Capitulo 8.

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Él se devolvió a donde su tía con un sentimiento extraño en su ser, las ganas de querer luchar se hicieron más fuertes, quería hacer muchas cosas, una nueva carrera, un nuevo negocio, un nuevo comienzo.

Los niños lo colapsaron a preguntas y quedaron satisfechos cuando les contó todo lo sucedido.

Su tía a lo lejos escuchó y se entristeció al ver como sus ojos dejaron de brillar cuando dijo que se iría.

— ¿Y volverás a verla?—preguntó uno.

— ¿Crees que le gustes?—preguntó otro.

—Espero puedan volver a verse—ese comentario lo descoloco.

Realmente quería eso, que pudiera verla otra vez, así comprobaría si era tan real esa conexión como la sintió en ese momento.

—Tía ¿Por qué te vas?—preguntó Bruno mientras ella sonriendo arreglaba su maleta.

—Tengo que arreglar unos asuntos y te prometo que en cuanto termine regreso—habló ella.

—Está bien—sonrió—tía... y el vagabundo ¿te trato bien?—ella soltó una carcajada mientras se le venía a la mente William.

—Si Bruno, claro que si—él la miró fijamente.

— ¿Te gusta?—ella detuvo lo que hacía.

— ¿Por qué preguntas eso?—él se torció los dedos.

—Es que estas muy sonrientes—Bruno se acercó.

—No sé Bruno y esas son cosas de adultos—él bufó.

—Te gustó él pero no me lo quieres decir—ella lo miró sorprendida.

—Ya Bruno deja el tema y ayúdame que ya no llego al aeropuerto—él se acercó y comenzó a doblar y meter.

—Cuando más lo niegues, más real se hace—sonrió él inocente dejándola con ese pensamiento continuo en su mente.

Sus palabras habían calado, igual era algo imposible eso.

Los días pasaron, ella de un lado a otro con su padre arreglando problemas y concretando unos negocios.

Maximiliano quiso acercarse pero no lo dejó, en su vida jamás había odiado a alguien como lo odiaba a él, de alguna manera se merecía todo el odio que su cuerpo podía desprender. Pero también se odiaba a ella misma porque por ser tan ingenua le arrebataron a la única luz que la podía salvar.

Él iba de la universidad a su trabajo, no tenía tiempo, no le daban tregua.

Gracias a algunos profesores había podido conseguir trabajo en una gran empresa, en donde el transcurrir de los meses lo ayudaron a acomodar y arreglar lo que se encontraba mal en su vida.

Sus ganas de volver a salir adelante tomaron el papel protagónico después de conocerla, todo en él mejoro y en sus sueños la recordaba cada noche.

Un día en donde fue a llevarles cosas a esos chicos de la calle se encontró con Bruno y su madre.

Hablaron, rieron y en medio de eso se enteró que Chloe iba forjando negocios en todos lados.

Avergonzado pidió su número y gracias a que Bruno insistió, lo consiguió.


Pasaron semanas y no se atrevió a llamarla, ni siquiera un mensaje pensó que así el mejorara, ella no se merecía una persona como él en su vida.

Mientras respires, hay esperanza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora