Capitulo 9: Hablemos de ese beso

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Deberíamos matarla...

No eso suena un poco drástico y dramático.

Entonces ponla sobre tu rodilla hasta dejarle el culo de un rosa brillante como el de sus labios.

Eso suena más razonable.

Estaba sopesando todas las opciones en mi cabeza mientras veía a la bruja rusa dormir sin preocupaciones en mi cama.

En mi puta cama, esta mujer era la única que había pasado aquí durmiendo no sólo un día, sino dos. La única otra excepción era la ingenua hermana de la zorra de Jenna.

Joder, esperaba que esto no se convirtiera en una tradición, el papel de mamá gallina o reluciente príncipe no me iba.

Volviendo al tema, ya era bien entrada la madrugada cuando desperté de mi sueño bien merecido, medio grogui, descalzo, y un único pantalón de pijama como prenda puesta. Baje a la cocina para satisfacer mi estómago rugiente.

Gran sorpresa que me lleva al ver en la mitad del bar a la bruja rubia siendo transportada entre los gemelos mientras bailaba de manera muy sugerente. Fue cuestión de respirar muy profundo en varias ocasiones para conservar la calma. Yo teniendo mil pensamientos en la cabeza acerca de lo que había pasado y ella tenía pegada una sonrisa en la cara mientras le movía el trasero a los imbéciles de mis amigos.

Cuando ya no lo aguante más y me acerque para ponerle fin, la borracha se zafó del agarre de Diablo yendo a parar directamente en mis brazos, no tarde en ponérmela sobre el hombro y salir de ahí, pero no sin antes dar una mirada amenazante a los hermanos y recibirlas por parte de los rusos.

Si bueno, que se jodan.

Y es que simplemente no lo pensé, fue tan fácil y práctico solo llevármela de ahí, que cuando llegamos a mi cuarto realmente no tenía ni puta idea de que iba a hacer con ella.

Solo fue cuestión de dos palabras que dijera para saber que estaba como una cuba, pero que me condenaran en el infierno si no se veía hermosa aún así. Aún traía puesto esos leggins que no dejaban nada a la imaginación con ese top ridículamente ajustado que le hacía una cintura que me tenía con la boca seca y los dedos picando por el deseo de deslizarlos por toda la piel de sus hombros.

Pero eso era cosa aparte, primero me tenía pagar lo que me hizo.

–Sabrina...–dije después de unos segundos en donde enredamos las lenguas–Espera, estás borracha– La detuve con tono firme.

Me separe lo más que pude, que no fueron más que unos milímetros, y sería una completa mentira no decir que así jadeante, con los labios brillantes por nuestra saliva, y esa mirada desenfrenada no me tenía con las ganas de terminar lo que empezamos.

–Mi nombre suena delicioso cuando lo dices con esa voz. Me pregunto que otra cosa puedes decir para ponerme la piel erizada como lo haces –. Fue lo que contesto mientras pasaba seductoramente su lengua por su labio superior.

J O D E R.

–No te pienso dar más motivos para que sigas pensado que soy una basura, se buena chica y duérmete un rato –. Le digo mientras la empujo por los hombros hasta que quede sentada en el colchón.

–¿O si no que?–.

–¿Disculpa?–.

–Me escuchaste bien, ¿Qué me vas a hacer si me rehúso a recostarme un rato?–.

Entrecerré los ojos porque aún borracha no dejaba de llevarme la contraria.

–Te esposo a la cabecera como la última vez, no es una posición nada cómoda como recordarías si no hubieras vaciado la mitad del bar del club–.

Te Reto a DescifrarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora