Capítulo 7.
—Ya va—lo detuvo—tu ahora duermes en la calle porque así lo deseas ¿cierto?
—Así es—afirmo él—aunque si viví en la calle porque no tenía otro pero después que mi tía dio conmigo o bueno yo con ella, he tenido un techo donde dormir y algo de comida.
—Entiendo y ¿vas a seguir durmiendo en la calle?—preguntó intrigada.
—No, se lo prometí a mi mamá—sonrió—aunque quisiera seguir ayudando a aquellos que no pueden, que tienen que seguir en la calle—suspiró—debo surgir para poder regresar me al lugar que sin piedad acabo conmigo.
—Lo sé, yo también hago un esfuerzo muy grande por superar todo, la casa, mi papá. En toda esta ese enfermo que acabo conmigo pero solo tengo que aprender a llevarlo, a no dejarme nunca más.
—Es como tiene que ser y el saber que de alguna manera podemos levantarnos cada vez que tropecemos, es muy gratificante—le tomó la mano—aunque yo no perdí tanto como tú, sé que ambos somos lo suficientemente fuertes para enfrentar a los fantasmas del pasado—ella asintió.
—Ya tengo que irme mañana—suspiró ella.
— ¿Tan pronto?—preguntó desanimado.
—Sí, necesito solucionar unas cosas que salieron de improviso y tengo que regresar mañana—explicó ella.
— ¿Quieres que demos un paseo por la torre Eiffel?—preguntó, quería que se llevara un gran recuerdo del lugar y de él.
—Bueno, está bien.
Salieron de la cafetería y comenzaron a caminar por la calle hasta llegar al jardín que acompaña a esa magnífica torre.
Sentados en el césped comenzaron a hablar de sus aspiraciones, de sus metas y de esos sueños que quedaron guardados en un baúl.
No pudieron faltar unos chistes que él, para no dejar de ver su sonrisa, le contaba.
Ya era tarde y aunque no quisieron cortar ese momento tan ameno que durante pocas horas compartieron.
—Tengo que irme ya, el viaje es largo y necesito descansar antes de subirme a ese avión—él asintió y se levantó para luego darle la mano y ayudarla a reincorporarse.
La halo con tanta fuerza que el impulso la llevó a golpearse con el pecho de él y quedar en la posición en al principio de la salida tuvieron accidentalmente, Los ojos de él no se apartaban de los de ella y viceversa, están perdidos en lo que escondían las irises el uno del otro.
—Me la pasé genial hoy—habló ella logrando que el bajara su mirada a sus labios.
—Y yo, me entristece que te vayas—suspiró—me hubiese gustado compartir más contigo.
Caminaron hasta llegar a la avenida principal.
—Hasta luego William, fue un placer conocerte—sonrió.
—Hasta luego Chloe, lo mismo digo—él detuvo un taxi y antes que se subiera le tomó la mano—espero tu corazón sané y puedas seguir adelante, cumple todo lo que te propongas.
—Espero lo mismo, cuídate mucho—él le dio un beso en el dorso de la mano y ella se subió al taxi.
—Cuídate—ella sonrió y movió su mano despidiéndose.
Nada podrá igualar lo que ella le hizo sentir en tan poco tiempo, su corazón latía y sus sentidos alerta se mantenían.
Ojala hubiese podido quedarse más tiempo pensó él, quizás la vida entera o mucho más.
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Mientras respires, hay esperanza.
Roman pour AdolescentsLa vida da muchas vueltas, creías seguras muchas cosas, cosas que solo eran un adorno innecesario en una vida que se destruía en cada paso dado. Pensar y analizar que de alguna manera la vida es injusta sin detenerse a pensar que son solo sus decisi...