Capítulo 5 - Les fleurs et le vin

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No puede ser, como siempre, no tenía remedio. Estaba corriendo de camino a la parada de metro para llegar a la redacción. Y no, ni me dormí, ni me desperté con poco tiempo, ni hubo una fuga de gas en el apartamento que me hiciese salir tarde. Me desperté a las 7 de la mañana, entraba a trabajar a las 9 y la redacción estaba a 20 minutos y me había asegurado de saber llegar en días anteriores, no había motivo por el que salir corriendo de casa. Me duché, me vestí con un vestido de flores azul marino y una americana fina beige, perfecto. A las 7.45 ya estaba duchada, vestida y maquillada. Así que dije, "oh bueno me da tiempo a tomarme el café tranquilamente" y bien, como siempre, ese tranquilamente fue literal. Siempre me pasaba, desde la universidad. Me preparaba con tiempo suficiente como para no llegar tarde ni adrede y me acababa entreteniendo con el café y después tenía que salir corriendo. Antes de salir metí el iPad, una agenda, un cuaderno, un estuche, un neceser pequeño, una botella de agua y mi cámara al bolso. Y así, dándole el último sorbo a un café ya frío y con una tostada en la mano, salí de casa a las 8.40 justa, tendría suerte si llegaba a la hora.
Por obra de algún milagro, a las 8.55 estaba delante del edificio donde estaba la redacción de Les Fleurs. Entré y fui directa la oficina del director, que es como habíamos quedado cuando hablé por última vez con él. Toqué dos veces la puerta y rapidamente me hizo pasar.
- Olivia, bienvenida a la familia de Les Fleurs,, espero. que tu llegada a París haya ido bien.
- Hola señor Moreau, muchas gracias. Sí, ha sido genial, estoy muy contenta. - le sonreí mientras le daba la mano.
- Bien, me alegro por ello. Acompáñame, te llevará a tu oficina. No es nada del otro mundo, un pequeño despachito, pero tiene buenas vistas y mucha luz, espero que te guste.Verás que no es una redacción muy grande, pero espero que te sientas a gusto. Abajo no se si lo has visto pero hay una sala con una cafetera, sillas y una pequeña cocina, siéntete libre de ir. Arriba hay una azotea con muy buenas vistas, también puedes subir.
Y ahí estaba ante mi la habitación en la que me pasaría unas 8 horas diarias, a excepción de las veces que saliese a cubrir alguna cosa, que trabajase desde casa o que tuviese entrevistas. Al ser una redacción con pocos trabajadores, se podían permitir que cada uno tuviese su pequeño despacho. Moreau tenía razón, tenía mucha luz y unas vistas muy bonitas. Había una mesa con las patas de madera y la tabla de cristal, una estantería, una silla de escritorio y al otro lado un pequeño sillón. También había un ordenador, un micrófono que sin duda necesitaría y un pequeño burro con varias prendas. Era perfecto.
- Es perfecto señor Moreau, muchas gracias. Imagino que ya podré empezar a trabajar. - realmente tenía ganas de ponerme a ejercer mi profesión.
- Tienes ganas de acción eh. Sí, en la mesa te han dejado lo que te toca cubrir esta semana, así como el horario. Por la mañana nada más entrar revisarás lo que te dejen en la mesa, media hora más tarde habrá una reunión del equipo donde hablaremos de los temas asignados, haremos propuestas y en el caso de los reportajes semanales veremos los progresos. También repartiremos las novedades que habrá que cubrir. A media mañana haremos otra reunión y antes de irnos otra. Puedes estar en el despacho el tiempo que quieras, así como puedes irte cuando lo necesites. Si algún día prefieres estar en casa, mientras nos avises todo bien, lo único es que a la hora de la reunión tendrás que estar, excepto casos excepcionales claro. Y no tengo nada más que decirte, la verdad. En dos semanas es la Paris Fashion Week de verano, así que verás que todo en ese sentido es bastante frenético. Así que: ¡bienvenida!

Dejé mis cosas en el pequeño despacho y trabajé en lo que me habían dejado para hoy, mañana tendría que cubrir un evento y hacer una entrevista,  así que quería dejar todo el trabajo de redacción ya hecho. Hice también algunas fotos a las prendas que me habían dejado y las volví a dejar en el burro en perfectas condiciones. Después de la segunda reunión subí arriba a la azotea que me había mencionado el director, no sin antes prepararme un café. Hoy comería tarde en casa, pero los días que estuviese en la oficina me llevaría la comida. Estaba tomando un café al sol cuando una voz conocida me saludó desde detrás.
- Olivia, ¿cómo está yendo tu día? - Era Alaric, quien ya me había dicho que a veces hacía fotografías para esta revista.
- Hola Alaric - le dije mientras le abrazaba - Pues muy bien, la verdad. Encantada con el lugar, el ambiente, el trabajo que hago y todavía más de verte aquí. ¿Cómo estás?
- Yo genial, bastante trabajo hoy, como se nota que se acerca la pfw. En que trabajas tú? Bueno, mañana tengo que cubrir un par de cosas y hacer una entrevista. Todavía no me han dicho si hago yo las fotos o me acompaña alguien. ¿Tú sabes algo?
- Seguro que te asignan uno de los fotógrafos freelance, puede que sea yo, mañana también curro aquí.
- ¡Vaya sería genial!
- Anda, vuelve al trabajo, te envío un mensaje en cuanto sepa algo. - me dijo mientras me guiñaba un ojo.

PARÍS EN SUS OJOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora