Capitulo 1.

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Das un paso, luego das otro y así seguidamente mientras observas en primera fila a donde te lleva esa línea de pasos, te caes y te levantas.

Realmente es necesario pasar por tanto para llegar a la cúspide y luego de que estas allí mirar hacia abajo, sentir vértigo y pánico, das un paso atrás y ver que te encuentras solo, disfrutando de lo que construiste pero sin tener con quien compartirlo.

Pasa el tiempo y vuelves triste a la punta del abismo y sin darte cuenta te tropiezas y caes, en esa trayectoria rememoras todo y a tu cara caen tus errores y tu egoísmo. Tus ojos ven una luz nueva y al impactar todo es negro.

El vagabundo que se encontraba sumergido en un sueño profundo se levantó sobresaltado acomodándose en la banca en donde hace unos minutos descansaba, con el corazón acelerado y los recuerdos aglomerados en su cabeza.

Intento calmarse, no le servía de nada revivir el pasado. Suspiro y sintió una presencia a su lado, era un niño que lo quedó mirando con cara de espanto, con lágrimas cubriéndole las mejillas y sus manos temblorosas.

No sabía si era por su aspecto deplorable o porque algo le había pasado pero el miedo no se apartaba de sus ojos.

— ¿Qué tienes? ¿Qué te ocurre?— el niño paso su brazo por su nariz quitándose los mocos y luego por sus mejillas para quitar las lágrimas.

—Es que no encuentro a mi mami—habló hipando.

Se compadeció del niño y lo tomo de la mano para ayudarlo a buscarla.

—Tranquilo ella también te debe estar buscando—caminaron por toda la plaza y ni rastro de ella. —Mejor vamos a la casita policial que está aquí cerca—el niño asintió.

El niño ya estaba más calmado y pasó todo el camino hablando de lo hermosa que es su madre, el vagabundo le sonreía de vez en cuando concentrado en llegar a la estación y dejarlo allí para que puedan llevarlo con su mamá.

A su mente llegó cuando era niño y su mamá lo llevaba al parque, sonrió nostálgico y se reprochó lo sucedido, lo que por su egoísmo generó.

Llegaron a la estación y de un momento a otro el niño dejó su mano para correr hacia una mujer que triste explicaba a los oficiales la pérdida de su hijo. El rostro de la mujer se llenó de alegría y cargó al niño que al estar en brazos de su madre reanudo el llanto.

El vagabundo al sentirse satisfecho dio media vuelta y volvió a aquel parque que lo ha acogido durante tanto tiempo.

El niño desesperado le cuenta a su mamá que un vagabundo lo llevó hasta allí y cuando llevo el dedo al lugar en donde, unos minutos atrás, lo había dejado se entristeció al no encontrarlo allí y suspiró.

Su madre agradeció a los oficiales y se fue junto a su pequeño.

Mientras respires, hay esperanza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora