Antes de incluso pensarlo corrió para saltar directamente al agua.El impacto con esta le jugó una mala pasada. Por unos segundos perdió la visión de su alrededor. Parecía estar soñando; cuando se vió a sí mismo, en un sitio que no pudo descifrar por la rapidez del flasheo, con las manos cubriendo sus orbes. De pronto la vista se enfocó en algo que recorría su rostro y caía lentamente hasta chocar con el suelo. Estaba llorando. Él, Choi Soobin, se vió llorar desesperadamente, mientras su pecho subía y bajaba por los fuertes sollozos. ¿Qué era tan fuerte como para hacerle soltar sus valiosas lágrimas luego de trece años?
En ese instante recuperó la conciencia. Cerró con fuerza los ojos la primera vez, y luego al observar el fondo de la onda piscina, le vió a él.
Deslumbrante a pesar de las circunstancias. Su camisa roja casi transparente flotaba intentando escaparse de su cuerpo. Estaba descalzo, pero su pálida piel desnuda le hacía brillar cuan muñeca de porcelana. Su cabello y fino rostro eran alumbrados por un rayo de luz de la luna, que quizás a propósito, esa noche brillaba con mayor intensidad que nunca.
Sacudió su cabeza luego de mantenerse hipnotizado con el chico y movió sus brazos y piernas sincronizadamente para llegar hasta él.
Con ambas manos le agarró desde la las caderas y nadando rápidamente llegó hasta la superficie. Su boca se abrió instantáneamente en busca de aire. Le llevó hasta la orilla donde le esperaba un inmenso grupo de personas, quienes les ayudaron a salir finalmente.
Todos se apartaron cuando Soobin dejó caer suavemente al muchacho a su lado, se hallaba agitado por el largo tiempo sin oxígeno. Pero eso no era nada, el chico aún estaba inconsciente y nadie hizo más que murmurar y observar. El pelinegro observaba a todos lados decepcionado, siempre se hallaba rodeado de personas, pero en momentos como este, no le ofrecían su mínima ayuda. Buscó con la vista a Yeonjun, pero este no se hallaba presente.
— ¡¿Nadie hará nada?! —vociferó enfadado. No hubo respuesta— Está bien ¡No hace falta!
Sin perder un segundo más se posicionó sobre el castaño y comenzó a presionar su pecho como había observado en varias películas de salvavidas.
—Venga —exhaló mientras continuaba con mayor rapidez—... Despierta, despierta Huening Kai.
Una vez más le había reconocido, a pesar de verse totalmente distinto.
Repentinamente y como arte de magia los párpados del menor se separaron y algo de agua salió de su boca.
La gente alrededor aplaudía.
Pero a Soobin no le hizo gracia tal acto.
—No es necesario —se dirigió a su "multitud"—. No finjan que les importa cuando hace unos minutos estuvo a punto de morir ahogado y le miraban como a un fenómeno.
Hubo un silencio total.
» Sí, porque eso es lo que todos ustedes acaban de hacer ¿Son demasiado tontos para recordarlo o qué? Cuando él lo recuerde todo y esté totalmente bien, no será gracias a sus estúpidas miradas, sino gracias a mí, así que, sus patéticos aplausos sobran.
—Oye... —Dijo una voz casi en un susurro.
Soobin bajó la vista hacia el castaño completamente empapado y ahora sonriente.
—¿Estás bien?
—Llévame. —musitó el menor.
—¿En dónde vives? —indagó el pelinegro mientras le ayudaba a levantarse.
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Desde los ojos del angel | Sookai.
أدب الهواةChoi Soobin es un chico adinerado, creído y extremadamente popular de veinte años. Huening Kai, un angel caído con apariencia de un chico de dieciocho; vive con el objetivo de cambiar a Soobin por completo y hacerle comprender el verdadero signific...