Capítulo 9 - Se nos hizo de día

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- Paul, hola. Ya pensé que te había absorbido tu estudio. ¿Qué traes ahí? - señalé lo que traía en la mano.
- Hola Olivia - dijo abrazándome - he estado algo ocupado en el estudio. ¿Puedo pasar o estás ocupada?
- Bueno, me iba a dormir, pero pasa, nos tomamos algo y me dices qué traes ahí - dije mientras entraba al piso con el detrás cerrando la puerta.  - ¿qué quieres tomar? ¿Una cerveza?
- ¿se te ha acabado el vino? - me preguntó alzando una ceja.
- Pues sí, listo. Mañana si me da tiempo iré a comprar. - me reí ante su comentario y su cara.
- Cerveza está bien, si. - oye ¿cómo vas con el reportaje? - dijo mientras se sentaba en la isla de la cocina.
- ¡Ya está casi listo! Mañana por la mañana lo terminaré. Ahora ya dime qué haces a estas horas por aquí.
- Pues te traía una cosa, espero que no lo veas demasiado ni nada parecido, simplemente me apeteció. - me dijo mientras colocaba los paquetes encima de la isla. En esto he estado ocupado estos días.
- Paul, ¿has perdido tantos días en algo para mi? - pregunté mientras corría a abrir el paquete, que por la forma ya imaginaba qué era.
- Bueno, por eso he estado en el estudio, sí.

Abrí el paquete y lo que me encontré me cortó la respiración y me emocionó. Yo, Olivia Martínez, estaba sin palabras, literalmente. No podía creer lo bonito que era y como cada detalle era perfecto, tampoco entendía la razón para regalarmelo, pero era impresionante.
- Paul, esto es... no tengo palabras.

Delante de mi habían dos cuadros maravillosos. Sabía que Paul pintaba genial, no se tiene una galería de la nada y, además, había podido ver alguna de sus sobras cuando fui a su estudio o cuando pintaba delante de la cafetería, pero sesto me dejó sin aire. En uno de ellos aparecía yo junto a mi gato, una foto que tenía en redes sociales, era de mis favoritas, ya que estaba en la terraza de la casa familiar, con mi pueblo de fondo, era pura nostalgia. Salía tomando el sol, con el gato encima, gafas de sol, un libro y un café con hielo. Era una de mis fotos favoritas, no solamente por la foto en sí, sino por todo lo que significaba, que se resumía en casa.

La otra foto era actual, de hecho la podía reconocer. Era una de las fotos que me había hecho Paul el día que se bailamos en mi piso, en ella salía dando una vuelta sobre mi y riéndome, distraída, contenta. Salía como me sentí en ese momento, cómoda, relajada y feliz. En mi salón, con vino y bailando sin preocupaciones, fue una gran noche. Un reflejo de mi presente aquí, de como me sentía en París. No encontraba las palabras para explicar cómo me sentía en ese momento.

- No quiero que malinterpretes nada, de verdad. Simplemente vi estas dos fotos y pensé que te merecías un regalo de bienvenida. Has llegado como un huracán a Paris, morena. - y se acercó a abrazarme.
- Esto es más de lo que merezco, Paul. No te tendrías que haber molestado, pero la verdad es que me encantan. -apreté más el abrazo.
- No lo es, además, siempre dices que que quieres obras de arte en tu piso, pues que mejor que esta. No lo digo por que lo haya hecho yo, sino por como sales tú, tan contenta, todos sabrán quién eres al entrar en tu apartamento.
- Paul de verdad... si eres tu el que me ha ayudado con el tema de la mudanza, el trabajo... pero no te voy a negar que me parecen preciosos, ¿dónde crees que pueden quedar bien?
- Uno en esa pared sin duda - me dijo señalando la pared que se encontraba vacía y que estaba encima del mueble donde preparaba mis cafés. Si que quedaría bien. - Y el otro... ¿ahí? Indicó encima de mi tocadiscos.
- Me encanta, sí, ahí irán. Mañana mismo los colgaré, ojalá ahora, pero has decidido venir a las 12 de la noche, Paul. ¿Porqué no te sientas? Te traigo esa cerveza.

Y ahí pasamos las horas, hablando y contándonos cosas, reflexionando, apreciando el arte de cada uno. Le leí también el reportaje y le conté sobre mi vida en España, cómo quería que él, Alaric y Sophie viniesen a Barcelona para enseñarles el lugar dónde tan feliz había sido, también a mi pueblo a pasar unos días alejados de todos. Él me habló de su pueblo al sur de Francia y como también podríamos pasar allí unos días. Y sin quererlo, esos me parecieron los mejores planes con ellos. También le conté como pronto vendría mi mejor amiga y las ganas que tenía de que les conociese a todos. Pero hablamos también del destino, de la naturaleza, de los caminos, del mar, astrología, el amor, la vida, la muerte, de tantas cosas que no recuerdo el momento en el que se nos hizo de día, pero estuvimos así horas.

De repente estábamos los dos, mirándonos a los ojos, como si nos quisiésemos decir algo que no salía en forma de palabras, simplemente con la mirada. Éramos él y yo, con la música del tocadiscos y el amanecer entrando por mi ventana.

+++

¡Bonjour chicos!
Espero que os haya gustado. ¿Qué os parecen Paul y Olivia?  A mi me encantan. Seguramente esta noche suba más, hoy que tengo el día más tranquilo. ¿Qué pasará entre ellos?

Espero que estéis todos bien, por cierto. Aquí poco a poco se va retomando la normalidad, aunque le temo a un rebrote, de hecho ya han confinado una zona otra vez, espero que no vaya a más.

Un beso y un abrazo enormes.

PARÍS EN SUS OJOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora