Celos: Parte 2

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Como sospechaba Macarena, apenas entraron al casino, a medida que iban avanzando las miradas se iban posando en las curvas de la morena. Ya habían dicho que iban a actuar como un par de amigas porque Zulema tendría que seducir a un hombre para conseguir información y por eso había elegido un vestido tan provocativo. Esto hacía que a Maca le hirviera la sangre, pero no podía dejar que los sentimientos interfirieran en el trabajo como le había dicho antes la morena.

 Una vez que Zulema se sentó en la barra, cerca de su objetivo, pidió un trago y se sentó de una forma muy sensual en el taburete. La misión de la rubia mientras tanto era un poco más simple, ya que sólo se debía pasear por el casino observando y contando la cantidad de empleados y cámaras de seguridad. Macarena pensaba que el hombre con el que tenía que hablar Zulema sería un anciano millonario y pervertido, pero NO. Era todo lo contrario, era un hombre de la edad de la morena muy apuesto y con buena figura, eso sólo hizo que la rubia sintiera aún más celos. Luego de contar las cámaras de seguridad y la cantidad de empleados que ya habían cambiado varias veces de puesto y eran siempre los mismos. Se dirigió a la barra para ver si Zulema ya había conseguido lo que quería, y entonces los vio.

M: *Joder!!... Zulema está muy cerca de él, ay, mira como lo agarra del saco, están separados por un par de centímetros*

La morena estaba sentada con las piernas cruzadas inclinándose hacia aquel hombre mientras jugaba con su saco, el le veía los labios, era evidente que la quería besar. Ella sin embargo no le daba oportunidad porque siempre estaba mirando hacia abajo, con una sonrisa tonta, y no para de hablar un segundo. Con ese moño despeinado, un par de cabellos que caían por su rostro. Sus labios finos, y ese vestido que se le veía tan bien. Pero no fue hasta que aquel hombre hizo eso cuando a Macarena se le puso la piel de gallina por la rabia, la impotencia. Esa mezcla de emociones hacían que un espantoso frío recorriera su espalda. 

Zulema se hacía la tonta para poder provocarlo hasta sacarle la información que quería, sintió que ya podía preguntarle lo que quería cuando aquel hombre colocó sus manos en su espalda bajándolas lentamente hasta llegar a su trasero, que empujo para acercarla más a él y tener la oportunidad de hacerle lo que quería, que era besarla para luego llevarla a su casa y follar. Porque era eso lo que el quería, follar con ella. Zulema entonces decidió preguntarle lo que quería y el se acercó a su oído para contarle al mismo tiempo que dejaba pequeños besos en su cuello.

Macarena al observar esto fue decidida hacia la barra, decidida a romperle la cara a ese tipo. Por suerte, antes de la llegada de la rubia, la morena había conseguido la información que necesitaba. Maca estaba llegando a la barra hasta que vio que Zulema hizo un gesto como despidiéndose de el hombre, que a los segundo se fue, y se le veía algo decepcionado. ¿Qué le había dicho la morena para que el se rindiera? Maca se sentó al lado de ella.

Z: -Ya tengo la información que necesitamos

M: -Yo ya hice el conteo, se los veía muy cariñosos desde mi lugar, bueno, por lo menos hasta que se fue. ¿Qué le dijiste para que se vaya? 

Z: -La verdad

M: -¿Cuál es la verdad? ¿La verdad de que estas conmigo?...-Le dijo la rubia al oído para que nadie oyera- ¿o la verdad de que sólo querías sacarle información?

Z: -Ninguna de las dos, sólo le dije que era bollera -Dijo Zulema con una tranquilidad increíble

M: -¿No eras bisexual?

Z: -Sí, pero decirle eso era la única forma que tenía de deshacerme de él

M: -Pero entonces no le dijiste la verdad.

Z: -No se la dije entera, le di la mitad de la verdad

M: -Eres increíble, una verdadera zorra -Le dijo Maca entre risas

Z: -Pues sí

Una camarera pelirroja, joven, con buena figura y mucho más bonita que Macarena se le acercó a Zulema.

Camarera: -Si quieres ese trago te lo invito yo, le dijo acercándose tanto a ella que sus enormes senos quedaron en frente de su rostro. -Y podemos salir a comer algo por ahí luego de mi turno- Le dijo con una sonrisa picarona. Zulema se quedó petrificada en el taburete, miró a Macarena de reojo como pidiéndole ayuda. Si la camarera la había escuchado no tenía ninguna excusa para deshacerse de ella.

