Los brazos de Inuyasha la rodearon, sus labios se unieron en un beso profundo, ella estaba algo aturdida por las emociones surgidas, si bien al estar con Naraku su cuerpo vibro, sentir los labios y la lengua de este chico le causo una sensación que no sabía como definir, su cuerpo clamaba por el hombre que apenas tenía edad para estar con ella, sabía muy dentro que era un error, su cabeza gritaba que era una locura, traía recuerdos de las noches que había pasado con Naraku, pero algo le decía que debía seguir…
Las manos de él descendieron por su espalda hasta atrapar su trasero pegándola a su bulto ya hinchado, estaba dispuesto a demostrarle cuanto la deseaba, empezó a quitarle la ropa saboreando cada porción de piel que aparecía ante sus ojos, se maravillo de lo suave que era su piel al rosar su espalda.
Kagome jadeaba ante el tacto, la mirada y el ardor que él dejaba en su piel, se estremecio al sentir la humeda lengua lamer su pezón, en un rápido movimiento Inuyasha la deposito sobre su regazo mientras él se sentaba en la cama, su boca se deleito con los pronunciados senos, mientras su mano se colaba entre sus piernas.
La mano masculina se hundio en su sexo humedo, haciendo imposible un gruñido de placer por parte del chico, Kagome hundio su rostro en su hombro, con los ojos cerrados, disfrutando de las sensaciones provocadas, definitivamente Inuyasha no era un niño, sus movimientos hablaban de la experiencia que tenía, sus bocas se encontraron de nuevo, exigentes, robando el aliento del otro, sin duda estaban llegando a un punto sin retorno...
Cuando el timbre sonó insistente, rompiendo la magia del momento, se miraron sin moverse, jadeantes y exitados.
-no bajes-murmuro él mientras su lengua rosaba su pesón.
-mmm... -gimió ante su contacto.
El timbre sonó una vez más, seguido de un mariachi, ambos se miraron consternados, ella se separó por fin, asomandose con cuidado por la ventana, quedo pálida al mirar a Naraku ahí abajo, retrocedió y se encontró con los ojos dorados, su corazón latio con desenfreno, pero lo suprimio la culpa, exacto, culpa pensó.
¿Que estaba haciendo con el padre e hijo?
-genial Kagome, lo estás haciendo muy bien-murmuro enojada consigo misma y a punto del llanto.
- ¿Quién es? -pregunto Inuyasha.
La música sonaba con una canción romántica, Inuyasha se asomó y de nuevo se giró, muy dentro de él tenía claro que aquello solo era... suspiro bajando la cabeza y a su pesar estaba seguro que lo mejor era irse, al fin de cuentas Kagome amaba a su padre, y él solo se estaba aprovechando de su vulneravilidad, le dolía pensar en ello, sonrió mientras se dirigia a la puerta, ella no lo miraba, regreso para agacharse frente a ella, quien estaba sentada a la orilla de la cama con la cabeza baja.
-Kagome-pronuncio su nombre- en verdad creiste que sentía algo por ti-está lo miro con la boca abierta-solo estaba jugando contigo, por fastidiarme-hablo Inuyasha con una sonrisa de burla.
-eres...-murmuro ella sin poder seguir.
-Soy Inuyasha Am-sonrio altanero-y no hay niñera que entre en mi casa que no termine conmigo en la cama-menciono parandose.
Kagome le miro rabiosa, con los puños apretados, se sentía como una estupida por caer en los brazos del chico que solo pretendía acostarse con ella, todo era un juego para llevarla a la cama, en realidad él no sentía nada, así como ella, se dijo poniendose en pie, en efecto, ella a quien amaba era a Naraku, no al joven Inuyasha.
-espero que la siguiente niñera que entré a tu casa también termine en tu cama-hablo con diversión.
-dije todas-sonrió Inuyasha- apurate-hablo serio- él te necesita para ser feliz, yo estaré encantado de tenerte en la familia-dijo dándole un beso en su mejilla-nos vemos preciosa, sal y hazlo feliz.
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La Niñera
FanficComo dueña de una agencia importante de Niñeras Kagome tenia el deber de satisfacer a sus clientes, estaba orgullosa de sus empleadas, todo era perfecto hasta que aparecio él y se vio obligada a ser ella misma quien se hiciera cargo de sus hijos...