien, esperaba que esto no cambiase con el tiempo. Esas llamadas, esa conexión, ese saber entenderse, echarse de menos. No quería que cambiase eso, aunque estuviesen lejos.
Pasaron los días y ya me quedaba solo un día para empezar a trabajar. Mañana mi jefa en España me llamaría para hablar del primer articulo que le enviaría y pasado mañana empezaría en la redacción. Me parecía todo un sueño y aunque estos días de pause me habían ido genial para amueblar el piso y los inicios aquí, ya quería acción, periodismo, moda, rutina. Un poco de ritmo y cosas que hacer. Hacía días que no veía a Sophie, así que hoy aprovecharía para pasarme por la cafetería. Me puse un simple vestido, con una bolsa de tela y unas converse y salí de casa camino a la cafetería que, por cierto, era de los abuelos de los hermanos, por lo que me contaron. Aun así, ellos les ayudaban siempre que sus respectivos trabajos les dejaban. Hoy era sábado, por lo que Sophie y Alaric estarían allí.
En cuanto entré un remolino de pelo rubio corrió a abrazarme, realmente Sophie era efusiva, toda energía. Ambas nos reímos juntas ante las caras de la gente de la cafetería.
- Olivia, dichosos los ojos, ya empezaba a pensar que te habías olvidado de nosotros - dijo entre pucheros fingíos Sophie.
- Realmente lo que pensábamos era que nos habíamos quedado sin nuestra cliente adicta al café favorita - gritó Alaric desde la barra.
- Oh vamos, lo dices como si os pagase el sueldo con mis cafés. Me siento donde siempre vale, chicos, espero que tengáis un rato para hablar y tomarnos un café.Y me senté en la mesa que daba al ventanal de la cafeteria, con vistas a una calle interior por donde no pasaban coches y donde se colocaban los artistas. Y vi a alguien de perfil al lugar, pintando un cuadro que me estaba pareciendo fascinante. Realmente me sentía atrapada y concentrada en sus trazos. Entonces caí en algo.
- Oye Sophie, ¿ese es Paul?+++
Bonjour mes amours!
Espero que os haya gustado estos días en la vida de Olivia. Se que es algo pausado y con un ritmo relajado, pero realmente es lo que me gusta escribir. Espero que disfrutéis de conocer poco a poco a Olivia y todo lo que la rodea.
Hasta mañana a la misma hora.
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PARÍS EN SUS OJOS
RomanceOliva llevaba soñando con ese preciso instante desde que era niña. Se enamoró de esa ciudad cuando su abuelo le contaba su historia. Soñó con vivir allí des de antes de pisarla por primera vez y cuando la visitó, supo que ese era su lugar. Pronto, s...