Entonces Maca mandó todo a la mierda, agarró de la cintura a la morena, la apretó contra su cuerpo y la besó apasionadamente, dejándole los labios manchados con el rojo fuerte que su labial. Le agarró una de sus nalgas y a continuación dijo:

M: -Lo siento, pero está conmigo.

Zulema para mostrarle a la camarera que era cierto y no era un simple juego o una broma la volvió a besar a la vez que introducía sus manos en la cabellera rubia de su ¿"novia"?

Camarera: -Perdónenme de verdad -La camarera se retiro rápidamente muy avergonzada.

Macarena con sus manos en la cintura de la morena le preguntó con una sonrisa atrevida -¿Vamos al baño? ¿Me acompañas a corregirme el maquillaje?

Zulema conociendo las intenciones de la rubia le contestó -Claro, como buenas amigas.

Entonces Macarena agarró de la mano a la morena y la llevó rápidamente al baño, para su suerte no había nadie, se metieron en un cubículo y antes de hacer nada se miraron, como siempre hacían, con una profunda mirada. Cada vez que se miraban así, era como si se dijeran todo, esa mirada valía más que mil palabras. 

Entonces como si lo hubieran planeado ambas empezaron a besarse salvajemente al mismo tiempo, mientras se agarraban de la cintura, del rostro. Macarena entonces le bajo las mangas y el vestido a Zulema dejando en descubierto sus senos, empezó a besarlos al mismo tiempo que ella gemía, al darse cuenta de que no podían hacer mucho ruido porque en cualquier momento podía aparecer alguien. La rubia le metió los dedos en la boca a la morena para callarle, ella seguía gimiendo pero casi inaudible. Macarena jugaba con sus pezones lamiendolos mordiendolos muy despacio y luego, con su mano disponible, levantó la falda de su vestido y empezó a acariciar la intimidad de Zulema. Luego se detuvo pero sólo para introducirle dos dedos rápidamente, ingresandolos y retirandolos lo más rápido que podía, dejando a la morena algo torpe, mientras hacía lo posible para no gritar y gemir como loca. La excitación, lo hermosas que estaban ambas en ese momento, la adrenalina por el miedo que les provocaba ser descubiertas. Todas esas emociones juntas sólo hacían que disfrutaran como nunca. Zulema llegó al orgasmo, un orgasmo muy silencioso, pero también húmedo, entonces Macarena retiro sus dedos mojados de las bragas de la morocha y se los chupó para luego besarla apasionadamente. 

Z: -Esto no se termina ni aquí ni ahora, ¿entendido rubia?

M: -Más que claro morena.

Zulema se acomodó el vestido y se desarmó su moño para luego volver a armarlo. Macarena se puso otra vez el pintalabios rojo. Y al no haber nadie cerca, se le acercó a Zulema por atrás y le apretó uno de sus pechos.

M: -Tienes que usar más seguido este vestido

Z: -Cuando quieras- Dijo con un pequeño jadeo. Luego de ese insignificante acto de la rubia, a la morena se le podían notar sus pezones a través del vestido, ya que como antes se mencionó, no llevaba sostén.

M: -Mira como te pusiste con un sólo apretón -Le dijo jugando

Z: -Cállate -Le contestó con una pequeña risa 

Luego de que salieron del baño, se quedaron un rato más en el casino, bebiendo, jugando, riendo. Cuando ya eran las 11 de la noche, fueron al auto para volver a la caravana. Y cuando ya estaban montadas en el auto en camino a su "casa". Zulema le dijo con un tono muy serio a Macarena.

Z: -Sufrí mucho en aquel baño sin poder gemir cuando me estabas haciendo gozar tanto. Creo que te mereces un castigo, ¿no crees?

M: -¿Cómo cuál? -Dijo la rubia riendo.

Z: -Eso lo veremos cuando lleguemos, pero creo que tengo una idea para darte un escarmiento. 

Macarena se río pensando que todo era una broma más de la loquita de la morena, pero no, no era una broma, podía ser cualquier cosa, menos una simple broma, porque Zulema ya tenía en mente un castigo para la rubia. Uno con el que iba a sufrir mucho, O bueno, gozar mucho...

Zurena: La CaravanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora