La estación estaba en relativa calma debido a la pasiva asistencia, los pocos presentes esperaban elprimer tren a Tokio, era demasiado temprano para que cualquiera ahí hiciera demasiado escándalo.Aunque bueno, siempre había demasiado estruendo cerca de Mio Akiyama.
La recién graduaba soportaba el drama de sus amigas ante la inminente despedida, la más llamativa como siempre era Ritsu y su clon algo más inmaduro, Yui, la que no dejaba de balbucear cuanto extrañaría tocar en grupo.
"Esto es sólo por unos meses y son menos de 3 horas de viaje, pueden visitarme cuando quieran" repitió por quinta vez sin el mínimo atisbo de ser útil, "Mugi sale del país y no hacen el mismo lloriqueo por eso"
"Pero Mugí no se está yendo ahora"replicó Yui, sumida en la dramática escena que sincronizaba con Ritsu.
"¡Tan pronto se termino el romance, Mio!" gritaba en el fingido desconsuelo, estirando sus brazos hacía suamada novia pero siendo atajada por el frío –y muy repetido- golpe en la cabeza.
Una llamada de avisoresonó en el lugar, el tren arribaría sumamente pronto. Mio sintió caer el peso de la despedida, serían varios meses sin verlas, reír con ellas, tocar el bajo y sobre todo sin convivir con aquel amor de infancia recién descubierto. Empezaba a extrañar a Ritsu inclusive antes de subir o siquiera mencionar las palabras que marcaban la línea entre ese día yel del re-encuentro.
"Chicas, las extrañaré mucho" dijo sin evitar el sonrojopor las palabras.
Ritsu, inesperadamente, tenía los ojos inundados en lágrimas y sostenía un puchero indescriptible, a Mugíla hizo sonreír aquel gesto pero a Mio nole hizo la mayor gracia. Mientras tanto, Azusa limpiaba la nariz de Yui y evitaba la incontinencia lagrimal de la quela que estaba sufriendo.
"Mio-senpai te he traído un presente"dijo sacando un llavero en forma de gato, casualmente parecido a ella.
"Es muy lindo"sonrió Mio.
"Cuídate Mio-chan, nos veremos en las fiestas de invierno"expreso Mugí, aun en la expectativa de la prometida interacción de la pareja pero que no pasaba nada.
Mio se volvió a Ritsu y sin poderlo evitar, se le lanzo apretándola en un firme y sentido abrazo, que por alguna razón, complementaron las demás chicas del club de música ligera.
El tren se detuvo y hubo una última llamada.
Cogió sus maletas, que eran más de las que había contado en la mañana antes de salir y empezó a caminar al recién llegado tren pero algo le impidió seguir caminando.. Ritsu sujetaba parte del equipaje más grande.
"Nos vemos en invierno"exclamo con energíasuperandosu lapso depresivo demasiado rápido, "Bueno, er, Mugí no comas demasiado pastel en el extranjero; Yui, no molestes a Azu-nya y déjala estudiar;Azu-nya ayuda a Ui con Yui, cuídala mucho"Una vez que cada una recibió sus palabras, realmente no parecían tan sorprendidas. Salvo Yui, quien seguramente olvido que Ricchan también se mudaba a Tokio y se desmoronaba entre lágrimas nuevamente.
Ritsu se volvió a Mio, quien por momentos expedía un aura negra bastante temible para quien fuera menos para la joven castaña.
"Vamos cariño, el tren no esperara para siempre"fingió la voz y la arrastro hasta la puerta más cercana.
Desaparecían de vista conforme la velocidad se incrementaba perolas tres chicas que se quedaban no se movieron hasta que vieron apresidenta yvicepresidenta dejar por completo el andén, Ricchan agitaba irradiante la mano pero de Mio no vieronseñales de vida.
"Estarán bien, ¿no?" pregunto Yui cuando salían de la estación todavía hipando por tanto llorar.
"Eso espero, perosin duda Mio-senpai quería una vida universitaria más tranquila" contesto Azusa pensando en la actitud de Mio, "Mugi-senpai, ¿Túqué opinas?"