#Regla 2 No importa lo sexy que se vea puede ser muy molesto

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Él entro a la casa, estaba de mal humor odiaba la incompetencia, cuando le recomendaron aquella agencia de niñeras nunca pensó que le darían tantos problemas, estaba muy ocupado en la instalación de la nueva fábrica en la ciudad, no tenía tiempo para buscar en otro lado, por ahora no le quedaba de otra que atenerse a las niñas que le enviaban, todo para que sus hijos no se quedaran solos mientras él trabajaba, suspiro, pero enseguida empezó a sonreír cuando un pequeño de cabello rojizo corrió a sus brazos.

-hola papa- él pequeño Shippo lo abrazo con fuerza.

-buen día señor-hablo un hombre mayor tras de él-sus hijos se han ido y el pequeño estaba ayudándome en la cocina, espero no le moleste.

-no para nada-respondió bajando al niño y mirando al hombre- gracias por verlos mientras no estaba, nos quedamos de nuevo sin niñera.

- ¿otra? y ahora que hizo-preguntó el hombre que más que empleado era considerado un buen amigo por el señor Naraku.

-papi-reclamo atención el pequeño de tres años- puedo ir a jugar al jardín.

-claro amor ve, solo ten cuidado-le dijo revolviendo el cabello con cariño-puedes creer que se apareció frente a mi sin ropa.

-jajaja hay señor usted no deja de romper corazones-río el hombre.

-no es risa Myoga, lo último que necesito es una mujer que acapare mi atención, mis hijos deben ser primero-menciono sentándose en la cocina con el periódico.

-le enviaran a otra persona-pregunto el hombre realizando la limpieza de la cocina.

-eso espero o sino cancelo el contrato-hablo serio.

*Más tarde...

La mansión era enorme, podía vislumbrarse un hermoso jardín, Kagome se quedó impactada por la belleza del lugar, paro en la reja, toco el intercomunicador.

-buen día vengo de Niñeras al rescate-hablo segura y a lo lejos vio a un pequeño pelirrojo jugar con un hombre, ambos parecían reír y pasársela bien.

-adelante-contestaron y la puerta se abrió, el auto avanzo hasta la puerta principal, bajo con la maleta en mano.

Hacía mucho que Kagome no hacia trabajo en campo, había olvidado que era vivir en una casa ajena, atenerse a reglas, pero eso si jamás había olvidado como cuidar a niños, sonrió al hombre canoso que abrió la puerta.

-buenas tardes soy Kagome Higurashi-se presentó dándole la mano al hombre.

-buenas tardes llámeme Myoga señorita-contesto dándole paso para entrar- pase el señor viene en un momento.

-gracias-murmuro viendo la sala.

Estaba decorada de manera exquisita, sin duda labor de un profesional, parecía una casa de adulto, demasiado ordenada como para tener niños en ella, pero que podía esperar conociendo al señor Am Naraku, siempre tan formal, serio, rayando en la frialdad, ese hombre parecía no tener sentimientos, pero no era acaso el que jugaba en el jardín con su hijo, sus pensamientos se interrumpieron al escuchar pasos.

-Buenas tardes señor Am-hablo de manera formal y serena.

Él la miro de arriba abajo, con el ceño fruncido, después clavo la mirada en ella, sus ojos rojizos eran únicos, ella no pudo dejar pasar lo bien que le quedaba el traje, sus hombros anchos y músculos se marcaban demasiado bien, trago saliva, y se obligó a recordarse quien era, don Helado, ese era el apodo de las chicas que habían trabajado con él, se obligó a sonreír esperando que hablara.

-no es demasiado joven, creo que llamare a la encargada, fui claro al pedir a una mujer mayor-dijo con una mueca.

-yo soy la dueña de la agencia y para nada soy joven, aunque debo estar alagada de que lo piense, tengo más de 25 años, edad que no rebasaban las chicas que se le fue enviadas, estoy a nada de cumplir 28 señor Am-menciono empezando a sentir molestia.

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