Desde los ojos del angel | Sookai.

07. Our inside tiger.

—Vinimos luego de la fiesta y...

Un golpe por el estómago dejó a Choi sin aire a media frase.

Huening se levantó y corrió hacia la puerta huyendo.

Soobin se mantuvo impactado unos segundos por la reacción del castaño. Luego de salir de su trance se echó a correr tras él. Bajó las escaleras con rapidez, pudo ver como el muchacho salía por la puerta principal, que al parecer había sido abierta por las sirvientas.

Estuvo a punto de salir cuando...

—Señor Choi —el mayordomo Kim se paró frente a él— ¿Se irá sin desayunar?

— ¡Quítece! —El pelinegro le esquivó y corrió hacia la calle.

Se fue.

Mirando el autobús del vecindario doblando la esquina, se dió una auto-bofetada.

Realmente no pensó que Kai reaccionara de tal forma. Tal vez no entendió bien la situación ¿Pero había algo que pudiese malinterpretar?

Bueno...

Su camisa estaba abierta.

Estaba un poco mojado aún, Soobin también lo estaba.

Había bebido.

Dormía en una cama ajena. Despertó con Soobin mirándole.

Ay...

Quién sabe todo lo que pudo imaginarse.

—Señor, ¿se marchó su amigo? —El señor Kim observaba desde el jardín a Choi, quien no dejaba de observar hacia el frente en medio de la calle.

—No, su espíritu aún está aquí —dijo el mencionado con sarcasmo.

•••

Ese día Soobin llegó a la Universidad en el resplandeciente auto de Yeonjun.

Al cerrar las puertas del vehículo y dirigirse a la entrada del colegio comenzó a sentirse espiado.

Siguió caminando, no había nadie en los pasillos. Se detuvo y observó lentamente hacia atrás. Todos estaban ahí, casi escondidos.

— ¿Qué tienen? —cuestionó quitándose los anteojos negros levantando una ceja.

Comenzaron a acercarse lentamente. Uno de ellos llevaba una cámara.

—Sunbae —comentó la chica que acompañaba al que grababa- ¿Es cierto que usted fue a una fiesta ayer en la noche?

Todos esperaban una respuesta.

—No es de tu incumbencia. —Sonrió ladeando la cabeza mientras continuó su camino.

—P-pero —la voz de la menor temblaba de los nervios—... Se le vió en unas fotos, con un chico encima —agregó arreglando su tono.

El pelinegro dejó de caminar. Sin voltear soltó un suspiro de pesadez.

—De seguro me confundiste. Cómprate unos anteojos, quizás también te veas mejor con ellos. —Terminó de decir a lo que siguió rodeado, pero tranquilo, hasta su salón.

Soobin: uno.

Chica chismosa: cero.

•••

—Entonces eso fue lo que pasó.

—Bien, ¿y cuando despertó dijo algo?