Capítulo 12 - Cena en el Siena

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- ¿El famoso Paul, Olivia? - pude notar que el calor me subía a las mejillas, ya no era divertido.
- Ehh... ¿no?
- Conces a muchos más Pauls por aquí, morena? - que bien, la había entendido.
- Ehh... ¿no? - realmente no sabía que decir.
- Famoso Paul, entonces, sí. - se presentó a Ona, santísima paciencia.

Paul se iba a ir cuando se acercó a mí abrazándome y me dijo - tengo ganas de otra botella de vino, morena. - y yo, evidentemente, me quedé sonriendo como una tonta. No fue hasta que mis amigos me sacaron de mis pensamientos que volví a la realidad.

- Amiga, estaría bien que estuvieses en este planeta, no se, digo. - Río a carcajadas Ona. - Entonces, si, es el famoso Paul. Dios mío, solo quiero escucharle decir "He preparado una cena de picoteo". - y con eso reí yo también a carcajadas. Ona desde que supo que quería vivir aquí tiene la fantasia de que mi novio diga eso.
- Si lo dice, te pago una cena - le dije yo, sabiendo que Paul no diría eso.
- Eso está hecho.

Ahí seguimos un rato más, luego nos pasamos el día haciendo turismo, aunque más bien era enseñándole mis sitios favoritos de la zona, ya que ella ya había estado aquí varias veces. Así pasó la semana, entre risas, salidas a comer, excursiones, etc y yo no podía estar más feliz de poder estar aquí con Ona. Al día siguiente se iría, así que decidimos que iríamos a cenar y luego, quizás a tomar alguna copa. Preparamos la cena (sí, la preparamos) y cargando con mi cámara analogica fuimos a cenar a orillas del Sena. Esos eran nuestros planes favoritos, en verano en Barcelona siempre íbamos a la playa, ahora que ya no estábamos allí, decidimos traer un poquito de nuestra vida allí a París y preparamos este plan. Ona también me contó que estaba planeando mudarse a Londres, era el sueño de su vida así que yo no podía más que alegrarme. En Barcelona trabajaba en una empresa que también tenía sede en otras capitales europeas, entre ellas Londres, así que había solicitado el traslado y sería cuestión de esperar el saber si se lo concedían. Brindamos (ella con agua), por los sueños cumplidos, que al parecer no eran una leyenda y sí existían.

Pese estar de maravilla con Ona durante toda la semana, algo no había parado de rondar por mi cabeza y era la ausencia de Paul, sí que es verdad que no nos veíamos ni hablábamos a diario, pero era extraño no encontrármelo en la calle de la cafetería con su caballete o tomándose un café. Tampoco me había escrito y cuando yo lo había hecho, me había contestado con monosílabos. Pero aparté de raíz esos pensamientos de mi cabeza, al final ahora lo que importaba era mi cena y despedida con Ona, que era a quien tenía al lado riéndose,

Después de eso, decidimos sí ir a tomar una copa, pero antes pasamos por casa. Yo estaba empeñada en cambiarme de ropa y ella solo se resignó a ello. Realmente eran esos momentos en los que las dos, entre risas, nos preguntábamos el porque de nuestra amistad. Rapidamente me cambié los vaqueros y la camisa por unos pantalones de traje y un top tipo corsé, una americana y joyas, como siempre, doradas. Me maquillé ligero, cogí mi bolso y ya estábamos listas para salir. Estábamos pasándolo muy bien, realmente. Habíamos conseguido que el francés que estaba poniendo música nos hiciese caso y pusiese temazos en español, desde Daddy Yankee, a El Canto del Loco, pasando por La Oreja de Vangogh. De hecho, estábamos cantando a pleno pulmón Zapatillas, de El Canto del Loco, nosotras y los 4 españoles que andaban por ahí, cuando un chico se nos acercó.
- Así que sois las responsables de que en este sitio pijo francés hayan puesto este temazo, - dijo el chico riéndose.
- Eso parece, añorábamos las fiestas allí.
- Sin duda, no hay nada como cantar estas canciones, no surge el mismo efecto la música en francés.
- Para nada, mucho mejor esto, sin duda. Oh vaya, parece que vuelven a la francesa, luego volveré a meter presión. Igualmente ya nos íbamos.
- ¿Bailas conmigo esta antes? Y antes de que me digas que no vas a dejar sola a tu amiga, mirala. - Genial, la excusa de la amiga no servía, estaba bailando con una chica al otro lado de la pista. - Es mi prima, había venido con ella y ya que a ambos nos han abandonado...
- Está bien, le concedo este baile señor...
- Iván, un placer madmoiselle.
Y ahí estábamos bailando los dos, una canción lenta de Louane que aunque me hacía sentir sentía cómoda, no me permitía disfrutar, no como cuando bailé en el salón de mi casa con Paul. Y fue entonces, cuando los pensamientos de Paul estaban invadiendo mi cabeza, que lo vi en la barra del local, con una copa en la mano, con la que hizo el gesto de brindar hacia mi dirección mientras me sonreía.

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Bonjour chicas,
Espero que estéis todas bien y os acordarais de Olivia y Paul. Yo me moría de ganas de seguir con la historia de mi pareja favorita, pero no había podido hasta el momento.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Solo añado que el próximo capítulo se viene fuerte.

¡Un abrazo chicas y cuidaros!

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