Capitulo 10.

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Pensó mucho en marcar el número, iba camino a su casa y se encontró con Amanda y Bruno, este le preguntó si había llamado a su tía y no pudo responderle.

Entre su parloteo habitual y sus ganas de ver la reacción de William al mencionar a su tía dijo que justo ese día estaba cumpliendo años y que estaba triste porque no estaba con ella.

Él se sorprendió y el niño se rió, sus caminos se separaron y una idea se formó en su cabeza.

Llegó a su casa y se deshizo de la corbata, se sentó en el sofá y agarro el teléfono del interior de su saco y luego se lo quitó.

Pensó en que le diría, como hablaría y si era prudente hacerlo.

—Si no lo haces ahora, te arrepentirás luego—habló su mamá que semanas atrás había venido a visitarlo—si al hablar con ella ahora sientes lo mismo a cuando la viste entonces ahí es y es necesario que saques de tu pecho ese amor que se está formando—se fue a la cocina y lo dejó allí, más confundido que antes.

Marcó el número y no contestaba, así intento varias veces y obtuvo el mismo resultado.

Suspiró agotado.

—Ultima vez—repicó tres veces y contesto— ¿Chloe?—preguntó sintiendo el corazón a mil— ¿Chloe?—solo escuchaba una respiración.

—William...—susurró ella.

— ¿Cómo estás?—ella suspiró— ¿Qué ocurrió?—preguntó recostándose en el sofá.

—Que Maximiliano llegó hace unos minutos y arruino mi paz, en fin él no es importante ¿Cómo tienes mi número?—preguntó cambiando el tema.

—Un pequeño parlanchín me lo dio y por ahí escuché que estas cumpliendo años—ella se revolvió en la cama nerviosa—felicidades por un año más, te deseo lo mejor.

—Ese Bruno—sonrió—gracias y gracias por llamarme necesitaba esto o colapsaría y cuéntame ¿Qué tal te va?—preguntó interesada.

—Comencé a trabajar y estoy estudiando—le contó como obtuvo el trabajo y que tiene casa— mi mamá vino a visitarme y pienso regresar con ella a España, volver a mi país puede sentarle bien a mi cambio de vida.

—Me alegro mucho que hayas podido afrontar las cosas, que pudiste seguir adelante y hacer esta vez las cosas bien—no sabía que decirle sobre su regreso, quizás no quisiera verla.

—Ya compre los tiquetes de avión y espero que podamos vernos y poder pasar mucho más tiempo contigo, quiero ver hasta dónde nos lleva este nuevo camino—ella se tapó los ojos, se sentía sofocada.

—Yo también quiero lo mismo—suspiró—me gustas—la línea quedó en silencio.

Mientras respires, hay esperanza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora