El auto paro en la empresa de Niñeras al rescate, un hombre con la mirada achicada, el ceño fruncido, los labios apretados, bajo poniéndose los lentes negros, se encamino a las puertas corredizas con paso firme y seguro, como si el mundo le perteneciera, tras de él una chica con una bata lo siguió, ella caminaba cabizbaja, la recepcionista enseguida lo reconoció y llamo a la encargada.
-Rin él está aquí de nuevo, trae a Tsubaky en bata-murmuro rápido sin poder explicar, mientras el hombre ingresaba sin saludar.
-llamé a la encargada con urgencia-su voz gruesa asusto a la chica, quien trago saliva y asintió rápido.
-buen día señor Am-saludo serena Rin, apareciendo por el pasillo-pasamos a mi oficina.
-claro-murmuro entrando en su oficina, Rin dirigió una mirada de reproche a la chica, quien también ingreso- estoy pensando cancelar sus servicios señora Taisho-menciono cruzándose de brazos.
-señor Am, dígame cual es la molestia que lo lleva a eso-pregunto tratando de no perder los estribos, la jefa se había tomado unos días y este era un maldito ricachón, conocido en la alta sociedad, si cancelaba su contrato otros lo seguirían, maldición pensó la mujer.
-es muy molesto para mí todo esto-expreso enojado- cuando solicité sus servicios pensé que hacia trato con gente responsable y ética, pero tal parece que sus empleadas no son personas profesionales, esta es la quinta chica que parece no entender las sencillas reglas que tengo en mi casa-menciono enfatizando las últimas palabras.
-quiere decir que Tsubaky ha incumplido con su contrato-dijo buscando en la mirada de la chica una explicación, pero solo basto mirarla y saber la tontería que había hecho.
-le deje pasar tres faltas, pero la de esta mañana ha sido demasiado-murmuro mirando de mala gana a la chica sentada a su lado.
-bien señor Am, déjeme buscarle otra persona para incorporarse hoy mismo-trato de suavizar las cosas.
-se lo dije desde la primera vez, quiero a una mujer mayor, con experiencia, para trabajar en mi casa, no puede ser que solo tengan a chiquillas-hablo con desdén.
-sin embargo, la única persona con esas características esta de planta en otro lugar-contesto-pero le aseguro que todas nuestras niñeras cuentan con la capacitación adecuada para su función.
-no lo dudo-dijo parándose- mi empresa no se maneja sola, mi hijo pequeño aún no está con edad de asistir a la escuela, necesito a alguien ¡ya! en mi casa-exigió-si al medio día no hay una persona que cumpla con mis expectativas, avíseme y cancelamos el contrato.
Dicho esto, salió dando un portazo, Rin suspiro y miro muy enojada a Tsubaky.
-que hiciste para que el señor Am se pusiera así-pidió saber.
-Rin carajo solo olvide usar mi bata al salir del cuarto, tenía calor y no pensé que hubiera problema a esa hora de la mañana, pero el maldito me encontró cruzando al baño y ya sabes sobre sus estúpidas reglas- se excusó la chica.
-mira Tsubaky, dudo que él se pusiera así por una estupidez, pero ya, vete a casa, mientras encuentro donde instalarte-dijo resignada por el problema que se venía.
-gracias, Kagome va a enojarse mucho-dijo afligida.
-mucho-resoplo Rin.
A las afueras de la ciudad se encontraba una mujer mirando el lago Shikon, su cabello negro se movía sin control con la brisa fresca de aquel verano, se había tomado unos días libres ahora que contaba con el apoyo de su amiga Rin, confiaba en sus juicios, sonrió mientras nadaba, Niñeras al rescate había sido una idea que creyó nunca realizar, sin embargo, al verse sola sin familia después de aquel horrible accidente, necesitaba de algo para comer, fue difícil pero después de tres años el negocio contaba con excelente prestigio entre la gente de la alta sociedad, podía sentirse orgullosa de decir que varias de sus chicas se encontraban de planta en las mejores familias de todo el país, acababa de salir del agua cuando sonó su celular, le llamo la atención ver el nombre de su socia.
-Kagome, discúlpame, pero surgió una situación y te juro que no sé qué hacer-hablo la chica nerviosa y preocupada.
-Dios Rin, ¿Qué paso? Me estas asustando-contesto aguantando la respiración.
Trabajar con niños era un trabajo difícil, por eso se preocupaba en capacitar en todos los aspectos a sus chicas, saber que tenían la capacitación integral necesaria para el cuidado de niños era esencial para ella, no podía darse el lujo de enviar a una persona incapacitada, justo cuando su empresa empezó a tener fama, otra persona decidió abrir una agencia similar, sin embargo, tristemente se había visto envuelta en un serio problema donde un pequeño casi muere a causa de una intoxicación, la niñera no supo cómo actuar, muy al contrario se desesperó, o vio que la empresa cerro inmediatamente, ese era un aspecto que siempre le preocupaba, pero confiaba en ellas y sus capacidades.
-él volvió-susurro- el señor Naraku Am trajo a Tsubaky, exige a una niñera para antes del mediodía, sino cancelara su contrato.
- ¿qué rayos hizo? -pregunto resoplando.
-se le olvido poner la bata-menciono rodando los ojos la castaña.
-dime que no tenía un babydol puesto únicamente-hablo molesta.
-llevaba puesto un top y una tanga, así la trajo con la bata puesta-hablo.
-MALDICIÓN-expreso parándose de mala gana- se le dijo la importancia de seguir las absurdas reglas de ese hombre, sabes que, si él cancela su contrato, muchos otros lo seguirán, ese hombre es el rico más influyente de la ciudad.
-exige a una persona mayor-murmuro- Kagome no sé qué hacer perdón.
-no podemos darnos el lujo de quedar mal-hablo segura-iré yo, por el bien de la empresa, mientras Kaede termina su contrato con la familia Kyuga.
-está segura y mientras tanto-respondió-prometo cuidar todo aquí.
-lo se amiga-contesto- envíame por favor los datos necesarios por correo, bien nos hablamos, ¡ah! por cierto… la próxima familia con niños complicados dáselo a Tsubaky, tal vez así aprenda a agradecer un buen trabajo.
La mujer colgó y se levantó, se colocó un short, subió a su auto, tenía poco tiempo para preparar sus cosas y llegar justo a la hora, ese hombre era un gran dolor de cabeza, desde el momento que entro a la empresa debía suponer que traería problemas, pero no podía negarle el servicio a ese hombre influyente, necesitaba de prestigio para crecer la empresa, cinco chicas habían sido despedidas, las cinco hablaban de unas reglas absurdas, como no andar sin bata pese a llevar un suéter, pantalón y calcetines encima, el calor que teníamos en esta área del estado era extrema, también mencionaban que exigía que a sus hijos se les llamara señorita, joven, niño, nunca de su nombre de pila ¿cómo crear un lazo afectivo con ellos? Entre otros, rodo los ojos fastidiada por la situación, ese hombre tendría que aprender que cuidar de sus hijos no era como trabajar con objetos, sino con personas que necesitaban de cariño y aprecio, pensó poniéndose los lentes negros.
-el cliente es primero-murmuro- deberíamos cambiar nuestro lema o cada idiota puede obligarnos a tomar medidas extremas.
Continuara…
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La Niñera
FanfictionComo dueña de una agencia importante de Niñeras Kagome tenia el deber de satisfacer a sus clientes, estaba orgullosa de sus empleadas, todo era perfecto hasta que aparecio él y se vio obligada a ser ella misma quien se hiciera cargo de sus hijos...