#Regla 11 La confianza es clave

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POV NARAKU

Maldición, la estoy regando en grande, Kagome ya no me mira a los ojos, inclusive me evita en la casa, no contesta mis llamadas, eso que la he acorralado en varias ocasiones en su habitación, ya le pone seguro a su cuarto, en tres días me ha dejado como león enjaulado, está cada segundo metida en mi cabeza, la presencia de Sango no me está ayudando, ella es mi cuñada y la dejo hacer en la casa porque veo que Kikiu se ve más contenta.

El trato que le da a Kagome es poco sutil, sí, pero ella no sabe que Kagome es mi pareja la ve solo como una empleada, como lo veo, solo trata de ser como su hermana, mi amada Kagura, aunque era buena y generosa, le gustaba dejar claro la posición de cada uno, sirviente, patrón, pese que la silla quedo desocupada sin la presencia de Miroku, ella no quiso regresar al comedor.

-papá tía me llevara esta tarde a comprar ropa- entro Kikiu al estudio- esta noche tengo una fiesta y no tengo nada que ponerme-puedo ir-pregunto mi hija.

-en la noche-pregunte.

-cuñado déjala divertirse- me riño Sango-ya verás que nos la pasaremos muy bien Kikiu-menciono Sango sonriendo- Naraku pensé en llevar a Shipo para entrar después por pizza.

-tienes razón, pero ustedes estarán ocupadas con la ropa, no podrán cuidarlo-comente dudando.

-pero la señorita Higurashi está para ello-dijo mi cuñada-que venga con nosotros.

-bien, entonces vayan, díganle al chofer donde dejarlas y a qué hora pasara por ustedes.

POV KAGOME

Estaba en el cuarto del pequeño cuando ella entro, me miro altanera como siempre.

-señorita Higurashi aliste al niño y usted también, vamos a la plaza-ordeno.

-si, en un momento bajamos-conteste.

Estaba enojada, esta mujer podía decidir hacer y deshacer a sus anchas, donde quedaban las reglas de esta casa, cambie a un molesto pequeño Am, quien estaba como yo, sin ganas de ir con ellas, un rato después bajamos, el chofer nos dejó en la plaza, esta mujer era increíble entramos en más de diez tiendas, sin comprar nada, al final se decidió por la tienda más cara, Kikiu estaba muy emocionada mirando las prendas que su tía le mostraba, mire consternada una en especial que dejaba demasiada piel a la vista, si Naraku se había escandalizado por un traje de baño, cuando mire a su hija con dicha prenda creo que sufriría un infarto.

-señorita Sango, disculpe, pero las prendas que le ha elegido a la señorita Kikiu, considero no son para una adolescente-le comenté mientras Kikiu entro al probador.

-mire señorita Higurashi, soy modelo, se bien que le queda y que no, no se preocupe-respondió arrogante.

Me encogí de hombros y lo dejé pasar, fue una tarde bastante molesta para mí, llegada la noche dormí al pequeño Am, baje en busca de agua, cuando escuche unos gritos, eran de Kikiu y Naraku.

-por supuesto que no saldrás así-dijo él.

-pero padre esta ropa me gusta-se quejó la chica.

-tu tía me escuchara, no sé cómo permitió comprarte algo tan…-dijo enojado.

Cometí el error de salir de la cocina, Kikiu estaba molesta, me miro con los grandes ojos y me señalo.

-fue ella-exclamo-la señorita Higurashi me lo sugirió y tía, acepto.

- es verdad-pregunto mirándome.

-acaso dudas de tu hija-la voz de Sango sonó firme- le dije que era demasiado revelador, pero ella insistió que Kikiu tenía edad, que te parecería bien.

-cámbiate de ropa si quieres ir a la fiesta y usted venga a la oficina-me dijo.

Kikiu estaba asustada, ella sonreía satisfecha por meterme en problemas, no tengo la menor idea de porque la trae contra mí, pero bueno, suspire entrando tras de él.

-Kagome no puedo creer que hayas permitido que mi hija, pequeña se comprara eso-señalo sin preguntarme si era cierto-creí que tú entendías, Kagome-me miro y lo supe, yo no me defendería, no pelearía, sencillamente porque él había decidido que era la culpable.

-señor Am-hable parándome lo más derecha posible- permítame llamar a mi socia, le encontrare a una nueva niñera para mañana temprano, apenas llegue me voy- le dije.

-no puedes dejarme, nosotros-intento acercarse, pero retrocedí.

-no, Naraku, no hay un nosotros ok, tú no me das mi lugar y no seguiré jugando a los secretitos-conteste- no merezco esto. 

-Kagome perdóname, pero entiende soy padre-hablo frustrado.

-en serio crees que yo permitiría a tu hija comprar algo así-pregunte enojada.

-no lo sé-contesto.

-entonces no me conoces como creí, con permiso- dije conteniendo las lágrimas.

Salí del despacho y apenas cerrar la puerta deje salir todo el dolor por su falta de confianza, me apresure a subir las escaleras y justo antes de entrar a mi cuarto choque con un pecho fuerte, levante la mirada y me encontré con esos ojos dorados que me miraron con una intensidad que me dejaron sin aliento, sus brazos me rodearon y me deje consolar por este chico de 20 años, que no dudo en decirme.

-él jamás te amara como yo.

Continuara...

La NiñeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora